Para el observador externo, la intensidad con que se vive cualquier afición puede adquirir tintes absurdos. Pocos serán los que alcancen a entender la absorbente pasión del jugador de golf, del mismo modo que pocos entenderán la fascinación que experimenta el aficionado a los relojes al contemplar determinados modelos. Pero en el caso de los relojes, esa extrañeza suele ser aún mayor. El reloj es un objeto de uso común. Por poco dinero se pueden conseguir modelos fiables que cumplen perfectamente la misión de regir con exactitud nuestra vida, y de ahí que no se entienda el salto emocional que significa considerar determinados relojes como algo más que una máquina que da la hora.
Las marcas relojeras han elegido al golf como escaparate promocional, patrocinando grandes torneos o teniendo en nómina a jugadores destacados. Sin embargo, solo en contadas ocasiones han buscado inspiración para sus modelos en el golf, a diferencia de lo que ocurre en otros deportes. Es cierto que hay marcas como Jaermann & Stübi que tienen toda su producción dedicada al golf, pero son más la excepción que la regla. Como de la excepción de Jaermann & Stubi y de sus relojes dedicados a Seve ya se habló en Crónica Golf, ahora toca hablar de la regla.
La marca suiza Omega trata de hacerse hueco en primera fila del golf mundial y dentro de su estrategia para lograrlo, ha lanzado una edición limitada de su modelo Seamaster Aqua Terra inspirada en el mundo del golf. Las lenguas de doble filo ven en este lanzamiento el intento de Omega de acercarse a Rolex, prototipo de marca de lujo y patrocinador del Open Championship, US Open, Masters, Ryder y President’s Cup, entre otros, después de que Omega haya reforzado su presencia en diferentes circuitos y se haya convertido en patrocinador de las dos próximas Ryder, de los Juegos Olímpicos y del PGA Championship, entre otras citas internacionales.
El reloj cuenta con una caja de acero cepillado y pulido de 41 mm, estanca hasta los 150 m, que alberga el calibre manufactura Omega 8500 con el escape coaxial marca de la casa que promete alargar la duración de la máquina y reducir el número de revisiones y que permite ajustar la hora independientemente del resto de agujas. La esfera presenta la característica estriación longitudinal tipo Riva propia de los Aqua Terra y lleva índices aplicados en oro blanco de 18 quilates. La edición especial cuenta con detalles en verde, como son los números de los segundos, el nombre Seamaster y la punta del segundero.
Puede que algunos consideren que esos simples detalles en verde no justifican una edición especial, pero de esos detalles están hechos los caprichos y la exclusividad.
La Société Horlogère Reconvilier es una firma relojera suiza que data de principios del siglo XX y que sufrió profundamente, como tantas otras, la crisis del cuarzo de los 70. Llegado el siglo XXI trata de resurgir con un catálogo escaso hasta la fecha, del que interesa un modelo en concreto, el Hercules Golf Master.
A simple vista es un sencillo reloj de 44 mm, con tres agujas y fechadora a las 4, que monta un calibre ETA 2892A2 y cuya única relación con el golf es el texturizado de la esfera en forma de hoyuelos. Las sorpresas comienzan cuando se activa el mecanismo de rotación de la esfera para poner al descubierto que la trasera es una segunda esfera digital que, además de la hora, muestra la distancia a green medida por GPS.
En realidad el reloj no es un receptor de GPS. El receptor va aparte, para llevarlo en la bolsa y poder actualizarlo con los datos campo que se trate, mientras que el reloj funciona simplemente como pantalla de visualización de datos.
Glashütte Original es una de esas marcas que todo aficionado a los relojes tiene colocada en lo más alto en cuanto a técnica, calidad y estética. Hace un par de años estos sajones lanzaron un nuevo miembro de la familia Pano, el PanoMaticCounter XL, un cronógrafo automático calibre manufactura 96-01, con reseteo del crono en marcha, caja de acero de 44 mm y fondo visto. Lo que trae al PanoMaticCounter a este rincón de Crónica Golf es el contador en números rojos que lleva en la esfera a las 9. Se maneja con tres pulsadores, uno para aumentar la cuenta, otro para disminuirla y otro para ponerla a cero. Ese contador no está pensado para cumplir ninguna función específica. Puede servir para contar lo que a uno se le ocurra, por ejemplo golpes. De modo que estrictamente hablando no es un reloj de golf, pero ¿acaso importa?
En 1972 Audemars Piguet, marca que patrocina a un buen número de golfistas de élite (Lee Westwood, Darren Clarke, Rory McIlroy y Miguel Angel Jiménez, entre otros) presentaba al mundo el modelo Royal Oak, un reloj diseñado por el recientemente fallecido Gerald Genta, que pronto se convertiría en un icono de la alta relojería. Como modelo emblemático de la marca, el Royal Oak sigue en producción hoy día y ha sido elegido como base para realizar numerosas ediciones especiales. Tres de esas ediciones especiales vieron la luz en 1992, 1997 y 2002, y se dedicaron al mundo del golf personalizado en Nick Faldo.
