Es demasiado difícil. Requiere de mucho tiempo libre para jugar una ronda, y ya no hablemos de mejorar. Supone un buen desembolso económico, al menos en sus inicios. Las reglas son complicadas. Es difícil adaptarlo a los tiempos que corren. Pregunten a cualquiera de sus amigos que juegue al golf y encontrará más de una docena de argumentos para explicar la caída en el número de aficionados, desde los que van de lo más personal a los que dependen de las instituciones que lo regulan. A nadie se le escapa ninguno de estos inconvenientes, por lo que la industria está intentando ponerles remedio.
La semana pasada se celebró en Orlando (Florida) el PGA Merchandise Show, la feria anual donde se concentran los principales fabricantes y las últimas novedades en el mundo del golf. Más que en cualquier otra edición, la palabra “hack” se repitió en numerosas ocasiones, referida a cómo atraer a más personas hacia un deporte que, históricamente, se ha mostrado muy exclusivo. La idea de “Hack Golf” nació de la mano de TaylorMade, y más concretamente de su Director Ejecutivo, Mark King. Al igual que los más de mil expositores, él también está preocupado por la situación.
El intento de unificar todas las alternativas existentes al golf tal y como lo conocemos bajo un mismo nombre es darles fuerza y vislumbrar el camino idóneo hacia un mayor número de jugadores. Son muchas las que se han presentado en los últimos años: el “Tee it Forward” de Jack Nicklaus, el simplemente recortar las vueltas a 9 hoyos, modificar las bolas para que vuelen menos y afrontar campos más cortos, Golf 20/20, Get Golf Ready… Incluso desde España han llegado ideas para frenar la actual sangría de aficionados, como el Golf Ahora! de Iñaki Aranguren. El problema al que se enfrentan todas ellas es la falta de recursos para darse a conocer o la gran dificultad que supone explicar a una persona que lleva jugando toda la vida a este deporte que existen otras formas distintas de hacerlo, con sus respectivas ventajas e inconvenientes.
En su página web, hackgolf.org, se ha planteado un brainstorming para que cualquier persona, especialmente las más críticas con el golf, den su punto de vista sobre qué está fallando para que se convierta en un deporte de masas. Y no solo eso. Mark King anunció que TaylorMade invertirá cinco millones de dólares durante los próximos cinco años para llevar a cabo los mejores alternativas que surjan, mandando también un mensaje muy claro a su competencia: o nos adelantamos al problema o nos comerá.
La primera de ellas es muy sencilla: hoyos de 15 pulgadas de diámetro (0,381 metros). La compañía ha llegado ya a acuerdos con una docena de campos para organizar torneos en este formato, con hoyos gigantes. El objetivo, por supuesto, es acelerar el juego en los greenes y reducir la frustración inicial de los menos avezados. Además, se suministrará a los golfistas palos totalmente prohibidos por las autoridades, con un mayor perdón y que proporcionan más pegada, así como bolas casi el doble de grandes que las actuales. “Si funciona, funciona”, declaró King. “Si no lo hace probaremos algo distinto”.
Todas las propuestas recibidas no buscan ser una amenaza para el golf “tradicional”, sino simplemente una alternativa para aquellos jugadores que quieran iniciarse de una forma más amena. Los greenkeepers de los campos podrían tener dos posiciones de bandera distintas, con hoyos normales y los propuestos de 15 pulgadas, para que cada golfista elija cómo quiere jugar. No se trata de la más novedosa hasta ahora y puede que, como muchas, se quede en el olvido. De hecho, sus mayores defensores no creen en exceso en su convivencia con el golf, sino como una forma alternativa de jugarlo en campos distintos (al igual que sucedió con el softball, jugado con una bola más grande en un campo más pequeño).
El problema, como siempre, es aunar uno de los deportes más antiguos que existen con una forma más adaptada a la vida moderna. Los organismos que lo regulan no ven la necesidad de hacerlo; los fabricantes, echando un vistazo a sus cuentas, sí. Los aficionados, por su parte, solo quieren un deporte más accesible del que se sientan orgullosos. Quién sabe, quizá esos cinco millones de TaylorMade encuentren su recompensa, pero lo que parece evidente es que nadie les va a ayudar mucho.
2 comentarios a “Cinco millones para crear un deporte”
Diría que Jack Nicklaus no fue el creador de «Tee it forward». Fue la USGA y la PGA de America en 2011, y Nicklaus solo los apoyó con un vídeo.
http://www.usga.org/MicroSiteContent.aspx?id=21474854845
Lo que sí hizo Nicklaus fue proponer torneos de 12 hoyos, con el agujero casi el doble de grande que ahora.
http://espn.go.com/golf/story/_/id/6917877/jack-nicklaus-hosting-events-attrract-more-golfers-game
[…] Lee aquí el artículo completo 2014-02-11 Alejandro […]
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