Como pudo verse en la consecución de la FedEx Cup 2011 con aquel golpe milagroso desde el agua, Bill Haas está acostumbrado a las heroicidades, pero en la cuarta jornada del Northern Trust Open las hazañas las protagonizaban otros.
Mientras él se limitaba a jugar golf de calidad, eficaz, sin florituras, eran otros golfistas los que provocaban los vítores del numerosísimo público congregado en Riviera: Dustin Johnson con sus bombazos; Phil Mickelson y Keegan Bradley, titánicos en cabeza; y, sobre todo, Sergio García y su remontada imposible.
Pero Mickelson y Bradley demostraban que eran humanos, a Johnson le acabó fallando su juego corto y Sergio García, que llegó a colocarse -8 en 11 hoyos y a solo tres golpes de la cabeza (al final se salió a playoff con -7), se quedó sin hoyos para culminar su espectacular escalada pero firmaba su mejor vuelta en el PGA Tour desde el 64 que consiguió en el Wyndham Championship de 2009. Las sensaciones, superlativas; su juego, estelar.
Los resultados menguaban y Haas, después de jugar un gran hoyo 17, se colocaba líder en casa club con -7 parecía tener medio trofeo en el bolsillo. Sin embargo, Mickelson y Bradley plantaban cara y salvaban la primera bola de partido en el green del 18 delante de Jerry West, leyenda de los Lakers, alma del torneo y apodado Mr. Clutch por su carácter ganador en los momentos decisivos, carácter que ambos demostraron al embocar dos difíciles putts para birdie y forzar el desempate.
Y después de pasar otra vez por el 18 sin que se desnivelara el marcador, el torneo llegó al hoyo 10, considerado por muchos el mejor par 4 corto de Estados Unidos y por la diversidad de opciones que plantea desde el tee. Ninguno de los tres jugadores se quedó en buena posición después del primer golpe; Haas renunciaba a la bandera con su segundo impacto para buscar el centro de green, mientras Mickelson encontraba el búnker del fondo de green después de un intento de globo imposible y Bradley ejecutaba una gran sacada de búnker que acababa en el collarín.
Y ahí es cuando apareció el Haas circense, con un putt monstruoso de 15 metros que dejó helados a sus compañeros de fatigas. Mickelson no embocaba desde el búnker y perdía la ocasión de lograr su segundo triunfo consecutivo y Bradley acababa de rodillas después de que su putt se escapase por pocos centímetros en un final espectacular, probablemente el mejor del año hasta la fecha.
Con este triunfo, el cuarto en el PGA Tour, Haas gana terreno en la FedEx Cup y en la lista de aspirantes a la Ryder, asciende a la duodécima plaza del ranking mundial y, si no hay bajas, se gana un cruce en primera ronda con el astro japonés Ryo Ishikawa en primera ronda del Accenture Match Play.
Deja un comentario