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Zona Pro

El número uno de Luke Donald

Enrique Soto | 15 de agosto de 2012

Donald cedió el primer puesto a McIlroy en el pasado PGA Championship

El pasado domingo, Luke Donald abandonaba el puesto que había ocupado en el Ranking Mundial durante un total de cuarenta semanas. El número uno cedía su trono y, sorprendentemente, no era noticia. Los focos se centraban en el joven que había batido por ocho golpes de ventaja a los mejores jugadores del mundo por segunda vez en dos años, en el mejor escenario posible. Era inevitable caer en la atracción que supone McIlory, abandonar cualquier punto de vista anterior, perder la perspectiva y entregarse al talento. Su magnetismo lo pudo todo durante el final del PGA Championship. Mientras tanto Luke le felicitaba para a continuación viajar a Chicago, donde vive con su familia.

Es precisamente uno de los factores que han hecho que su reinado en el Ranking Mundial fuera tan silencioso, casi más que su caída. Luke se comportaba igual como el número uno que cuando alcanzó por primera vez la décima posición en el año 2006 y, claro, no existía novedad alguna. Lo que sí cambió es que se comenzó a evaluar si el inglés tenía de verdad lo que hace falta para ser considerado el mejor, es decir, ganar majors. Porque ser el número uno hoy día no se trata tanto de alcanzar esa posición en los rankings, un proceso matemático, sino de llegar a las cuatro semanas del año en que se disputan los grandes torneos y, por lo menos, conseguir uno de ellos. Es lo que no consiguió Luke durante sus cuarenta semanas en lo más alto y lo que sí ha hecho Rory en el segundo zarpazo que ha dado esta temporada.

Sin embargo, es difícil no echar un vistazo atrás y valorar su último año y medio de competición como espectacular. Desde febrero de 2011, Donald ha conseguido seis victorias entre Europa y Estados Unidos, ha sido el primer jugador de la historia que, jugando ambos circuitos, ha ganado las dos listas de ganancias y, mucho más representativo de su nivel de juego que las victorias, ha sumado aparte un total de diecinueve top10. Luke Donald no ha sido el mejor por un azar repentino en los complejos cálculos que diseñan cada semana el Ranking Mundial, sino porque verdaderamente ha dominado el golf durante prácticamente los últimos dos años de competición. De poco importaba que jugara en Escocia, Virginia o Dubai, Luke siempre estaba compitiendo por la victoria. Esos eran sus credenciales.

No es un jugador tan espectacular como McIlroy y es más que probable que nunca gane un major por ocho golpes de ventaja. ¿Quién puede hacer eso? Pero mientras el norirlandés fallaba tres cortes seguidos a mitad de temporada, Luke finalizaba tercero en Nueva Orleans, sexto en The Players, primero en Inglaterra, decimosegundo en el Memorial, es decir, defendía su número uno sin pausas ni descansos. Es cierto que, a pesar de finalizar quinto en el Open Championship no ha rendido bien en los grandes, pero en lo que se refiere a ser número uno del mundo Luke ha sido el mejor desde que Tiger dejara el puesto vacante, y eso incluye a McIlroy. En ocasiones, ocupar esa posición en el Ranking no implica ser el mejor, pero sí el más consistente, el paradigma de la regularidad.

Los majors son el logro más importante de un profesional a lo largo de su carrera, pero ser el número uno es también un reto de altura. Gracias a Woods creímos que ambas cosas irían siempre de la mano pero olvidamos que, quitando esos catorce majors, Tiger estuvo siete años sin fallar un solo corte, ganando cada temporada en torneos menos importantes y demostrando su superioridad constantemente, quemando la moral de sus rivales. Uno de los desafíos que afronta McIlroy ahora no es tanto su capacidad para ganar un gran torneo, que es indiscutible, sino demostrar que tiene la fuerza necesaria para ser el mejor todas las semanas del año. Lleva más tiempo y desgasta hasta límites que desconocemos. Luke Donald sí la ha tenido.

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