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Zona Pro

El efecto Tiger se hace notar en el Augusta National

Enrique Soto | 16 de abril de 2014

No es ningún secreto que Tiger Woods hizo crecer el golf hasta tal y como lo conocemos hoy día. Una pregunta, sin embargo, ha estado sobrevolando los medios como una consecuencia lógica a ese hecho: ¿y si el golf fuera dependiera de su número uno? El número de telespectadores parece ser la referencia lógica para comprobarlo, y el último Masters ha arrojado unos datos de lo más reveladores, como bien podéis comprobar en el gráfico de Golf Digest que os adjuntamos a continuación:

Gráfica del porcentaje de audiencia en el Masters entre 2004 y 2014
En los últimos diez años, las tres últimas jornadas del Masters que menos millones de telespectadores han tenido fueron las de 2004, 2012 y 2014, curiosamente las mismas en que Tiger tuvo peores resultados en el mismo período (vigésimo segundo, cuadragésimo y sin competir, respectivamente). La siguiente más baja llegó en el 2009, cuando Woods partió a siete golpes de Ángel Cabrera, a la postre ganador.

En total, este Masters ha sido el que menos audiencia ha recabado desde el 2004, cuando Phil Mickelson superó a Ernie Els con un birdie en el último hoyo de competición. La victoria de Bubba Watson sobre Jordan Spieth y Jonas Blixt hace unos días hizo bajar los números hasta un 24% respecto a la pasada edición, donde Adam Scott se convirtió en el primer australiano en vencer en Augusta.

El porcentaje de audiencia el domingo en Estados Unidos fue de un 7,8, es decir, que el 7,8% de los televidentes estaban viendo el Masters. Sorprendentemente, el dato más elevado de los últimos años fue cuando Mickelson consiguió su tercera chaqueta verde en 2010, con un 12,0% de la cuota de pantalla.

Estos datos están en gran parte provocados, también, por la falta de emoción de los últimos hoyos del campeonato. Por primera vez en el pasado más reciente, Bubba Watson dominó el torneo hasta el punto de que parecía evidente que se haría con la victoria, sin importar mucho que pasara en los nueve segundos hoyos del campo. Mickelson había fallado el corte, McIlroy no contaba con opciones de remontar y Spieth y Blixt estaban por primera vez entre los primeros clasificados de un grande, por lo que el escenario era bien parecido a como si el líder de La Liga gana por tres cero al descanso.

La ausencia de Woods se nota, y mucho, en los majors. Puede que no tanto en las pruebas regulares del PGA Tour, donde los telespectadores suelen ser aficionados más fieles al golf, pero en las grandes citas, donde la atención se expande a una gran parte de los aficionados del deporte en general, tener o no al actual número uno es un aliciente importante. Tampoco se podía esperar otra cosa, ya que su historia lo merece: el chico prodigio, su coronación entre los mejores, su posterior caída y, quién sabe, puede que con el tiempo su recuperación valen una buena parte de la audiencia. No conocemos los datos fuera de Estados Unidos, pero se antojan similares.

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