¿Qué tienen en común Louis Oosthuizen, Ian Poulter, Martin Kaymer, Thomas Björn, Edoardo Molinari, Nicolas Colsaerts, Peter Hanson, Henrik Stenson y Justin Rose? Que todos ellos salieron de la cantera del Challenge Tour. El circuito que nació como una alternativa al circuito europeo se ha convertido en una auténtica fábrica de talento que nutre constantemente al European Tour. El alto nivel y la dureza competitiva, junto a premios de escasa dotación que hacen la supervivencia más complicada, hace que los jugadores que suban a la primera división del golf europeo estén más que fogueados y preparados.
El mismo Jordi García Pinto renunció a jugar la escuela de clasificación para el European Tour el año pasado para permanecer una temporada más en el Challenge y terminar de formarse y afrontar con más garantías su paso a la primera división, una estrategia que se ha mostrado acertada y señal de que no hay mejor escuela que el circuito satélite del European Tour. Baste un dato: de los 50 torneos jugados esta temporada hasta ahora en el European Tour, quitando los dos por equipos (Ryder y Eurasia Cup), casi la mitad han sido ganados por jugadores formados en el Challenge Tour. Hasta veintidós de los eventos esta temporada se los han llevado antiguos jugadores del circuito satélite.
Esto tiene más merito ya que el acceso al European Tour no es exclusivo desde el Challenge Tour. Mientras que en el PGA Tour se cerró el acceso al circuito a través de la escuela y solamente se puede llegar a través del homólogo al Challenge Tour en Estados Unidos, el Web.com Tour, al European Tour no solo entran los mejores quince del Challenge sino que la escuela del circuito completa el cupo dejando la presencia de los jugadores que ascienden desde la segunda división con una presencia menor que la que tienen en Estados Unidos los que suben vía Web.com.
Este año ha sido un claro ejemplo de la tremenda competitividad que el circuito desarrolla, y hasta el último golpe no ha estado cerrado el grupo de los quince que estarán el año que viene en la primera división. En eso Antonio Hortal se ha llevado la peor parte ya que, tras estar en la lista de ascenso durante prácticamente toda la temporada, el madrileño veía como Jerome Lando-Casanova le dejaba sin el sueño en la última vuelta del último torneo. De ese final dramático salieron quince jugadores entre los que se encuentra el antes mencionado Jordi García Pinto al que su segundo año en el circuito le ha dado la experiencia suficiente para poder asegurar su clasificación con casi un tercio de la temporada por terminar.
Está claro que no todos los que van a estar el año que viene en la élite podrán labrar carreras como las de Rose, Stenson o Kaymer, pero desde luego hay varios jugadores que tienen una pinta estupenda y a los que habrá que seguir el año que viene en la primera división. Junto a García Pinto, apunten los nombres de Moritz Lampert y del coreano An como dos de los jóvenes pujantes y a Benjamin Hebert, Mark Tullo o Florian Fritsch como algunos de los que vuelven al European Tour y que seguro que tendrán protagonismo el año que viene.
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