Atrás ha quedado un año lleno de dificultades, en el que salvar la tarjeta no solo se antojaba imposible, sino que el simple hecho de pasar cortes, una rutina para los profesionales, suponía una cuesta arriba asfixiante. El 2013 de Carlos del Moral no será el mejor de su carrera golfística, pero sirvió para algo: prepararle para lo peor, poner a prueba sus fuerzas y enseñarle que desde ahí solo podía comenzar a explotar su talento. Sus victorias en El Saler y PGA Catalunya, en la Escuela de Clasificación del Circuito Europeo, fueron el final de aquella odisea. Sus dos primeras jornadas en el Tshwane Open deberían ser el comienzo de algo distinto.
Porque Carlos, tras entregar una consistente tarjeta de 68 impactos en la primera ronda, respondió con una todavía mejor: 65 en la segunda, otra vez sin bogeys. Quizá recordara aquellos días el BMW International Open, el Abierto de Irlanda o el de España, donde su juego pasaba por momentos oscuros, mientras sumaba un birdie tras otro. Seguro que le parecía que estaba jugando a otra cosa. La de hoy fue una vuelta de las que se imaginan en los entrenamientos: tranquila, segura, ajena a los malos impactos. Cuando Greg Norman dijo que la felicidad era un largo paseo con el putter probablemente se referiría a días así.
“He jugado muy bien”, declaró. “Cogí diecisiete greenes en regulación y en el último interpreté mal el viento y la mandé a la izquierda. Conseguí una buena recuperación, pensando en que sería una pena cometer mi primer bogey en dos rondas. Estuvo genial meter ese putt y espero poder meter alguno más durante el resto del torneo, porque es donde verdaderamente se producen las diferencias”.
Son palabras de un jugador que ha elevado el listón respecto a tan solo unos meses atrás. El conseguir mantener la tarjeta ya no es solo un objetivo, sino una consecuencia natural al trabajo bien hecho. Su acumulado de menos once tras dos jornadas le sitúa tercero en Centurion, empatado con Simon Dyson, que firmó 68 golpes, y a tan solo dos impactos del liderato que ocupa Ross Fisher.
El inglés también sabe algo de altos y bajos a lo largo de una carrera, tanto por sus cuatro victorias en el circuito como por aquella Ryder que ganó con Europa en Celtic Manor. No pasa por su mejor momento en la actualidad, tanto en términos de confianza como, probablemente, de juego, pero empeñado en olvidarse de lo que aconteció ha comenzado de nuevo a elevar ese listón invisible que imaginan los golfistas. A su 66 del primer día respondió con un 65 en el segundo, también sin errores en su tarjeta. Afrontará el fin de semana con su más inmediato perseguidor, Morten Orum Madsen, ganador hace unos meses del Abierto de Sudáfrica, a solo un impacto.
Y mientras la clasificación parece llenarse de distintas banderas no conviene olvidar la tendencia que ha seguido la competición durante los últimos eventos disputados en este país: diez de trece victorias para los sudafricanos. Darren Fichardt, Jake Roos y Trevor Fisher Jr. se han situado en el menos diez como si de un aviso se tratara. Alguno podría elevarse hasta la primera posición el domingo.
Nacho Elvira rubricó una gran segunda jornada con un 67 y ascendió hasta la vigésima plaza, con menos seis, mientras que Alejandro Cañizares es cuadragésimo octavo con menos tres. Adrián Otaegui (menos dos), Pablo Martín (menos uno) y Jorge Campillo (par) se quedaron fuera del corte, situado en menos tres.
Adrián Otaegui Alejandro Cañizares Carlos del Moral Danie Van Tonder Darren Fichardt Dawie van der Walt Edoardo Molinari Erik Van Rooyen European Tour George Coetzee Jared Harvey Jorge Campillo Morten Orum Madsen Nacho Elvira Pablo Martín Race to Dubai 2014 Robert Rock Ross Fisher Scott Jamieson Simon Dyson Thomas Aiken Tommy Fleetwood Trevor Fisher Jr. Tshwane Open
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