Las jornadas de competición comienzan siempre con todos los profesionales en la cancha de prácticas. Sin embargo, acabados los 18 hoyos, la cosa cambia. El putting green abarrotado por la mañana da paso a un escenario con el sol cayendo y unos pocos jugadores buscando unas sensaciones positivas que por lo común no han encontrado en el campo minutos antes.
Entre esos trabajadores teníamos ayer a Olazábal después de su vuelta de +1. Firmada la tarjeta, Chema buscaba a uno de los voluntarios que seguía su partido con la pizarra para darle la correspondiente bola firmada. No le encontraba y ponía automaticamente rumbo a la cancha de prácticas donde esperaban varias bolsas de bolas. Miramos a Alejandro Larrazábal, su caddie, y la mente nos hace recordar al pobre caddie de Vijay Singh que en su época abría y cerraba todos los días la zona de prácticas ante la actitud estajanovista de su jefe.
Cuarenta minutos más tarde de la llegada de Chema al 18, José Manuel Lara concluye su vuelta. Cambiamos el papel de aficionado que se deleita viendo al vasco pegar bolas por el de periodista y nos vamos a por él en busca de declaraciones. Llegando a la caseta de recogida de tarjetas echamos la vista atrás hacia la improvisada oficina de Olazábal y la sospecha se confirma. Otra bola. Y otra.
Con Lara, me quito el sombrero. ¿Después de un +6? Por supuesto. No todos los jugadores aceptan hacer declaraciones a la prensa después de tal resultado. Además, Lara es uno de esos profesionales que huyen de los tópicos al hablar de su vuelta. Habla claro, desde el corazón. Reconoce que ha sido débil de mente y por ello ha encadenado varios errores. La culpa no es del putt ni del viento. Sincero y directo.
La alegría de la jornada vino de la mano de Cañizares. Los voluntarios que llevan la pizarra y el shotlink para www.pgatour.com van encantados de ver el recital del español por El Camaleón. Jugados sus nueve primeros hoyos nos cruzamos con su partido a la altura de la gélida sala de prensa (como dicen por aquí, más fría que la nalga de un pingüino). Como estamos con el chip de periodista intrépido, de repente, a ambos se les pone una cara de fuente de información que ni se imaginan. ‘How is playing Cañizares? Good?’ ¡Soy mexicana! Ah, pues eso, que si está jugando bien Cañizares. Sí, sí. ¿De juego largo o pateando? Las dos, las dos. Diría el poeta que los ojos y la sonrisa decían más del buen hacer de Alejandro por el campo que sus escuetas palabras.
Analizados los españoles, me van a permitir que apoye a los mexicanos de aquí al final del torneo. Hemos tenido la oportunidad de conocer en primera persona a José de Jesús Rodríguez ‘El Camarón’, tal vez os suene de este anterior artículo publicado en Crónica Golf. Es todo un ídolo. Tenemos que esperar a que haga cuatro entrevistas con televisiones y radios antes de que nos conceda unos minutos. Nos cuenta su historia de los problemas del visado y nos muestra su cicatriz de la mano derecha fruto de una bala perdida en una fiesta hace ya varios años. No juzguéis… cada uno celebra las fiestas como quiere.
Independientemente de las historias que nos cuenta, me quedo con su sencillez. Me encantan esos jugadores con los que sigues conversando una vez bajado el micrófono y apagada la cámara. Es un tipo humilde, introvertido, pero se siente cómodo y habla y habla. No tanto sin embargo como su compatriota Esteban Toledo. Qué genio el tío. A sus 49 años está en Mayakoba buscando pasar su corte número 149 en el PGA Tour. Si redondea la cifra hasta el 150, conseguirá una categoría que le permite jugar varios torneos en América. Jugó casi diez años al máximo nivel en Estados Unidos y se nota que tiene dominado el tema de los medios de comunicación. Cuesta contener la sonrisa cuando en mitad de una respuesta de la entrevista de repente gira la cabeza para dirigirse a la cámara y manda un mensaje a ‘los más chiquitos’ de España. Yo a Toledo le daba un programa de televisión para él solo. O una serie. Éxito asegurado.
La amabilidad y hospitalidad mexicana se extiende a todos los empleados del Mayakoba Golf Classic. Ya ocupa un lugar pequeñito de nuestro corazón uno de los chóferes que nos traslada del parking a la sala de prensa. Entre otras cosas, le encanta hablar de comida. No entendemos la mitad del menú que nos propone degustar día tras día pero lo dice con tal pasión que se te hace la boca agua. Sea como sea, tenemos que probar la cochinita pibil que nos recomienda. ¡Ay, y con cebollita roja! ¡Y con una cocacolita bien fresquita!
Sospecho que va a ser dura la vuelta a Madrid, por mucho que tengamos que patearnos el campo con el trípode de la cámara de diez kilos sobre el hombro a la caza de imágenes de los jugadores españoles. A 30 grados… Deseando estoy que haya playoff y que sea a 18 hoyos. Mañana mismo escribo a Tim Finchen y se lo propongo.
Por último aquí tenéis la clasificación provisional del Mayakoba Golf Classic, encabezada por el estadounidense Will Claxton y en la que Alejandro Cañizares es segundo a un solo golpe con -4.
1 comentario a “Diario de Mayakoba 2: el estajanovismo de Olazábal y los mexicanos parlanchines”
Bravo Palomo.
Espero que a tu vuelta nos completes mucho mas esta experiencia.
Un abrazo.
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