Si cualquiera de nosotros saliéramos con un solo palo a jugar 18 hoyos, posiblemente no podríamos contarlas. Imaginen patear con un hierro 6, el 3 o como hizo Bubba Watson hace unos días en el Pelican Hill Golf Club, con un híbrido de veinte grados. Efectivamente, el americano solo necesitó de ese palo para firmar 81 golpes (más nueve) tras una larga temporada en la élite, en la que ha seguido buscando esa primera victoria desde que triunfara en el Masters del año pasado.
La vuelta de Bubba parece memorable, pero está muy lejos de la mejor que se ha registrado nunca, según indica el Libro Guiness de los Récords. La firmó Thad Deber en 1987, en un campeonato que se llamaba World One Club Championship, en el Lochmere Golf Club (Carolina del Norte). Thad tenía veintiocho años y era el director de marketing de una compañía de material, además de hándicap 1. Lo verdaderamente sorprendente es que no utilizó un híbrido como Bubba (entonces no existían), sino un hierro 6. ¿Cómo afrontar pares 4 de casi 400 metros con ese palo? Pues pegando flyers, es decir, esos impactos en los que se coge algo de hierba antes de la bola y ésta sale loca, rodando hasta veinte metros por la calle.
El campeonato llegó a alcanzar un premio de veinte mil dólares para el ganador, por lo que la vuelta de Bubba se queda en una anécdota si tenemos en cuenta que Deber compitió con una pizca de presión; no con sus amigos. Este tipo de torneos no se celebran con tanta cotidianidad ahora, pero en el pasado fueron más populares gracias a jugadores como Lee Trevino o Severiano Ballesteros (que aprendió a jugar con un hierro 3 en la playa de Pedreña). Otro de los jugadores que mejores rondas ha jugado con un solo palo es el veterano Jim Thorpe, que llegó a jugar por debajo de los setenta golpes con un hierro 7.
Sí, la vuelta de Bubba tiene mucho mérito y no hace sino demostrar todo el talento que atesora, pero si le comparamos con otros grandes, tiene todavía trabajo pendiente.
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