Catriona Matthew no perdió un solo partido en la Solheim Cup que Europa ganó el pasado año en Killeen Castle. Junto a Azahara Muñoz, sumó punto y medio para su equipo y consiguió vencer a Paula Creamer en los individuales por un contundente 6&5. La escocesa estuvo demoledora, clavando sus tiros en cada bandera del recorrido y dando a entender que su victoria en el Women’s British Open del año 2009 en Royal Lytham no fue ni mucho menos una casualidad. Cuando Catriona está en forma en un campo que requiere ser precisa antes que potente, muy pocas pueden igualarla.
Suzann Pettersen remontó tres hoyos en el tramo final de la misma Solheim a Michelle Wie, muchas veces calificada como la mejor jugadora match play del mundo. Ella era la número dos del mundo por aquel entonces y realizó una gesta que dice mucho más de su espíritu competitivo que de su capacidad de repetir buenos swings. Europa necesitaba a su mejor jugadora en el tramo decisivo y Suzann respondió a la llamada, sacó lo mejor de sí misma en el momento más oportuno. Ella fue también la capitana de su equipo el pasado año.
Ambas jugadoras fueron las protagonistas de un duelo bajo la lluvia en la última jornada del Ladies Irish Open, en el mismo escenario que albergó aquella Solheim. Pettersen salía con tres bajo el par, Catriona con menos seis. La diferencia era considerable, dado que solo seis jugadoras estaban ganándole al campo, y el juego de Matthew no había dado síntomas de debilidad durante los dos primeros días. En el hoyo 6, y después de cinco pares, la noruega cometía un bogey que parecía alejarla de la lucha por el título que consiguiera en 2008 y 2011. No parecía el momento más indicado pero fue entonces cuando Pettersen lanzó un ataque que hizo temblar la clasificación hasta el punto de que Catriona, a sus 42 años y con cientos de batallas a sus espaldas, sintió el impacto. Suzann consiguió seis birdies en sus siguientes diez hoyos.
En un recorrido que no dio la más mínima tregua, ambas jugadoras marcaron un listón tan alto que nadie fue capaz de alcanzarlas y dejaron pendiente el devenir del torneo para los tres últimos hoyos. Entonces, en el hoyo 17, Pettersen envió su bola a un bunker cercano a green y no consiguió recuperarse. Era el mismo en el que Azahara dejó su bola a un metro de bandera en la Solheim, frente a Angela Stanford. Matthew llegó en el partido posterior y clavó su bola a dos metros de bandera. Dos golpes de ventaja en el mismo escenario, dos de ventaja con un hoyo por jugar. Catriona lograba su quinta victoria en el Ladies European Tour, su décima como profesional.
En unas circunstancias tan duras que la última jugadora que pasó el corte finalizó con dieciséis por encima del par, una rookie en el circuito firmó su quinto top10 de la temporada después de haber conseguido su primera victoria. Aunque, como siempre, nadie la esperaba, Carlota Ciganda volvió a demostrar que ella no sigue el mismo procedimiento que sus rivales. Parece no necesitar adaptarse al circuito, ni a la vida que conlleva, a sus dificultades y desengaños. Porque por encima de todo eso, Carlota sale cada semana de competición a practicar algo que lleva haciendo desde que era una niña: jugar al golf, y eso parece valer más que todo lo que pueda afectarle a su alrededor. Son sólo unos cuantos meses en el Ladies European Tour, pero la navarra ha entrado a competir como si de una fuerza natural se tratara, llevándose por delante todo lo que se encuentra. Novena clasificada después de finalizar con 68 golpes, cuatro bajo el par. Es tan solo otro top10 en su curriculum de este año, pero no por ello deja de ser sobrecogedor.
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