Ha llegado la semana del Phoenix Open, un torneo más conocido por un par 3 de apenas 150 metros que por disputarse en el TPC Scottsdale, campo amable de greenes rápidos. Allí, en el hoyo 16, se concentrarán treinta mil personas con la esperanza de presenciar un hoyo en uno y subir el nivel de decibelios hasta los máximos de la temporada. Todos los profesionales saben que pasarán por allí, y están deseando contentar a los aficionados.
En la quinta prueba del año en el PGA Tour estarán Rickie Fowler, Keegan Bradley, Webb Simpson, Bubba Watson o Hunter Mahan, hombres que no tienen ni mucho menos asegurada su presencia en la próxima Ryder Cup y que necesitarán de al menos un triunfo y buenas actuaciones en los meses venideros para viajar a Gleneagles. Para ellos se ha iniciado una cuenta atrás hasta septiembre en la que tendrán que vencer a viejos fantasmas. Como prueba, un dato: ni Bradley, Fowler o Watson han ganado un torneo del circuito en más de doce meses.
La categoría mostrada a lo largo de sus carreras les otorga casi siempre el papel de favoritos, pero ese estatus parece estar empezando a nublarse. Caso similar es el de Lee Westwood, que también estará en Arizona y lleva sin ganar desde junio de 2012, así como el de Martin Kaymer, cuya sequía se extiende a noviembre del 2011. En general, varios de los hombres que acudieron a Medinah podría perderse la siguiente gran cita por equipos y, con ello, pasar a ocupar un segundo plano en la élite. Además, otros hombres están empezando a abrirse camino entre los mejores.
Gonzalo Fernández-Castaño tiene fijada esa cita en Gleneagles como uno de los grandes objetivos de su carrera (según explicó en esta entrevista), por lo que no sería de extrañar que comenzara un gran ataque en los próximos meses. Las últimas semanas han tenido una mudanza a Miami como principal obstáculo y, tras fallar el corte en Torrey Pines hace unos días, se enfrenta a un campo nuevo y un torneo distinto. Será la tónica general que vivirá hasta septiembre, pero cuenta con un poderoso aliado: estuvo a punto de formar parte de los hombres de Medinah y no lo consiguió. Gonzalo ya no siente la misma presión que entonces, que es lo mismo que pronunciar las palabras de Samuel Becket: “Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.
Gary Woodland, Graham DeLaet, Ryan Palmer, Billy Horschel, Ryan Moore, Marc Leishman o Pat Perez son varios de los jugadores que mejor forma han mostrado durante las últimas semanas, la mayoría de ellos, concretamente, en el Humana Challenge. Y los requisitos para ganar en Scottsdale serán similares. Basta con recordar el cincuenta y nueve y medio que firmó Phil Mickelson hace un año y su acumulado tras cuatro días de competición: menos veintiocho. Sí, esta semana se antoja como otra carrera de birdies en el circuito.
El campeón defensor ha viajado también hasta allí, a pesar de retirarse por una lesión en el Humana. El que juegue o no, sin embargo, es todavía una de las grandes incógnitas del campeonato. Phil hizo una parada en Georgia para visitar a un especialista y volvió con un diagnóstico incierto sobre su futuro más inmediato: articulaciones rígidas. “Tom me ha permitido moverme de nuevo, pero la inflamación tardará una semana o dos en bajar”. Su presencia en el Accenture Match Play la próxima semana también es cuestionable.
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