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Zona Pro

El corazón se impone a los grandes nombres en Muirfield

Carlos Palomo | 01 de junio de 2012

Los jueves del PGA Tour son diferentes. No importa que en el plantel de jugadores estén los dos jugadores en activo con más victorias en el circuito como Tiger Woods y Phil Mickelson. Ni que coincidan siete de los diez mejores jugadores del mundo en ese momento, incluídos el número 1 y 2 del Ranking Mundial. A la hora de la verdad, no hay nombres, solo resultados. Y en el Memorial Tournament, ninguno de ellos acabó la primera jornada arriba en la clasificación. De momento, lidera Scott Stallings con 66 golpes (-6) seguido de Spencer Levin y Erik Compton, ambos con 65 golpes (-5).

Para Compton, es éste un torneo especial. Haga 65 o 79 golpes. De Ohio llegó el segundo corazón que le fue trasplantado en 2008. «No hay día que pase que no me acuerde de mi donante», aseguraba el rookie. El año pasado acabó entre los 25 primeros del Nationwide y en 2012 por fin está disfrutando de su primera temporada con derechos entre los mejores del mundo. En esta primera jornada, nadie hizo más birdies que él, siete, y además fue un tiralíneas desde el tee con un 86 por ciento de calles cogidas.

Por la mañana, el cartel era apetecible. Jack Nicklaus, anfitrión y diseñador de Muirfield Village avisaba de que los greenes estaban muy firmes y rápidos. Tal y como le gustan al ganador de 18 majors. Las vueltas más bajas se estancaban en el -3, con Blake Adams, Andrés Romero, Rory Sabbatini y Aaron Baddeley manejando la situación a falta de que saliera el turno de tarde.

Entre los madrugadores se encontraba el cuatro veces ganador en Muirfield Village, Tiger Woods. Como todos, se prepara para el US Open. A nivel individual sigue buscando su swing. Concluyó con un 70 (-2) que definía como una ronda convencional de golf, sin grandes defectos ni virtudes. El orden definía su vuelta. Como la de Luke Donald, número 1 del mundo, que hasta que no llegó a su último hoyo no había cometido ningún fallo. Tres birdies y un doble bogey le situaban con 71 golpes (-1) al final del turno vespertino, al igual que Rory McIlroy.

En el norirlandés, el tesón fue importantísimo para convertir el +4 que arrastró desde el par 3 del 12 (su tercer hoyo), saldado con cuádruple bogey, en un -1 a base de birdies y un eagle que dieron la vuelta a la situación en apenas nueve hoyos.

Por la tarde, las miradas estaban puestas en el partidazo compuesto por Rickie Fowler, uno de los jugadores de moda y más en forma del PGA Tour, Bubba Watson, reapareciendo en la competición tras un mes de parón golfístico y Phil Mickelson, ávido de una victoria en casa de Nicklaus ya que es un campo que historicamente se le ha resistido. Y parece que no será esta edición cuando conquiste Muirfield Village. Eterna se le hizo esta primera jornada y especialmente los nueve segundos al zurdo. Tanto se complicó la cosa que tras su 79 (+7) alegó fatiga mental para retirarse. Desde el Canadian Open de 2004 no hacía una vuelta tan alta.

De sus compañeros de partido fue Fowler el único que parecía más en control de su juego. Con 71 golpes (-1) está bien colocado en el 20º puesto tras tres bogeys, dos birdies y un eagle. Watson mostró su faceta más errática, fallando desde el tee y en los golpes a green e incluso precipitado con el putt en la mano. Al final, 75 golpes para +3.

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