La primera jornada del Valero Texas Open que se disputa en el TPC de San Antonio no ha sido tan anodina como podía esperarse de un torneo plagado de “clase media estadounidense” y salpicado de algunas figuras internacionales.
El estadounidense J.J. Henry, cuyo mejor puesto en esta temporada ha sido noveno en el Northern Trust Open que se disputó en febrero pero que ya se asomó por la zona noble en Houston, se ha colocado colíder con cinco golpes bajo par. La habilidad de Henry no estuvo en conseguir cinco birdies (ayer el campo estuvo muy permisivo y quien más quien menos hizo unos cuantos), sino en no cometer ningún bogey. Esto mismo vale para otro clásico del golf estadounidense, Stewart Cink, que no cometió errores y con sus 67 golpes se une a Henry en la cabeza del torneo.
Destacable la actuación de Jhonattan Vegas que, tras los fallidos cortes en torneos anteriores, parece dispuesto a frenar la racha negativa. Vegas firmó cuatro bajo par y se colocó tercero junto con otros tres jugadores: los estadounidenses Vaughn Taylor y Kevin Chappell y el australiano Adam Scott.
Adam Scott viene enchufado del Masters, donde estuvo a punto de “hacer la gracia”. El australiano defiende título en Texas y prefiere asustar a sus rivales desde la primera jornada. Sin duda, Scott y su putter escoba forman un buen equipo que está dando mucho que hablar.
Ciertamente, todo lo anterior no convierte la jornada en espectacular y no dejaría de ser un jueves más de un torneo más en el PGA Tour, pero quedará para la historia la “memorable” actuación de Kevin Na, el verdadero protagonista del día.
“El bueno de Na” (permitidme la expresión) consiguió ayer un récord de los que ningún profesional querría saber absolutamente nada: 16 golpes en un hoyo, concretamente en el hoyo 9, par 4 del TPC San Antonio.
En el tee del 9, Na mandó su bola dos veces consecutivas a sitios injugables. El tercer intento puso la bola en medio del bosque y allí continuó el festival de infortunios: Na golpea su bola desde el frondoso bosque, esta pega en un árbol y a continuación impacta en la pierna del jugador, golpe de penalidad que sumar a los anteriores. Presa de la precipitación y, suponemos, también de la vergüenza, propina otra serie de desafortunados golpes a una bola, entre asustada y muerta de risa, que se negaba a salir a calle, aunque al final lo hizo entre los aplausos y las chanzas del asombrado público.
Na ha conseguido el peor resultado obtenido por un jugador en un par cuatro del PGA Tour. Eso es poner una nota de color a una jornada insulsa y, para él, inolvidable.
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