De los tres modelos, quizás el más interesante sea el último, que se sacó para celebrar el 30 aniversario del primer Royal Oak. Fue una edición de 450 ejemplares de acero con el bisel de platino y esfera azul oscuro. La masa oscilante estaba decorada a modo de bola de golf y llevaba grabada la firma de Faldo. Además, con el reloj se incluía un exclusivo juego de diez hierros forjados Mizuno T-Zoid, personalizados con el logo octogonal de Audemars Piguet en oro y la firma de Faldo, en una bolsa de piel con los mismos motivos, también fabricada por Mizuno.
Romain Jerome es una marca que nace en 2004 para satisfacer las inquietudes relojeras de su fundador y gran conocedor de la alta relojería, Alain Bajulaz. En los últimos años han transitado por la senda de la experimentación con materiales exclusivos y conceptos radicales, pero en sus primeros años hicieron relojes más convencionales, dentro de lo que cabe, y de gran mérito técnico, alguno de ellos inspirados en el golf como el Golf Master Time, también conocido como Hole In One Golf Counter. Ese reloj fue el primero de su clase y el que enseñaría el camino a Jaermann&Stübi.
La esfera del Golf Master Time es de gran complejidad estructural. Está distribuida en varios niveles con dos subesferas que muestran el hoyo que se está jugando y los golpes que se llevan en ese hoyo, además de un contador digital a las 6 con el resultado acumulado de toda la ronda. Como curiosidad cabe decir que cuando la firma fue a patentar el módulo de golf del reloj, se encontró con que un mecanismo igual se había ya patentado en 1922. La esfera va decorada con platinas estriadas inspiradas en la cara de los palos de golf, un motivo que se repite en las garras de la correa. A pesar de haber sido diseñado para resistir fuertes aceleraciones, la propia marca reconocía que no era un reloj para llevar en el campo. Los mismos motivos de inspiración golfística sirvieron para decorar un modelo posterior, el Master Tourbillon, esta vez ya desprovisto de toda función para el juego.
Puede que haya quien haya echado en falta algunos de los relojes golfísticos más evidentes. TAG Heuer sacó hace unos años un cuarzo en cuyo diseño intervino Tiger Woods, Suunto tiene una excelente serie de relojes dedicados al golf y Fila, más modestamente, uno que hace las veces de cuentagolpes, pero ninguno tiene cabida aquí porque nunca alimentarán los sueños de los aficionados al golf y a los relojes. Son excelentes instrumentos, fiables y exactos, pero carecen de mérito, de interés y, por encima de todo, de alma.
Por razones no del todo bien aclaradas, se suele dar la circunstancia de que las aficiones a los relojes y a las plumas suelen coincidir en la misma persona. Si los relojes inspirados en el golf eran escasos, las plumas lo son aún más. Tan solo la marca alemana Waldmann tiene presencia en los circuitos profesionales, cuando desde 2002 hace una pluma de plata con la que se premia al ganador del Byron Nelson Championship.
Montegrappa 1912 tiene un par de modelos de plumas con motivos golfísticos, series limitadas basadas en su modelo Extra 1930. La primera es la St Andrews Links, una pluma que se lanzó para celebrar el 150 aniversario del primer Open Championship. Es una pluma de celuloide cuyo cuerpo muestra al R&A en la distancia visto desde el Swilcan Bridge en tres versiones, pintado a mano o en bajorrelieve en oro o plata; el aro del capuchón lleva el escudo de St Andrews Links y el cabochón tiene forma de bola de golf.
La otra edición limitada se dedicó en 2010 al resort suizo de St Moritz y para ello se decoró el cuerpo de la pluma con carteles publicitarios el resort de los años 20, uno de los cuales estaba dedicado al golf.
En ambos casos el plumín es de oro macizo bicolor, grabado con el nombre de la marca y el tipo de punto. La carga es por émbolo.
La otra marca de entidad que ha buscado inspiración en el golf ha sido la firma florentina Visconti. Desde 1997, en el mes de diciembre, con la temporada en horas bajas, en Florencia se disputa un evocador torneo, por la modalidad de juego y por el marco que lo acoge. Desde el arco central del Ponte Vecchio, bajo el corredor Vasariano, 16 profesionales se enfrentan por parejas lanzando la bola a tres greenes flotantes situados en el Arno. Para celebrar el torneo, Visconti lanzó en 2008 una pluma, edición limitada, en resina verde traslúcida, con una camisa en oro o plata que muestra el finish de un jugador de golf. Se da la circunstancia que el Ponte Vecchio Golf Challenge cuenta con tres ganadores españoles: Paula Martí en 2001, Nacho Garrido en 2006 y Alejandro Cañizares en 2010.
Otra edición limitada es la que hizo Pelikan en 1996 tomando como base su modelo Souverän M800. Es una pluma de celuloide verde oscuro en cuyo cuerpo van encastrados dos palos y una bola de golf en plata vermeil.
En ningún momento hemos querido dar precios de los relojes y las plumas que hemos presentado, pero es fácilmente imaginable que todos ellos están fuera del alcance incluso de los bolsillos más saneados y repletos. La exclusividad y el golf, en esta ocasión, sí van cogidos de la mano.
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2 comentarios a “Edición limitada: relojes, plumas y golf”
¡Precioso el Glashütte!
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