Los españoles derrocharon capacidad de lucha, calidad y pundonor en la última vuelta del Masters de Augusta 2014 que ha ganado el estadounidense Bubba Watson, un despliegue de talento que seguramente no haya recibido su justa recompensa. El balance, sin duda positivo: cuarto puesto de Miguel Ángel Jiménez, vigésimo sexto de Gonzalo Fernández-Castaño y trigésimo cuarto de José María Olazábal. Aun así, los tres se marchan de Augusta con la sensación de que tenían a su alcance cotas más elevadas.
El mejor de los tres, Miguel Ángel Jiménez, se marcha con la sensación de haberse dejado la chaqueta verde en dos o tres detalles, que se le ha escapado una gran oportunidad y lo ha tenido cerca, aunque el comedimiento presida sus declaraciones. Su seriedad durante la entrevista dejaba traslucir una leve tormenta interior, pese a la consecución de otros objetivos y la caída de la plusmarca del top ten más «veterano». El de Churriana tomaba la palabra:
«Los segundos nueve hoyos muy bien, he hecho tres menos y eso es importante después de hacer dos más en los primeros nueve sin jugar mal. Ha habido muchas ocasiones de hacer tres o cuatro golpes menos de los que he hecho y poder haber estado con opciones. Una pena que no haya querido entrar, pero estoy satisfecho. Ganarle al campo siempre es bueno y la valoración principal del torneo es esa. Estaremos aquí el año que viene, pero después de las oportunidades que he tenido hoy el final ha sido un poco agrio», recapitulaba Jiménez, que en anteriores entrevistas declaraba que la chaqueta verde era su principal motivación.
«Evidentemente, vas sumando en el ranking mundial, en la Ryder Cup, para todo, pero cuando estás jugando así de bien, pegando a las banderas y sin patear mal pero sin entrar las que tienen que entrar, es una pena porque podíamos haber luchado por el título y nos hemos quedado ahí a la sombra», insistía Miguel Ángel. «Ya llevo veinte títulos, pero un major sería la guinda del pastel»
De momento, Jiménez ha aceptado una invitación para jugar esta semana Champions Tour, aunque ya ha aclarado que se trata de un torneo puntual y que seguirá centrado en el European Tour, en entrar en el equipo de la Ryder y en cuidar a su futura esposa, con quien se casará en breve.
«Me voy a tomar tres semanas de descanso, la primera cuando vuelva voy a tener mucho lío y muchos preparativos porque me caso el día 3 de mayo y eso es lo que va a pasar en la semana de en medio, y luego tendré que darle un poco de movimiento por ahí y ya veremos qué va ocurriendo».
Mientras tanto, Gonzalo Fernández-Castaño vivía un profundo desencuentro con los putts cortos y lo pagaba, aunque no dejó de luchar en ningún momento,
«Desgraciadamente he pateado muy mal hoy y de ahí tantos errores en la tarjeta. He fallado muchos putts cortos y al final ha pesado mucho en una vuelta de +2 en un día que necesitaba hacer bajo par para conseguir mi objetivo que era volver el año que viene… Un poco decepcionado porque no tengo la sensación de haber jugado mal, pero el putt no me ha acompañado y, típico de lo que te pasa en Augusta, también he tenido esos días en los que te sale todo un poco torcido y esas bolas que tienen que caer por una cuesta que a lo mejor no caen… El día estaba ahí para poder haberle hecho pocas, y yo no he sido capaz», explicaba con su claridad habitual el madrileño, que no consigue redondear su juego.
«Es un poco la tónica general de las últimas semanas. Me está costando conseguir cuatro días consistentes con todo y especialmente desde el tee y con el putt. Ojalá haya más oportunidades de estar aquí en Augusta e intentar mejorar un poco la posición. Como te digo, estoy un poco triste por el fin de semana, por hacer +4 que ya hice el año pasado. Llegué en los puestos de arriba al fin de semana y no supe aprovechar mi ocasión», terminaba Gonzalo, que nos indicaba también lo poco que había rodado la bola en algunos greens, indicio claro de que los responsables del campo se habían pasado con el manguerazo previo a la última jornada.
Ahora, Gonzalo se queda en la zona para jugar en Hilton Head para después tomarse una semana de descanso y afrontar consecutimvaente Wells Fargo, The Players Championship y Open de España.
Por su parte, Olazábal daba una clase práctica de amor por el Augusta National después de que la vuelta se le torciera y pareciera más allá de toda recuperación. Sin embargo, el de Hondarribia ha vuelto a demostrar compromiso y garra.
«Ha habido un momento crítico en mitad de vuelta. He encadenado un doble bogey al 7 y luego bogey al 9, al 10 y al 11. La verdad es que los cinco golpes que he pegado malos me han costado carísimos, como seis golpes, un lastre duro. Sí es verdad que no he tirado la toalla, que he seguido luchando y que he solventado la vuelta dignamente. Aquí, si bajas los brazos el +4 se convierte en +5, el +5 en +6 y acabas haciendo 80», resumía certeramente el vasco.
En cuanto a los alicientes que aporta el Masters en una jornada como la del domingo a un jugador que ya atesora dos chaquetas verdes, Olazábal era claro.
«El hecho de que sea la cuarta vuelta del Masters y jugando en Augusta National… si eso no es suficiente aliciente es que tienes un problema serio. Así lo pienso y cuando he salido estaba muy motivado y quería hacer una vuelta aunque sea bajo par, no ha podido ser. Ha habido signos positivos esta semana, todavía hay trabajo por hacer y a ello me dedicaré».
Por último, el capitán de la Ryder Cup de Medinah repasaba sus próximos compromisos, una agenda centrada en la preparación del Open de España.
«Ahora voy a ir a casa, voy a descansar unos días y luego me pondré a entrenar para el Open de España a ver si consigo tener un poco más encarrilado el juego o por lo menos las sensaciones del swing y prepararme para la temporada de verano que viene dura y voy a intentar jugar todo lo posible y a ver si consigo quedarme más satisfecho con mi juego».
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