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Zona Pro

Dieciocho birdies por vuelta

Enrique Soto | 30 de diciembre de 2013

Desde que Annika Sorenstam se retiró muchas jugadoras han recurrido al mismo nombre: Pia Nilsson. Era la entrenadora de la sueca y llegó a tener más de veinte nuevas alumnas desde que Annika abandonara la vida competitiva. En los campos se podía ver a Suzann Pettersen contando en voz alta, a Giulia Sergas imaginándose esquiando o a Brittany Lincicome cantando canciones antes de ganar su primer grande. ¿Para qué valía todo esto? Pues para lo que Nilsson imaginó junto a Lynn Marriott, un programa llamado Vision 54, el resultado que se obtiene al firmar dieciocho birdies en una vuelta.

En vez de centrarse solo en los movimientos que conforman el swing, ambas toman a cada alumna en todas sus dimensiones, esto es: espiritual, social, física y mentalmente. En ocasiones sus remedios no tenían nada que ver con bajar el palo por una línea distinta o ajustar la posición inicial para volver a mandar la bola recta, sino que iban directamente al origen de que se produjeran esos cambios (cansancio, exceso de entrenamiento, presión añadida…). Si veían a una de sus jugadores algo acelerada a la hora de patear, le daban un iPod para que escuchara música. Si su ritmo se había acelerado durante las últimas semanas la ponían a correr o dar saltos.

No es, ni mucho menos, un método tradicional de afrontar la competición, pero ellas saben de lo que hablan (Marriott fue la directora de entrenamientos del LPGA Tour durante años). En vez de incidir en cuestiones más técnicas, a ambas les gusta ver a una de sus jugadoras en competición y luego preguntarle: ¿Qué es lo que más te gusta del golf? ¿Qué te dices a ti misma después de cada golpe? Precisamente, ese fue uno de los problemas que afrontaron con Annika, que solía reprocharse los malos impactos más de la cuenta, hasta el punto de que terminó repitiéndose mantras como “calle, green” mientras caminaba hacia el siguiente golpe.

Ai Miyazato es otro ejemplo de su filosofía, ya que recurrió a Vision 54 en 2007. “Es muy raro que hable de mis malos golpes y siempre intento recordar las cosas buenas que me sucedieron en mis vueltas”, declaró. No le dieron consejos sobre cómo mejorar su precisión desde el tee, el problema que quería solucionar ella, sino que se centraron en su comportamiento en el campo y cómo hablar con la prensa japonesa. Suzann Pettersen es otro caso reciente. Ha llevado a cabo una de las mejores temporadas de su carrera, ganado su segundo grande (Evian Championship) y consiguiendo otras cuatro pruebas, alcanzando el número dos del Ranking Mundial. Eso sí, en enero se la pudo ver pateando con los ojos cerrados en varios torneos, en un intento de olvidarse del resultado y volver a confiar en su golpe.

Sorenstam declaró en su día que habló a menudo con Nilsson a lo largo de su trayectoria profesional, pero que en ningún momento pensó que Vision 54 pudiera sustituir a un entrenador “al uso”, es decir, que trabajara la técnica del movimiento. La realidad, por otra parte, es que la forma más sencilla de mejorar para muchas jugadoras no está en su swing, sino en su cerebro.

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