Marcando sus propios tiempos, como habitualmente, los rectores de Augusta National Golf Club han anunciado que han admitido a las dos primeras socias de la historia de esta emblemática institución: Condoleezza Rice, secretaria de Estado de la administración de George W. Bush y Darla Moore, empresaria y filántropa.
“Estas mujeres de éxito comparten nuestra pasión por el juego del golf y son conocidas y respetadas por nuestros socios. Será un orgullo ofrecer a Condoleezza y Darla sus chaquetas verdes cuando el club abra este otoño”, afirma Billy Payne, presidente del Augusta National Golf Club y del Masters.
Con muchos años de retraso, Augusta da el primer paso para dejar atrás el estigma de misoginia que se han procurado y que tantas situaciones incómodas han provocado durante los últimos años, aunque sus regentes siempre han defendido que no era una cuestión de sexismo, sino de libertad y derechos en el marco de un club privado. Las protestas orquestadas por Martha Burk (del Consejo Nacional de Organizaciones Femeninas) desde 2002 y el último desaire a Virginia Rometty, directora ejecutiva de IBM, durante el último Masters de Augusta (el club no le ofreció la condición de “socio honorario” que siempre ofrece a los directores ejecutivos de IBM, uno de los principales patrocinadores del Masters), llevaron incluso al presidente Obama a intervenir y a declarar que creía que “Augusta debía admitir a mujeres” y que el tiempo de las exclusiones ya había quedado atrás.
Con el ingreso de estas dos poderosas mujeres, las primeras en 80 años de historia del club, Payne y la junta de Augusta pretenden poner fin a esta polémica a su ritmo y cuando lo han considerado pertinente. Como Hootie Johnson, anterior presidente de Augusta, ya anunció hace diez años “algún día una mujer será socia de Augusta, pero no a punta de bayoneta”. Con bayoneta o sin ella, sin duda la maniobra es bienvenida.
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