Cinco torneos en Asia es lo que les espera a las mejores jugadoras del mundo durante las próximas semanas: China, Malasia, Corea del Sur, Taiwán y Japón. El compromiso de cada una de las componentes del LPGA Tour es tan grande que no acostumbran a prescindir de jugar cada una de sus pruebas, a pesar de la distancia y de las largas horas en los aeropuertos. Atrás quedan ya cinco grandes, la Solheim, y es evidente que la jugadora del año es Inbee Park, pero todavía cuentan con motivos para salir a competir y demostrar que el golf femenino está todavía muy abierto.
No lo estaba hace un par de meses, al menos hasta que la número uno ganó el US Women’s Open. El tercer major consecutivo de Inbee vino acompañado de entrevistas, focos, viajes de ida y vuelta a Corea y una nueva presión que hasta entonces no conocía: Park ya no competía contra sus rivales, sino contra la historia; aquel récord de Babe Zaharias ganándolo todo en una temporada. Annika Sorenstam definió muy bien esta posición en sus años dorados: “Es el lugar más solitario del planeta”. El caso es que desde aquel domingo en el Sebonack Golf Club, Inbee no ha vuelto a jugar igual. Estos han sido sus resultados:
Manulife Financial LPGA Classic: decimocuarta.
Marathon Classic: trigésimo tercera.
Women’s British Open: cuadragésimo segunda.
Canadian Women’s Open: decimotercera.
The Evian Championship: sexagésimo séptima.
La jugadora que antes parecía invencible ahora se siente más vulnerable que nunca y está firmando sus peores registros en casi dos años. No es de extrañar, teniendo en cuenta el atracón de éxitos que se ha dado, pero lo verdaderamente interesante de este
proceso es ver qué partes flaquean, qué tiene que corregir para volver a ser una gran dictadora. Echando un vistazo a sus números durante estas últimas semanas, la conclusión es clara: Park ya no está pateando como antes.
Los tiempos en que los hoyos le parecían aspiradoras se han interrumpido, rompiendo una racha en la que no era descabellado adivinar que la bola siempre terminaría cayendo en un radio de tres metros. Le pasó a grandes jugadores con anterioridad, a Watson, a Ballesteros o a Palmer. Su juego largo no era el más repetitivo y tenían una presión añadida cada vez que pisaban el green; necesitaban destacar en esa parcela para ganar los torneos. El despliegue de Park ha siempre impresionante durante este año, pero ahora tendrá que volver a la senda que le vio coronarse o inventar una distinta, es decir, compensar esos putts de más con una mayor precisión hasta la bandera.
Su primera oportunidad llega en uno de los eventos que Mike Whan ha conseguido añadir al calendario del circuito americano, el Reignwood Pine Valley LPGA Classic. Allí estarán varias de las protagonistas de la última Solheim, como Masson, Hedwall, Kerr, Salas, Icher o Lewis, así como tres españolas: Azahara, Carlota y Beatriz. La temporada más exitosa del golf patrio marcha viento en popa después de que la malagueña se reencontrara con su mejor versión la semana pasada y ya saben lo que sucede con las tendencias positivas: volver a repetir un triunfo se vuelve más fácil. Las tres se encuentran entre las treinta y cinco primeras del Ranking Mundial, un lugar que las sitúa ya siempre como candidatas.
Esta semana, en Beijing, se juntan el presente y el futuro del golf. El primero lo encarna la número uno, sumida ya en una lucha por volver a dominar. En el segundo viajan las chicas españolas, así como Na Yeon Choi, Stacy Lewis, Shanshan Feng o Lizette Salas, hambrientas por sentir aquello que dijo Annika.
Deja un comentario