En los años cuarenta, el tee de salida del hoyo 15 del Congressional Country Club, sede esta semana del Abierto de Estados Unidos, era un nido de ametralladoras y el recorrido estaba sembrado de alambradas y senderos por los que se agazapaban y revolcaban los reclutas de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), precursora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Salvando las distancias, las condiciones de juego en este recorrido situado en Bethesda, a las afueras de la ciudad de Washington, no serán de guerra, aunque sí habrá fuego real y numerosos obstáculos. La Asociación de Golf de Estados Unidos (USGA) se ha esmerado por mantener su filosofía y hacer que los golfistas tengan que agazaparse, revolcarse y recuperarse una y otra vez para llegar al par del campo.
Congressional Country Club se creó en la década de los veinte como punto de encuentro entre miembros del Gobierno y gentes de negocios. Entre sus miembros fundadores hay empresarios históricos tales como John D. Rockefeller y Walter Chrysler, y presidentes de Estados Unidos como Woodrow Wilson y Herbert Hoover. Sin embargo, la falta de ingresos económicos y la Gran Depresión provocaron su subasta pública.
Un grupo de miembros recuperó la propiedad y alquiló el terreno al servicio de espionaje por 4.000 dólares al mes, y estos ingresos y el apogeo económico de los cincuenta devolvieron Congressional a su destino original. El afamado arquitecto Robert Trent Jones se encargó entonces de convertir este campo en la sede de numerosos torneos de la USGA y la PGA.
Congressional fue escenario de la agónica victoria de Ken Venturi en el US Open de 1964, en el que logró superar el fuerte calor de la tradicional jornada de 36 hoyos del sábado tambaleándose hasta el último hoyo y acompañado de cerca por un médico. Después de 1964, la USGA decidió partir la jornada y que se disputaran los últimos 18 hoyos el domingo.
En 1997, el Abierto de Estados Unidos regresó a Congressional con un recorrido renovado por Rees Jones, hijo del arquitecto original, que eliminó los tiros ciegos, alargó el campo y propició distintas estrategias de juego. Además, fue la primera vez desde 1909 que un US Open acababa en un par tres, diseño original del hoyo 18 del recorrido azul del campo. Ernie Els y Colin Montgomerie llegaron empatados el último día al hoyo 17, pero el escocés no pudo con la presión y el sudafricano se hizo con el título.
Desde entonces, Congressional Country Club ha sido escenario de la victoria de Sergio García, en el BoozAllen Classic de 2005 y sede de tres ediciones del AT&T National, en el que Tiger Woods logró uno de sus últimos títulos en 2009. Posteriormente, el AT&T National se trasladó a Filadelfia durante dos años con el fin de permitir más renovaciones en Congressional de cara al US Open de este año.
Mike Davis, director ejecutivo de la USGA, se ha encargado personalmente de supervisar las modificaciones, con la asistencia de Rees Jones y Mike Giuffre, uno de los directores de campo más prestigiosos del país. En la presentación del US Open de 2011, Mike Davis resumía algunos de los cambios: se ha extendido el recorrido a 7.500 yardas, se han creado numerosos tees de salida alternativos especialmente en los pares tres, la velocidad de los greenes se ha puesto a 14,5 pies (casi un 20% más rápidos que en el AT&T), el juego desde los búnkeres será tan difícil como desde el rough.
En esta edición, el 18 de Congressional, considerado uno de los hoyos finales más espectaculares de Estados Unidos, es un par cuatro de 523 yardas con una caída que culmina en un green a orillas del agua. En este hoyo, como en muchos puntos del recorrido, el par no está ni mucho menos garantizado. Las condiciones asegurarán que los resultados oscilen entre el eagle y el doble bogey en muchos hoyos.
Además de propiciar toda una variedad de estrategias, el recorrido de Congressional pondrá a prueba la resistencia y la capacidad de recuperación de los jugadores, sobre todo al principio y al final. El hoyo 1 hace posible empezar la ronda con un birdie, pero el que consiga el par en los tres hoyos siguientes podrá darse por satisfecho. Algo similar sucede con el 16, un par 5 de 579 yardas, en el que se puede lograr el eagle, pero luego habrá que armarse de paciencia en los dos últimos hoyos.
El Abierto de Estados Unidos de 2011 en Congressional va a ser una prueba de resistencia, concentración y supervivencia. Sergio García, Miguel Ángel Jiménez y Álvaro Quirós, los tres españoles clasificados, tendrán la oportunidad de intentar superar juntos los primeros dos días de competición. El argentino Ángel Cabrera, ganador del US Open de 2007, el colombiano Camilo Villegas, con bríos renovados tras el FedEx St. Jude Classic, y el brasileño Alexandre Rocha son los otros tres representantes del golf latino en Congressional.
Ahora queda por ver si alguno de ellos puede llegar con vida el domingo al hoyo 18 de Congressional, apuntar desde las alturas a la bandera y replicar la hazaña de Sergio García en 2005 o de Ángel Cabrera en 2007.
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