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Zona Pro

El homenaje a uno mismo

Enrique Soto | 02 de junio de 2013

En una ocasión, Lincoln dijo que si le dieran seis horas para talar un árbol dedicaría las tres primeras a afilar el hacha, lo que también es un modo de explicar que para alcanzar un gran objetivo es necesario prepararse a conciencia. Mikko Ilonen venció dos veces en el Circuito Europeo en el año 2007 y su carrera parecía catapultarse hasta miras increíblemente ambiciosas. Puede que, sin embargo, no estuviera listo todavía para digerir los éxitos acumulados. Los triunfos, al igual que las derrotas, son capaces de producir un vértigo desolador y, en este sentido, sus últimas seis temporadas fueron un paseo por una cuerda finísima.

El finlandés fue adaptándose poco a poco a su nueva condición de aspirante, olvidando la de favorito y trabajando con la fe del carbonero. El primer premio en forma de resultado llegó en Marruecos el pasado marzo, donde finalizó en segunda posición y se vio con opciones en los nueve últimos hoyos del domingo. El segundo apareció en China, cuando Brett Rumford embocó desde todos los rincones del green con la cotidianidad con la que se suceden los días. En ninguna de esas dos ocasiones fue su momento, pero la capacidad para competir con regularidad es el gran presagio de los títulos. Esta semana, en el Nordea Masters, nadie fue capaz de seguir su ritmo.

Un acumulado de menos dieciocho en tan solo tres jornadas escondía un dato impactante: Ilonen, tras 54 hoyos, solo había errado tres veces; todas ellas el primer día. ¿Sería capaz de cerrar el torneo tras un despliegue de tal calibre? Sus argumentos hablaron con la misma contundencia que siempre. Cuatro birdies, un bogey y cinco pares seguidos en los últimos hoyos para conseguir su tercera victoria en Europa. Le ha costado mucho tiempo, puede que incluso más de lo que se merecía, pero la forma en que lo ha hecho ha resultado ser un homenaje a todo este trabajo en la sombra. Calles, greenes y una enorme sucesión de grandes putts, como si estuviera demostrándose también a sí mismo porque merecía la pena quedarse hasta tarde en la cancha de prácticas. Su triunfo es también el premio a la insistencia.

Jonas Blixt fue el primero de los que lucharon por la segunda posición, con un Ilonen inalcanzable. Una última vuelta de 68 impactos le permitió alcanzarla en solitario, a tres del campeón. Bernd Wiesberger fue tercero y se queda a tiro de piedra de meterse en el U.S. Open, mientras que Matteo Manassero, Thomas Björn, Rikard Karlberg y Alexander Noren fueron cuartos.

Miguel Ángel Jiménez y Pablo Larrazábal terminaron decimocuartos, en un global de menos doce, mientras que José María Olazábal, en plena reconstrucción de su confianza, fue vigésimo primero con menos diez. Alejandro Cañizares acabó vigésimo séptimo, Álvaro Quirós trigésimo, Eduardo de la Riva cuadragésimo cuarto, Jorge Campillo quincuagésimo noveno y Pablo Martín septuagésimo primero.

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