Según la cita del eterno Julio César (frase que el tiempo ha dejado prácticamente irreconocible si tenemos en cuenta la versión inicial), «la mujer del César no solo debe ser honrada, sino parecerlo», una máxima que la directiva del PGA of Japan se ha tomado muy a pecho.
Según informa la agencia Jiji Press, noticia de la que se ha hecho eco AFP, 91 representantes de la PGA del país asiático han decidido dimitir en bloque después de que dos de sus colegas jugaran al golf y se relacionaran con un jefe mafioso. Entre ellos están el presidente Shizuo Mori, cuatro vicepresidentes y 20 miembros de la junta directiva, que renuncian para, según sus palabras, restablecer la confianza pública en dicho organismo.
El incidente que ha provocado esta dimisión masiva se remonta al periodo comprendido entre marzo y junio de este año, cuando Shinshaku Maeda, entonces vicepresidente de la PGA de Japón, y Tadayoshi Bando, miembro de la junta directiva, jugaron al golf y cenaron con un jefe yakuza (líder de una de las organizaciones mafiosas del país nipón) en la isla de Kyushu, una actividad prohibida en los estatutos de la entidad golfística. Tanto Maeda como Bando fueron expulsados de la PGA en octubre.
«Nos tomamos el asunto muy en serio. Queremos hacer todo lo posible para evitar que vuelva a darse un caso así», declaró Nobuyuki Abe, actual vicepresidente de la PGA.
A imagen de la PGA de otros países, la PGA de Japón se encarga de velar por los intereses de los profesionales de golf del país asiático (jugadores, profesores o monitores), desarrolla una labor fundamental para popularizar el golf entre los más jóvenes y, entre otras muchas actividades, organiza el Japan PGA Championship, el torneo más antiguo de Japón. En la actualidad cuenta con 5.000 miembros entre golfistas dedicados a la competición y a la enseñanza.
Sin querer tirar de maximalismos ni de demagogia barata, sería deseable que en un futuro nos dejaran de sorprender estas noticias tan asociadas a comportamientos más propios de otras latitudes. Ojalá algún día se conviertan en un elemento natural del paisaje de nuestra vida pública.
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