«Los caminos del golf son inescrutables», podríamos sentenciar adaptando el famoso aforismo bíblico después de presenciar la primera jornada del PGA Championship y las distintas rutas por las que Miguel Ángel Jiménez y Rafa Cabrera-Bello llegaron a un mismo destino, un 68 en el complicado recorrido este del Oak Hill Country Club que les coloca rozando el top ten a solo tres golpes de los líderes, Adam Scott y Jim Furyk.
Rafael Cabrera-Bello, encuadrado en el turno de mañana, no tardaba en restarle un golpe al campo neoyorquino y defendía esa ventaja con una primera mitad de recorrido ordenado, con tino de tee a green y sin pasar apuros con el putt en unos greens ralentizados por el agua caída en las últimas horas. En el segundo parcial hubo algo más de movimiento, con dos birdies y un bogey entre los hoyos 10 y 12, pero el grancanario defendió con calidad y garra su -2 en el tramo más difícil del campo. De esos tres hoyos finales salió bien parado e incluso tirando para birdie en uno de los «cocos» del recorrido, un 18 que ha sido inmisericorde con Tiger Woods o Phil Mickelson, entre otros. Como en el reciente Open Championship, un comienzo prometedor para el español.
«He jugado muy bien. Sólido de tee a green y también sobre los greens», explicaba Cabrera-Bello al final de la vuelta. «El trazado es muy bueno y el campo está bastante difícil. Por suerte para nosotros anoche llovió y los greens estaban más blando, lo que facilitaba ser agresivo en los tiros a bandera», finalizaba.
Mientras tanto, ya en el turno de tarde, Jiménez seguía una ruta opuesta a la de su compatriota. El apodado «hombre más interesante del mundo» jugó la «media vuelta más interesante del torneo» y firmó en nueve hoyos seis birdies, un bogey y un doble bogey para llegar al tee del 10 con un -3 que se antojaba escasísimo para los méritos contraídos por el de Churriana. En la segunda mitad, Jiménez siguió acribillando las banderas de Oak Hill y dio una auténtica exhibición de tee a green, pero el putter se enfrió y solo consiguió arañar otro birdie en el 11. Y después de coquetear toda la tarde con el liderato, llegó el segundo hachazo en su vuelta, un doble bogey en el larguísimo 17 después de irse al rough de la derecha de la calle e intentar un osado maderazo bajo entre los árboles que acabó en un capón. Por dos errores puntuales (el putt corto del 7 y la cadena de desventuras del 17), Jiménez se marchaba de Oak Hill con un notable 68 que bien podría haber sido un 64 o 65 si atendiéramos exclusivamente al recital que dio con los hierros.
Por detrás, con -1, Sergio García supo negociar una vuelta en la que no se sentía excesivamente cómodo para compensar los errores y terminar bajo par. Como durante el resto del año, el putter fue su mejor aliado y le sirvió para embocar un par de birdies muy oportunos y salvar unos cuantos pares de mérito.
Entre los damnificados de la primera jornada se encuentran Gonzalo Fernández-Castaño, que acababa con +4, y Pablo Larrazábal, +6 en el turno de mañana. El madrileño ya había declarado que no se notaba especialmente fino y encadenó una racha funesta que lastró su vuelta entre los hoyos 9 y 11, justo antes de la suspensión temporal por tormenta que pareció concederle algo de respiro. En su vuelta al campo, Fernández-Castaño estuvo a punto de recuperar algo de terreno, pero finalmente se enganchó en el 17 y no pudo despedirse de Oak Hill con un birdie en el 18, después de haber jugado de libro este difícil compromiso.
Antes, Pablo Larrazábal terminaba su vuelta con un abultado 76 pese a declarar que no estaba descontento con su juego. Aun así, la dureza del rough de Oak Hill se cebó con el barcelonés, que tampoco pudo sacar partido a las opciones que se fue procurando a lo largo de la vuelta.
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