Las circunstancias no pueden ser más diferentes, pero las ganas de ganar siguen siendo las mismas. El año pasado Jiménez llegaba al Greater Gwinnett Championship después de haber rozado el triunfo en el Masters, con el regusto amargo del que ve cómo se le escapa una chaqueta verde por muy poco, y pareció vengarse del TPC Sugarloaf y de sus rivales en el recorrido de Georgia. Batió récords y superó a sus rivales, dejando claro que para él su estreno en el Champions Tour no era una mera una corrida benéfica.
Este año vuelve a llegar a este torneo con cierta amargura por su temprana eliminación en Augusta, un torneo que le enamora, y precisamente por eso sus adversarios deberían andarse con mucho ojo. Jiménez no va a dar tregua e irá a por todas desde el principio, sin dejarse sorprender en la primera jornada como le ocurrió en sus dos últimas citas, el Mississippi Gulf Resort Classic y el Masters. Defiende el título y busca la tercera victoria en su quinto torneo del Champions Tour, todo un hito para el español que ya ganó en el Mitsubishi Electric Championship que inauguró la temporada.
El malagueño deberá andar atento a Bernhard Langer, ganador en 2013 y segundo el año pasado, sin perder de vista tampoco a Duffy Waldorf (lleva dos top 5 consecutivos) o Steve Pate (dos top 7 en los últimos dos años), aunque este año el rival a batir parece Bart Bryant, líder de la Charles Schwab Cup y dueño de una envidiable media de 69,07 golpes en 15 vueltas esta temporada, aunque todavía no ha logrado su primer triunfo este año.
Y si Jiménez llega escocido del Masters, a Mark O’Meara le sucede todo lo contrario después de haber sido el mejor sénior en Augusta, vigésimo segundo. Por si fuera poco, O’Meara ya fue segundo en Hawái detrás de Jiménez y tercero en Tucson, con lo que tiene a la copa rodeada y con las manos en alto. Confiamos, no obstante, que al final acabe cayendo en el regazo de un Jiménez que, hasta la fecha, ha sido el único ganador español en los grandes circuitos.
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