La muerte de Adolfo Súarez el sábado pasado en la Clínica CEMTRO de Madrid ha devuelto al expresidente a un primer plano del que solo quedó relegado por la penosa enfermedad que le acompañó durante sus últimos años de vida. Si en estos días sus logros políticos y sociales no dejan de aparecer en las distintas semblanzas biográficas que han ofrecido los medios de comunicación, poco se ha hablado de la viva afición que sentía por el deporte.
Practicaba la vela, el tenis y el golf, pero era este último el que más le atraía. Después de iniciarse en el juego en los campos de Madrid, no fue hasta su dimisión como presidente del Gobierno, en 1981, cuando se aficionó a este deporte. En sus veranos en Mallorca paseaba con frecuencia por los hoyos del campo de Arabella Golf, pasaba los meses de verano en su casa de Son Vida, una exclusiva urbanización de Palma de Mallorca, y no había un día en el que no le dedicase tiempo a su gran afición.
Su cercanía, liderazgo y desparpajo generaron anécdotas en numerosos ámbitos de la vida pública y el golf no iba a ser menos. Según cuenta Raúl del Pozo, que coincidió con Suárez en un torneo benéfico ya en su época del CDS, después de un golpe de salida del expresidente los espectadores estallaron en una ovación cerrada, circunstancia que el periodista le destacó. “Hay que ver cuánto le quieren, presidente”, a lo que el carismático exgobernante respondió con gracia: “Pero no me votan, los cabrones”.
Son muchos personajes públicos los que han podido compartir partida con él. En una de ellas le acompañaron Luis del Olmo y Manuel Piñero, en el Torneo Protagonistas que el periodista aún organiza en distintos recorridos de Marbella. “A Suárez le encantaba el hierro 7. Pateaba, pegaba largo, sacaba de búnker; le encantaba ese palo”, declaraba ayer Luis del Olmo en el programa Espejo Público de Antena 3.
Su competitividad y valentía se hacían patentes en el campo de golf, como años antes demostró en su faceta política. Sus compañeros de partida lo definían como un hombre tranquilo, aguerrido y con ganas de mejorar, pero nunca llegó a ser un gran jugador de golf. Aun así, su gran partida estaba ganada. Hoy todos la disfrutamos.
1 comentario a “El adiós de Adolfo Suárez, un apasionado del golf”
Emotivo y sincero.
Podríamos saber algo sobre su juego. Por el finish que tiene???
Gracias por acercarnos a un hombre tan alejado del resto de los mortales. Gracias.
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