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El East Course del Oak Hill Country Club: Ben Hogan se equivocaba

Alfredo Calle | 07 de agosto de 2013

Vista del hoyo 13 del recorrido este del Oak Hill Country Club

Pese a acoger a Xerox o a Bausch & Lomb, posiblemente la ciudad de Rochester nunca imaginó que su nombre iría ligado al de grandes empresas, aunque ninguna otra ha definido su presente como Kodak. George Eastman no solo fue el inventor del rollo de película para las cámaras fotográficas tal y como las entendimos hasta el comienzo de la era digital, sino que también fue el causante de que el golf actual tenga una de sus joyas en esta ciudad del estado de Nueva York que se encuentra a más de cinco horas de la Gran Manzana.

Fue junto al río Genesee donde un grupo de apenas 137 personas fundaron el Oak Hill Country Club con un campo de nueve hoyos y una granja reconvertida en casa club. Corría 1901 y el golf empezaba a instaurarse al otro lado del Atlántico. Los socios pagaban 25 dólares de cuota de ingreso y otros 20 como anualidad, un precio elevado para la época que convirtió al campo en uno de los puntos de referencia de la zona y disparó su popularidad entre las clases adineradas. Sin embargo, este hecho no les impidió aceptar la oferta de la Universidad de Rochester en 1921.

Dado que George Eastman estaba empeñado en construir un edificio dedicado a las artes en el nuevo campus ribereño, la universidad ofreció a los socios un nuevo terreno que cuadruplicaba en extensión el que ocupaban entonces en la localidad de Pittsford, además de la nada desdeñable compensación económica de 360.000 dólares. Imposible negarse. Donald Ross fue el encargado de diseñar dos campos de 18 hoyos que fueron inaugurados al mismo tiempo que una esplendida casa club estilo Tudor en 1926, año fundacional de uno de los campos de golf más exigentes del mundo.

Cuando el US Open llegó a Rochester por primera vez en 1956, Ben Hogan criticó las instalaciones del East Course. En el momento en que erró su asequible putt del 17 y cedió el torneo a Cary Middlecoff, comenzó una leyenda que alcanzó su colofón en 1995 cuando el equipo europeo de la Ryder Cup liderado por Seve Ballesteros, Ian Woosnam y Nick Faldo remontó dos puntos en la jornada del domingo para imponerse por 13,5 a 14,5. Tanto drama le dio al East Course de Oak Hill un extra que llevó a convertirse en el único campo que ha acogido el PGA Championship, la Ryder Cup, el US Open, el US Amateur, el US Senior Open y el Senior PGA Championship. Y todo ello en apenas 20 años.

Con una valoración de campo, según la USGA, de 76,7 (un 6,2% por encima de la media estadounidense) y un slope de 147 (un 14% más que la media), el recorrido este es tremendamente exigente desde cada uno de los tees de salida por los robles ya casi centenarios que bordean cada una de sus calles y achican las zonas de aterrizaje del drive. Además, la dificultad se refuerza con la velocidad de unos greens con la ondulación típica de los diseños de Donald Ross y la influencia del agua, que entra en juego en cinco de los dieciocho hoyos la exigencia.

En resumidas cuentas, se trata de un campo peliagudo pero justo que ofrece algunos de sus mejores momentos ya en el approach del hoyo 2 a un green minúsculo o en el par tres del hoyo 3, con un green custodiado por impresionantes búnkers. Sin embargo, el hoyo insignia de Oak Hill siempre será el 13, el llamado «Hill of Fame», un par cinco que jamás ha sido alcanzado con dos golpes en competición oficial. Desde el tee lo habitual es escoger una madera para no caer en el arroyo que cruza la calle a unos 270 metros, algo que imposibilita atacar el green en cuesta que espera los vanos intentos de los profesionales. La mística del hoyo se ve reforzada por las placas que adornan muchos de los árboles que rodean el green de este «Hill of Fame», en las que se homenajea a dos leyendas del golf nacidas en Rochester, Walter Hagen y Robert Trent Jones Sr., y a muchos otros jugadores que ya forman parte de la historia de este deporte, como Jack Nicklaus, Arnold Palmer, Gary Player, el presidente Dwight D. Eisenhower, Bobby Jones y Ben Hogan.

Alfredo Calle, autor de este texto, lleva toda la vida vinculado al mundo del golf y en su faceta de emprendedor acaba de poner en marcha Golf Dest, un club de golf virtual donde encontraréis descripciones de campos, fotos espectaculares, noticias de destinos, ofertas, torneos, circuitos amateur… y todo ello con unos precios muy especiales para todos sus integrantes. Mientras ultiman su página web, podéis encontrarlos en Facebook y Twitter.

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