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Zona Pro

Björn vuelve a sonreír en Crans Montana

Enrique Soto | 08 de septiembre de 2013

Durante dos semanas del mes de junio, Thomas Björn rozó la victoria en Austria y en Alemania. Los trece títulos que el danés ostentaba en el Circuito Europeo buscaban una nueva suma por primera vez en dos años, cuando se impuso en el Crans-sur-Sierre Golf Course a Martin Kaymer por nada menos que cuatro golpes. Dos segundos puestos dejaron sin premio un gran juego largo y una sobrada consistencia en los greenes, que suelen ser los signos habituales que muestra en sus mejores días. No lo consiguió porque siempre falló algo: un putt que se paseaba por el hoyo o un mal golpe en el último tramo del recorrido. Esa simple desviación, a este nivel, te deja fuera fácilmente.

Esta semana, Björn volvió al último escenario que le vio ganar en Europa. Parecía sentirse muy gusto en un campo incrustado en las montañas, unas calles firmes y movidas y las múltiples posiciones de bandera que se acostumbran a ver en el Omega European Masters. En tres jornadas, solo había cometido dos bogeys. Aún así, el ritmo de aciertos había sido tan alto como para ver un 61 de Craig Lee, con nueve birdies en 10 hoyos, o un 63 de Ross Fisher el sábado. Faltaba solo una vuelta y Thomas salió a dos de la cabeza, sabedor de que el camino que quedaba por delante era para acelerar, no para mantener el ritmo; el ataque debería iniciarse desde que pegara su primer golpe.

Y así llegó. En sus primeras ocho pruebas del día, el danés firmó cinco birdies y llegó a lo más alto de la clasificación a una velocidad endiablada, mientras Lee encadenaba un par tras otro. Nada estaba saliendo mal como en Austria o Alemania, no había putts de menos de dos metros que no terminaran cayendo ni escapadas inexplicables que le hicieran perder golpes; Björn estaba siendo más Björn que nunca. Pero en el hoyo 14 y tras haber firmado cuatro pares consecutivos, su drive salió disparado hacia la derecha. Nada bueno podía esperarle por allí. Tras una larga hilera de árboles se encontraba el tee del 13 y, después, un enorme fuera de límites. Puede que mientras pegara una bola provisional se acordara de cómo Els consiguió superarle en el BMW International Open, o de cómo Joost Luiten no falló en el Abierto de Austria. Cuando vio que un cartel publicitario le había salvado del desastre, no dudó en sonreír.

A veces, en el golf, esos pequeños detalles deciden a un ganador. Si la bola del danés hubiera volado durante medio segundo más, el 65 que entregó en casa club se hubiera desvanecido en otro subcampeonato, o quizá una cuarta o quinta posición. En ocasiones, la bola se queda dentro de las estacas blancas. Era una nueva vuelta sin errores y un menos veinte en el acumulado, pero sobre todo era una nueva oportunidad para redimirse ante los hoyos finales de un torneo. Craig Lee consiguió transformar sus pares en tres birdies entre el 12 y el 15, alcanzándole en lo más alto. El playoff estaba servido y Thomas estaba más que preparado. Dos impactos en el 18 dejaron su bola a unos seis metros de bandera. Fue su primer acierto en ese hoyo en toda la semana.

“Tuve una buena racha durante el verano y no supe aprovecharla”, declaró al finalizar. “Tuve que apretar los dientes y salir de nuevo a intentar ganar un torneo. Esta semana llegué sin pegarle demasiado bien, pero me prometí a mí mismo que seguiría el plan que tengo para jugar en este campo. Ha sido genial terminar así el playoff. He pasado momentos difíciles lidiando con la presión, y no hay una situación más tensa que esa”.

Björn volvía a sonreír en Crans-sur-Sierre y cerraba una nueva edición de un torneo abierto y competitivo como pocos. Alejandro Cañizares firmó unos excelentes 67 golpes en esta última jornada y finalizó cuarto, a dos del ganador y con la final de la Race to Dubai un poco más cerca. Miguel Ángel Jiménez, por su parte, celebró su vigésimo quinto aniversario en este campo con la quinta posición y metiéndose, con casi cincuenta años, entre los cincuenta mejores del mundo (cuadragésimo noveno en el Ranking Mundial); a pesar de una pierna rota.

José María Olazábal fue trigésimo cuarto, Jorge Campillo cuadragésimo primero, Gonzalo Fernández-Castaño cuadragésimo noveno y Eduardo de la Riva quincuagésimo séptimo.

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