Han pasado más de dos años desde que Beatriz Recari consiguiera su única victoria en el LPGA Tour. En ese período de tiempo se ha ganado el apodo de “Iron Woman” (“la mujer de hierro”), pasado 38 cortes consecutivos y situado su nombre en el top 10 de diferentes pruebas en un total de 12 ocasiones. Poco ha tenido que ver su trayectoria con la de jugadoras como Lydia Ko, que a los quince años ya cuenta con dos triunfos, o la de Yani Tseng, que en su mejor versión no conocía lo que significaba salir derrotada tras 72 hoyos. La suya ha sido una lucha silenciosa y concienzuda, de barro y sudor, en la que día a día ha sido capaz de marcharse a casa sabiéndose mejor jugadora.
Por segunda vez como profesional, Beatriz lidera un torneo del Circuito Americano a falta de 18 hoyos. Ha sido la única capaz de bajar de los 70 golpes en tres jornadas consecutivas y tras firmar vueltas de 69, 67 y 69 golpes, acumula ya un global de menos once. El argumento es sencillo de explicar pero hartamente complicado de llevar a cabo: no ha cometido un solo bogey. “He llegado a minimizar errores, he llegado a hacer pocos bogeys, solo uno o dos, pero esto es un nuevo récord para mí”, comentó al finalizar la jornada. Así, poco a poco, con la fe del carbonero y siguiendo la procesión de las hormigas, puede llegar su segundo triunfo. Cuenta con dos impactos de ventaja sobre Karrie Webb, tres sobre I.K. Kim y Paula Creamer.
A pesar de que todo en su semana parece guardar un perfecto equilibrio, la presión puede llegar a ser letal para sus aspiraciones. Brandt Snedeker jugó los dos primeros días del pasado Open Championship de un modo similar a ella, sin bogeys, para posteriormente cometer varios seguidos. Esto es el golf, por si a veces lo olvidamos, y Beatriz también lo sabe. Por eso es capaz de decir, con su nombre en lo más alto de la tabla: “Ganar es sencillo, es muy fácil. Solemos hacerlo complicado pensando cosas inoportunas. Antes de hacerlo yo, estaba tan calmada y sorprendida por ello porque simplemente hacía lo que tenía que hacer”. Esas palabras, y no la ausencias de errores, pueden ser su mejor arma de cara a los últimos 18 hoyos. El principal enemigo del golfista vive en una habitación oscura y húmeda llamada cerebro y la navarra parece guardar un punto de inconsciencia ante la situación que afrontará mañana, como el que sale a jugar una vuelta de prácticas buscando su mejor golf.
“Estoy muy orgullosa por la paciencia que he demostrado, ya que jugaba con Paula (Creamer) que es una gran jugadora y empezó muy bien, empatando conmigo después de meter un putt muy largo para birdie en el 2″, añadió Recari. «Es estupendo jugar con golfistas de primera como Paula o Karrie, que iba en el grupo de delante. Me siento orgullosa de haberlo llevado bien, haberme centrado en mi juego y conservar la paciencia. Mañana voy a hacer lo mismo. Si gano, genial; si no, sacaré una lectura muy positiva”.
En el mismo día en que Tiger saldrá con dos impactos de ventaja en el Arnold Palmer Invitational, Beatriz lo hará en el Aviara Golf Club para ganar el Kia Classic. Woods es un experto en manejar este tipo de circunstancias y suele marcarse objetivos previos al comienzo de la jornada, como hacer birdies en determinados hoyos y evitar riesgos innecesarios en golpes muy exigentes. La española tendrá unos similares en California, sabedora de que siempre juega contra el campo, no contra los ataques que puedan plantearle al final de la competición. La suya podría ser la victoria de la artesanía como vía directa hacia el éxito.
Azahara Muñoz firmó la mejor vuelta de su semana para ascender hasta la décima posición, en un global de menos cinco. Poco a poco parece ir encontrándose con lo mejor de su golf, aunque el putter todavía esté lejos de sus mejores días. Carlota Ciganda es 32ª con el par y Belén Mozo 40ª con mas uno.
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