Antes de que Tiger Woods dominara el golf durante la última década había un jugador llamado Fred Couples que, con un swing muy particular y un tempo maravilloso, solía ganar los torneos. Fue número uno del mundo y ganó el Masters de Augusta del año 1992, rompiendo el dominio del «big five» europeo de aquella época. Desde entonces han pasado ya veinte años, Fred no compite tan a menudo, y centra sus apariciones en el Champions Tour y algunos majors.
Ayer, como si de un salto temporal se tratara, Couples volvía a liderar el Masters junto a Jason Dufner con cinco golpes bajo el par. Es el jugador de más edad que lidera este torneo entrando el fin de semana. “Muy sorprendente, y fue un gran día”, dijo el americano después de firmar 67 impactos. “Estaban pasando muchas cosas ahí fuera y formar parte de esto es realmente increíble”. Lo que estaba sucediendo es que los mejores jugadores se encontraron cómodos en el Augusta National, e hicieron movimientos importantes en la tabla.
Rory McIlroy lanzó su ataque y con 69 golpes se colocó a un solo impacto de Couples. Sergio García está a la misma distancia después de su 68 (con bogey en el último hoyo incluido) e incluso Phil Mickelson demostró una vez más que su historia con este campo todavía no está finalizada, y firmó los mismos golpes que el español. ¿Será éste el primer grande de Sergio? ¿Se quitará la carga que lleva arrastrando desde que terminara segundo en el PGA Championship de 1999?
A pesar de tener molestias durante la semana debido a una infección en su dedo corazón de la mano derecha, ayer García se mostró sólido como una roca. Justo lo que era necesario para atacar ayer el Augusta National; el mismo plan de ataque que tan bien había funcionado a Lee Westwood en la primera jornada. “No sé si estoy listo para ganar. Sólo voy a intentar dar lo mejor. Espero que sea suficiente”. Al igual que le pasó al inglés durante esta jornada, en la que hizo 73 golpes, llegará un momento entre el sábado y el domingo en el que Sergio falle varios golpes. Será una gran ocasión para ver si está más cerca de estar preparado y de si es capaz de controlar, como él muchas veces lo llama, la “gran bola de nieve” que crece a medida que avanza en su vuelta.
La historia de otro gran candidato a la victoria, Rory McIlroy, es opuesta a la que vivió el año pasado. Mientras que entonces sumaba birdies con una facilidad insultante desde que diera comienzo el torneo, en esta edición empezó con un doble bogey, y su resultado actual ha llegado después de un gran esfuerzo. Ayer jugó el driver con mucha autoridad y se creó buenas oportunidades de atacar las banderas. “Creo que he jugado un golf muy sólido los dos últimos días. Podría haber pegado un par de golpes mejor, como seguro que pensarán todos los jugadores. Pero estoy en una buena posición y definitivamente lo habría aceptado antes de salir a jugar ayer”, comentaba el norirlandés.
Acabamos de pasar el ecuador del torneo y los nervios empiezan a palparse, sabiendo que la verdadera brega empezará pronto. Mickelson lo sabe mejor que nadie. Después de salvar la primera jornada a base de juego corto (74 golpes), ayer volvió con mucha fuerza al escenario donde ganó su primer grande. 68 golpes, sólo a tres de los líderes. “Estar sólo tres por detrás con 36 hoyos por jugar me encanta. Hay tiempo de sobra y hay muchos birdies ahí fuera. Si consigo hacer el movimiento, pueden llegar a ver los números delante suya, y eso no siempre es fácil”.
A diferencia de Phil, Tiger pasó por momentos duros durante la jornada de ayer, y la causa parece ser su swing. Es sólo la tercera vez en su historia en el Masters que no consigue hacer ningún birdie en alguno de los pares 5 del Augusta National y eso, para un gran estratega para Woods, se traduce en tomar riesgos. Ayer se le vio tirando el palo al suelo en el hoyo 16 después de enviar su bola a la derecha con el hierro 9, un error que lleva cometiendo estos dos días y que él mismo ha traducido como “el viejo swing”, en referencia al que ejecutaba cuando Hank Haney era su entrenador. Estuvo tirando bolas en la cancha de prácticas hasta que entró la noche en el Augusta National, tratando de cambiar la tendencia e intentando sacar el movimiento que le hizo coger más del 70% de las calles en Bay Hill, su última victoria hace dos semanas.
El fin de semana se plantea difícil en el Masters. Los greenes se están secando y a cada momento que pasa reciben peor las bolas y se vuelven más rápidos. Los jugadores tendrán que saber adaptarse a ese cambio. Arriba están dos de los mejores jugadores que nunca han ganado un grande: Sergio y Westwood, intentando crearse una nueva oportunidad. Mickelson y Vijay Singh, ya triunfadores en Augusta, se encuentran a solo tres golpes del liderato, sabedores de que lo verdaderamente importante todavía no ha comenzado. Rory McIlroy, Bubba Watson, Louis Oosthuizen… El Masters no ha hecho más que comenzar en un Augusta National que se parece cada vez más al anterior a la tormenta, y después de dos días de competición merece la pena quedarse con una frase de Miguel Ángel Jiménez, que se encuentra a sólo dos golpes de Couples: “Los dos viejos pueden estar ahí el domingo, ¿eh?”.
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