Brendon de Jonge daba la sorpresa en el TPC Boston y, con una tarjeta inicial de 65 golpes (-6), se colocaba en lo más alto de la clasificación del Deutsche Bank Championship con una ventaja de dos golpes sobre una multitudinaria segunda plaza.
Siete birdies por tan solo un bogey ayudaban al natural de Zimbabue a tomar las riendas de un torneo que podría suponer su estreno como ganador en el PGA Tour tras ocho temporadas como miembro de pleno derecho del mismo. Pese a no llegar a su mejor nivel a este segundo playoff, De Jonge ha sabido sacarle el mejor partido a su juego en el momento clave de la temporada.
“He estado pasando un par de meses malos, desafortunadamente. Pensaba que mi juego estaba bien, pero los resultados no llegaban y hoy obviamente todo ha encajado de alguna manera”, afirmaba un De Jonge que, a tan solo treinta días de la disputa de la Presidents Cup, puede dar un golpe de efecto y llamar la atención de su compatriota, Nick Price, para una posible elección el martes que viene, ya que la victoria no le serviría para meterse entre los 10 primeros de la lista.
“Creo que ese barco ha zarpado ya. Hay tantísimos jugadores internacionales jugando tan bien esta temporada, que una victoria no me garantiza la elección”, concluía un De Jonge que tiene aquí su último cartucho para asistir por segunda vez a la Presidents Cup.
Todo parecía indicar que la historia predominante en este final de temporada se iba a repetir una vez más en este Deutsche Bank Championship. Jason Day, líder de la FedEx Cup, comenzaba de manera espectacular con tres birdies en los primeros tres hoyos para situarse en lo más alto de la clasificación por la vía rápida y continuaba así su racha de seis torneos de ensueño, que se iniciaba con su noveno puesto en el US Open y en los que ha conseguido dos importantes victorias, con un décimo segundo lugar en el Bridgestone Invitational como peor resultado.
Emparejado con Jordan Spieth (+4) y Rory McIlroy (-1), Day salía victorioso de su particular duelo con el texano y le sacaba una valiosísima ventaja de siete golpes que suponen la primera piedra de su camino al número uno del mundo.
El australiano encaraba su último hoyo al frente del torneo, pero tres putts le llevaban a firmar un postrero bogey que le relegaba al undécimo lugar con un resultado de -3, a tan solo un golpe del nutrido grupo de nueve jugadores que ocupan la segunda plaza y que acechan a un De Jonge que por primera vez en su carrera en el PGA Tour lidera en solitario tras los primeros 18 hoyos.
Entre ellos encontramos a un renacido Luke Donald, que iniciaba la semana en la posición 86ª de la FedEx, consciente de que necesitaba un gran movimiento para ganarse su plaza tanto en el BMW Championship como en el Tour Championship. El inglés, que ha pasado por graves dificultades en los últimos tiempos tratando de perfeccionar aún más lo que ya era casi perfecto, parece ver por fin la luz al final de un túnel que le ha llevado a descender desde la primera plaza hasta la posición 63 del ranking mundial en tres años.
«Ha sido un año un tanto frustrante en el que he dejado de estar entre los 50 primeros del Ranking Mundial, teniendo que pelear por entrar en los majors. Obviamente, la clasificación para el último torneo en East Lake de alguna manera te garantiza todo la temporada que viene. Pero lo primero es lo primero, clasificarse para el BMW, que se juega en un campo en el que soy local cuando estoy en Chicago, así que espero seguir jugando así de sólido para llegar allí. Creo que ahora estoy en el camino correcto», concluía el inglés.
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