Cuando Rory McIlroy y Chad Campbell afrontaban la salida del hoyo 18 del TPC Southwind su resultado global era de ocho golpes bajo el par del campo, un liderato compartido con Dustin Johnson, que jugaba en el partido anterior. Un par 4 con dogleg hacia la izquierda, protegido por un lago que había hecho estragos a lo largo de todo el día y varios bunkers a la derecha. Lo que ocurrió entonces es fácil de describir pero difícil de explicar: los dos jugadores enviaron sus salidas al agua.
Después de haber luchado toda la semana para llegar con opciones a los últimos momentos del FedEx St. Jude Classic, tanto McIlroy como Campbell desbarataron sus oportunidades de victoria con un solo mal golpe. Se puede achacar a la presión, los nervios o que simplemente perdieron la concentración en la salida más exigente de su vuelta, cuando más lo necesitaban, pero el caso es que Dustin Johnson vio lo que había sucedido y no cometió el mismo error. Encontró la calle, posteriormente el green y ejecutó dos putts que le valieron su sexta victoria en el PGA Tour, confirmándose como el jugador por debajo de los treinta años con más victorias en el circuito.
Para un hombre que ha pasado tres meses en el dique seco debido a una lesión en la espalda, su retorno a la victoria no ha podido ser mucho más meteórico. Su primera aparición llegó en The Memorial, donde terminó en decimonovena posición y en su segundo intento consiguió un triunfo que se le resistía desde el pasado agosto, cuando ganó The Barclays. Son ya cinco temporadas compitiendo con los mejores y Johnson ya ha conseguido ganar en cada una de ellas, un hito en el que iguala a Tiger Woods y que le confirma como una de las grandes referencias del golf americano. “Significa que estoy jugando bien”, comentaba al finalizar el torneo. “Salgo a jugar cada semana y me intento en poner en una situación ventajosa de cara al domingo”.
Toda una reivindicación de un jugador que estará en la próxima Ryder Cup y que con tan solo 27 años ha tenido la oportunidad de ganar dos majors. Al ser preguntado sobre cómo le afectó tener el U.S. Open tan cerca, ya que comienza en tan solo unos días, Dustin contestó: “No estaba preocupado por ganar el Open hoy. Estaba muy concentrado en ganar el FedEx. Lo siguiente es algo completamente distinto”. Existe una especie de maldición en la que los jugadores que llegan ganando al Abierto de los Estados Unidos son incapaces de repetir victoria, aunque en el caso de Johnson sólo se pueden tener buenos presagios.
Si Rory McIlroy iba a participar a Memphis para coger ritmo competitivo sería interesante comprobar qué pensará de la victoria de un jugador que ha estado tanto tiempo lesionado, sin la costumbre de competir semana a semana. El golpe que sufrió ayer en el hoyo 18 fue duro pero como siempre, el norirlandés se llevó a San Francisco lo mejor del torneo y sacó conclusiones positivas: “Puedo llevarme mucho de esta semana para la siguiente”, comentó al finalizar su vuelta. A pesar de su juventud podemos asegurar que Rory se ha llevado desilusiones más grandes y su presencia en Memphis, después de la sorpresa inicial, ha dejado por lo menos un dato muy relevante: sin jugar a su mejor nivel ha sido capaz de llegar al final con opciones de victoria. Sin embargo puede que en un campo como el del Olympic Golf Club no jugar al máximo de sus posibilidades suponga arrojar la toalla antes de tiempo.
El FedEx St. Jude Classic se confirma como una de las pruebas más duras del circuito, a pesar de que muchos jugadores decidan no jugarlo por su cercanía en el calendario al segundo major del año. Es la tercera vez desde 2005 que el ganador no llega al doble dígito en cuatro días de torneo (Jeff Maggert ganó con menos nueve en 2006 y Justin Leonard con menos cuatro en 2008) y será interesante ver si con el nuevo formato que adquirirá el PGA Tour para el próximo año este torneo adquiere participantes con mejores posiciones en el ranking mundial.
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