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El golf en Extremadura: Golf Isla de Valdecañas (I)

Enrique Soto | 13 de mayo de 2013

No es muy común relacionar el golf con Extremadura. Puede que se deba a que está situada entre Madrid, donde se acumulan la mayor cantidad de federados por metro cuadrado, y Andalucía, que cuenta con una gran variedad de campos repartidos por todo su territorio. Hace unas semanas, nos desplazamos allí para comprobar de primera mano qué podía ofrecer a los golfistas la comunidad donde crecieron Jorge Campillo o Javi Colomo. Y qué mejor manera de hacerlo que a través de lo que busca cualquier aficionado: sus campos.

Golf Isla de Valdecañas está situado a menos de dos horas de Madrid, en la provincia de Cáceres. Poco tiene que ver el paisaje que se va dejando desde la capital con el que uno se encuentra al adentrarse en el pantano de Valdecañas, que es el que rodea y da nombre al recorrido. En la foto superior se puede ver con claridad: una pequeña carretera se adentra en lo más parecido a una isla que se puede encontrar en mitad de la Península Ibérica. Desde allí, se pueden conducir kilómetros en cualquier dirección pero, sin embargo, el campo está completamente rodeado de agua. Son las vistas que acompañan al jugador a lo largo de los dieciocho hoyos que lo componen, diseñados por Álvaro Arana y Global Green.

La premisa a la hora de construir el campo fue muy clara: modificar lo menos posible el entorno natural donde se encuentra y fundir sus hoyos con la orografía de la zona. No se trata de un recorrido especialmente largo (6.319 metros desde barras blancas y 5.924 desde amarillas), pero debido a los desniveles que pueden encontrarse en muchos de sus hoyos, las distancias son engañosas. Ya saben que no es lo mismo jugar desde cien metros cuesta arriba a hacerlo cuesta abajo, al igual que afrontar doglegs donde se puede arriesgar con el driver o salir con un hierro buscando la calle. Es uno de los factores más característicos de este campo y también uno de los más atractivos: nunca se juega igual que la primera vez. Una buena estrategia es muy valiosa en Valdecañas, ya que puede convertir un par 4 asequible en un verdadero rompe vueltas, así como transformar un hoyo exigente en una prueba algo más abordable.

Golf Isla de Valdecañas, en Cáceres

No es nada extraño terminar de jugar allí por primera vez y pensar: “Si hubiera sacado la madera 3 en aquel par 5 hubiera quitado los bunkers de juego”, o “en el primer par 3 hay que pegar uno o dos palos menos, ya que es todo cuesta abajo”. Resulta complicado no querer volver a intentarlo de nuevo, ya que basta con una ronda para hacerse una idea muy clara de lo que pide cada uno de sus hoyos. El hecho de que no sea un campo nada complicado refuerza aún más esta sensación. Las calles son onduladas pero considerablemente anchas y el rough no suele estar alto, aunque sí que penaliza. En este sentido, Valdecañas es un recorrido muy amable, ya que no importa lo malo que haya sido un golpe: siempre existe de una oportunidad de recuperar. Es por ello el slope del campo apenas varía el hándicap de los aficionados. Si uno juego juega bien aquí, debería ser capaz de hacerlo bajo par.

Sin embargo, la parte más interesante del recorrido llega cuando el jugador cree haber hecho lo más difícil: alcanzar un hoyo en regulación. Si uno piensa que por tener un buen día de juego largo puede llegar a hacer pocos golpes, está muy equivocado porque patear en Valdecañas es todo un reto. No hay un solo green sin pianos pronunciados. Además, son lo suficientemente grandes como para ofrecer múltiples posiciones de bandera, con lo que no basta con apreciar la tendencia general del terreno para determinar una caída. Hay que leer bien cada putt y confiar en el movimiento. Muchos campos cuentan con características similares, pero muy pocos mantienen el nivel de cuidado de estos greenes. Sencillamente: están impolutos. Nada de poa u otras invasiones de hierba. Si contacta bien con la bola, ésta va a rodar perfectamente hasta el agujero.

Golf Isla de Valdecañas, en Cáceres 2

No será difícil que vaya a jugar allí y vea a muchos empleados ocupados en labores de mantenimiento, que suele el mejor símbolo de que un campo de golf está en buena forma. En general, es un recorrido perfecto para mejorar todas las facetas del juego, tanto para los principiantes como para los más experimentados. Como suele decirse: “Hay que utilizar todos los palos de la bolsa”. Una prueba de golf completa que además no está nada lejos de grandes poblaciones, por lo que tanto para los aficionados madrileños como para cualquier otro de las provincias colindantes es una opción muy a tener en cuenta. Hay más información disponible en su página web, sus cuentas en Twitter o Facebook.

El golf en Extremadura: Talayuela Golf (II)

2 comentarios a “El golf en Extremadura: Golf Isla de Valdecañas (I)”

  1. El 14 de mayo de 2013 crisso ha dicho:

    Qué pasada de campo!

  2. El 14 de mayo de 2013 manolo ha dicho:

    parece realmente impresionante! una autentica belleza visual!

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