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Destrozos salvajes en el Real Golf Club de Zarauz

Redacción | 06 de junio de 2014

Amparados en la noche y armados con azadones y un cóctel de prejuicios, incultura y estereotipos, unos vándalos han causado graves destrozos en varios hoyos del Real Golf Club de Zarauz, bello links situado en la población costera que lleva su nombre y que se acerca a su centenario de vida.

Juan Carlos Larrañaga, miembro de la junta directiva, se encontraba con la desagradable sorpresa a primera hora de la mañana del jueves, en una zona desprotegida y de fácil acceso cercana a la desembocadura del regato Iñurritza. Los estragos eran notables en varias calles del campo y los gamberros también habían dejado una pintada en mayúsculas con el texto “Biotopoa herriarentzat” (El biotopo para el pueblo) en los greens de los hoyos 3 y 4.

La zona atacada es la más expuesta y accesible del campo a causa de los destrozos causados por los dos temporales que azotaron la costa del Cantábrico el pasado invierno. La “tormenta perfecta” que se dio a causa de la inusitada fuerza de las llamadas mareas vivas y la elevación extrema del mar se llevó gran parte del litoral y del sistema de dunas del biotopo de Iñurritza, además de derribar una parte del muro que cercaba el campo, zona que ahora se ha utilizado para acceder al mismo.

Precisamente, durante este verano se iniciarán las obras para reparar los daños en este tramo de costa e instalar la nueva pasarela de 700 metros que, elevada con pilotes sobre la cresta de la duna, permitirá a los paseantes disfrutar de unas magníficas vistas del Cantábrico, hacia un lado, y del campo de golf y las montañas, hacia el otro, dado que se va a sustituir el antiguo muro por una malla. El proyecto cuenta con financiación del Gobierno central, el acuerdo de todas las partes implicadas (Ayuntamiento, Diputación, el Real Golf Club, la familia propietaria de los terrenos del golf y el Gobierno central) y también supone recortar una franja del campo y mover algunos greens, trabajo que se ha encargado a la empresa de diseño de José Mari Olazábal.

Por desgracia, no es la primera vez que el Real Golf Club de Zarauz vive situaciones similares, aunque la gravedad de los incidentes de años anteriores fue menor. Queda claro que sigue habiendo indeseables que llevan grabados a fuego ciertos estereotipos asociados al golf y que, con la excusa de la defensa de la naturaleza (causa más que justa que no necesita de fanáticos salvapatrias), son capaces de llevar a cabo todo tipo de desmanes. Curiosamente, el biotopo cuya defensa pretenden arrogarse estos iluminados (el Biotopo Protegido de Iñurritza, declarado como tal en 1997 por la Diputación Foral de Guipuzcoa) existe gracias a la presencia del campo de golf, en un proceso que nos explica Alberto Pardo, capitán de campo del Real Golf Club de Zarauz.

“Un tercio de los terrenos del campo están cedidos por el Ayuntamiento, pero los otros dos tercios eran de la familia Narros que en su día decidió que en ellos no se construiría y habría un campo de golf. Gracias a eso hay ahora un biotopo”, resume Alberto Pardo. “Esa es la secuencia: esta familia decide ceder un terreno, en lugar de para construir, para jugar a golf. Luego, ese terreno se queda verde porque se dedica a jugar a golf, ya que si no habría casas, como en el resto de Zarauz. Y con el paso del tiempo ese terreno verde se convierte en un biotopo. Esa es la secuencia, no al revés”, explica Pardo, haciendo hincapié en el carácter de “cortafuegos urbanístico” del campo de golf.

El paraje natural se extiende por 180.000 m² y en la mayoría de su superficie está ocupada por las instalaciones del Real Golf Club de Zarauz, campo de 9 hoyos inaugurado oficialmente el 31 de julio del año 1916 con espectaculares vistas al mar Cantábrico. Se da la circunstancia, además, de que es el campo más antiguo de la Península entre los que se mantienen en su ubicación original.

A su inauguración en 1916 asistieron el rey Alfonso XII y la reina María Cristina, y posteriormente se tiene constancia de las visitas habituales de los reyes Balduino y Fabiola de Bélgica entre otras personalidades, pero su origen aristocrático poco tiene que ver con su carácter popular actual. Su masa social es un corte en sección de todos los estamentos de la sociedad vasca (y española), sus socios tienen un origen y una extracción variopintos y muchos de ellos incluso salieron de la cantera de caddies del campo.

“De los casi 1600 socios, casi 800 somos guipuzcoanos y 650 de Zarauz. Es complicado librarnos de las etiquetas que nos ponen, cuando la mayoría de los socios somos trabajadores como cualquier otro”, nos cuenta Pardo, que también recalca los precios populares que se ofrecen a los vecinos del pueblo que no son socios y nos explica algunos detalles de la integración del campo en la vida del pueblo, como la cesión de las máquinas del club para facilitar el mantenimiento de los campos de fútbol y rugby de la población.

“Además, es un motor económico del pueblo muy importante, dado que un buen número de socios son veraneantes procedentes de otras provincias, sobre todo de Madrid, Bilbao… Eso supone una notable inyección de dinero para el pueblo”.

Una muestra del notable arraigo socioeconómico que tiene el campo en Zarauz fue el resultado de la encuesta encargada por el Ayuntamiento gobernado por Bildu a una empresa de estudios estadísticos. En ella se preguntó a más de 600 vecinos (de los aproximadamente 20.000 que viven en la población) a qué querían que se destinasen los terrenos del campo de golf a partir de 2016 (dado que ese año se termina el contrato de cesión de terrenos con el Ayuntamiento), al campo o a un parque, y la alternativa más votada fue la del campo de golf.

Pese a todo, parece que sigue habiendo “versos libres” (siendo amables con el calificativo) que prefieren optar por la fuerza y los destrozos en lugar de hacer sus “reivindicaciones” siguiendo los cauces adecuados. En cualquier caso, los socios de Zarauz tienen claro que lo más importante es que se recupere cuanto antes la normalidad y que no se conceda excesivo protagonismo a estos gamberros de ideología confusa.

“Nos hemos puesto manos a la obra y lo hemos tapado bastante bien y este fin de semana a jugar los premios como si no hubiera pasado nada”, declara Pardo. “Tenemos un padres e hijos el sábado y un dobles el domingo y se van a jugar”.

Normalidad y naturalidad, los mejores ingredientes para afrontar esta dificultad y cualquier otra que se presente en el futuro.

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