La sonrisa de Phil Mickelson en el momento de enterarse de la quinta plaza conseguida por Jon Rahm en el Waste Management Phoenix Open tuvo que ser digna de verse. Ayer, el jugador amateur completó uno de los torneos más ilusionantes para el golf español al entregar su cuarta tarjeta consecutiva por debajo del par en una semana que será difícil de olvidar. Para él y para nosotros.
Una semana que acabó bien gracias a la superación de los nervios iniciales. «Creo que el corazón nunca me ha latido tan fuerte como en el primer día. De verdad que pensaba que me iba a desmayar en el tee. Por eso creo que di un golpe tan malo. Así que decidí intentar disfrutar. Y una vez que disfrutas algo, incluso si estas nervioso, ni piensas en ello», declaraba el número 3 del ranking mundial amateur.
Sus palabras reflejan un nivel de madurez similar al de su juego. Lo poco que se pudo ver de él en la cobertura televisiva hacían que el espectador realmente no se creyera la (A) que nos recordaba el estatus amateur de este jugador que se despidió de los más de ochenta y tres mil espectadores que acudieron al TPC de Scottsdale con un 68 (-3) para llegar a un total de -12, a tres golpes del ganador Brooks Koepka.
Antes de que acabara el torneo, desde el twitter de PGA Tour Media se recordaba que Rahm no estaría presente en la próxima prueba del circuito americano por mucho que hiciera top ten. Y es que solo los profesionales que acaban entre los diez primeros, sean o no miembros del PGA Tour, tienen derecho a jugar el siguiente torneo, no así los amateurs.
De este modo, Rahm se vuelve a centrar ahora en acabar lo mejor posible su época universitaria, aunque con su reciente actuación ha demostrado ser un gran candidato a invitaciones de patrocinadores. Sus planes de lunes, volar a Hawai con el equipo de Arizona State para disputar un torneo universitario. Y esa será su rutina hasta que acabe la carrera. «A no ser que ocurra nada especial, me pasaré a profesional después de la universidad.»
Tras completar los nueve primeros hoyos dominicales con un bogey, Rahm se repuso en los hoyos restantes con cuatro birdies. «Me estaba volviendo loco porque no jugué nada bien los nueve primeros. En el hoyo 10 me dije: «vale. Comienza un nuevo día. Vamos a empezar de nuevo. Y el putt del 10 lo cambió todo».
Tras fallar el corte en el OHL Classic at Mayakoba, el español ya advertía que no había visto tantas diferencias entre su nivel y el del resto de profesionales. Ayer, con todo un quinto puesto en la mochila, insistía en esta idea. «Poder competir con estos jugadores y ganarles a muchos de ellos me demuestra que soy mejor de lo que pensaba. (Esta semana) significa mucho. Me ha demostrado a mí mismo que puedo estar ahí compitiendo con los mejores». Sus números corroboran sus palabras, tras conseguir estadísticas superiores a la media del torneo en prácticamente todos los aspectos.
Tan orgullosos estamos aquí de lo logrado por Rahm como lo están en Estados Unidos de Brooks Koepka. El de 24 años se impusó en un frenético domingo en el que supo deshacerse por la mínima de Hideki Matsuyama, Ryan Palmer y Bubba Watson gracias especialmente a un eagle logrado desde quince metros en el hoyo 15, la guinda del pastel de su 66 (-5) final.
Tras sus cuatro victorias en el Challenge Tour y su reciente triunfo en el Turkish Airlines Open del European Tour, levanta así su primer trofeo en casa. En sus primeras declaraciones como ganador, manifestó sus planes de futuro. Meterse en el equipo americano de la Presidents Cup este año, en el de la Ryder Cup, y en algún momento convertirse «en el mejor jugador del mundo».
1 comentario a “De estar a punto de desmayarse, a lograr un quinto puesto”
Felicidades John, nos hicistes disfrutar del torneo aunque no pusieron demasiadas imágenes.
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