No pasa por su mejor momento de juego. De hecho, desde que ganara el PGA Championship en el 2008 hemos visto cómo Padraig Harrington analizaba su swing hasta extremos impensables para el resto de jugadores: dejó de morderse la lengua, ha cambiado el grip, el plano, su colocación… todo lo que creyó necesario para hacer su movimiento más eficiente y repetitivo. Su putt ha sido, quizá, el área que más ha trabajado y que más variaciones ha sufrido en los últimos cuatro años. Su último experimento: un belly putter.
“No estoy de acuerdo con permitir su uso”, dijo esta semana en el Wells Fargo Championship. “Creo que es malo para el golf, pero voy a utilizar cualquier cosa que me pueda ayudar durante los próximos tres años y medio”. Lleva probándolo desde la semana pasada y los resultados, por ahora, no son del todo satisfactorios: terminó la primera jornada con 80 golpes, incluyendo 32 putts. Sin embargo, el irlandés hizo hincapié en un aspecto que ha llevado a muchos jugadores a posicionarse, como él, en contra de los putters largos: “He estado trabajando en mi putt durante una temporada, pero el último mes he estado en ‘el laboratorio’ midiendo muchos aspectos y he conseguido ir recuperándolo. Estaba aburrido el lunes de la semana pasada y me dije: ‘Me pregunto cómo será’, y me sorprendió ver que todo estaba mejor. En términos de mecánica, era un golpe mucho mejor”.
Es la opinión de un ganador de tres majors sobre uno de los puntos más candentes de la nueva regulación de la USGA y la R&A. Jugadores como Keegan Bradley, Adam Scott o Webb Simpson, todos ellos con un grande en su palmarés usando este tipo de putters, han clamado que si verdaderamente existe una ventaja competitiva que alguien lo demuestre. Sigue sin haber datos verdaderamente concluyentes, pero opiniones como la de Harrington suponen una gran defensa para su prohibición. “Es lo mismo que sucedió con las estrías”, siguió el irlandés. “Me dolió mucho que las prohibieran, pero sabía que no era para el bien de mi juego, sino para el golf en general”.
Puede que no sea el último caso de jugadores que buscan aprovechar lo que consideran una ventaja durante los próximos años (la regla comenzará a aplicarse a partir de 2016). Como dijo Ernie Els cuando se anunció su próxima prohibición: “Siempre y cuando sea legal, haré trampas como el resto”. Si piensan igual, busquen uno que les guste para bajar ese hándicap.
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