Open Championship by Decathlon

Un Open Championship sin asteriscos

Óscar Díaz | 15 de julio de 2015

Nadie debería atreverse a poner en entredicho al ganador de este Open Championship por la ausencia de Rory McIlroy, número uno del mundo y defensor del título, del mismo modo que ya nadie osa colocarle asteriscos a las victorias que coincidieron con la baja de Tiger Woods. Las lesiones son circunstancias tan incontrolables como la meteorología, que a su manera también repartirá suerte, como siempre en los links, y que posiblemente descarte a un buen número de favoritos por el mero hecho de estar en la parte incorrecta del cuadro.

En 2010, la última vez que el Open pasó por St. Andrews, la cuna del golf, Rory McIlroy pasó de bordear la perfección con su 63 inicial a desplomarse con un 80 en la segunda vuelta, un resultado producto de la ansiedad y del azote del viento, y una señal de lo que puede suceder en esta edición. En un campo verde y blando («tierno», como suele decir Jiménez), parece que saldrán mejor parados los que salgan a partir del mediodía el jueves y luego jueguen el viernes por la mañana (tres de los cuatro españoles, todos menos Sergio García) ya que se espera que llueva el jueves por la noche y el campo se quede más receptivo para la primera hora del viernes, poco antes de que se desate el infierno en forma de vendaval.

En la cuna del golf, donde este deporte forjó su historia, tres hombres están señalados como protagonistas. El primero Tom Watson, que jugará por última vez el Old Course de St. Andrews y que no quiere limitar a pasearse por este bello links, aunque las circunstancias sean muy distintas a las que se encontró en Turnberry cuando rozó por última vez el sexto título en el Open. Junto a él, un Tiger Woods que se resiste a ser descartado y que afirma estar en la senda correcta. Sus dos títulos previos en el Old Course son credenciales más que suficientes para ser cautos a la hora de prescindir de él en los pronósticos, pero cuesta meterle en el mismo saco que jugadores que llegan tan en forma como Rickie Fowler o Jordan Spieth.

Precisamente Spieth es quien cierra ese terceto de golfistas que persiguen un sitio especial en la historia. El texano llega a St. Andrews después de adjudicarse los dos primeros majors del año, en busca de la «tercera pata» de un Grand Slam inédito en la era moderna del golf. Su escasa experiencia en los links y la decisión de jugar (y ganar) el John Deere Classic parecen estar en su contra, pero Spieth no sabe de lógicas ni de pronósticos. Él se limita a jugar al golf; las cifras y las estadísticas se las deja a los incrédulos.

Por supuesto, al acecho estarán los sospechosos habituales encabezados por los estadounidenses Rickie Fowler y Dustin Johnson, los sudafricanos Louis Oosthuizen y Branden Grace, el sueco Henrik Stenson, los ingleses Justin Rose y Lee Westwood, el australiano Adam Scott y el alemán Martin Kaymer.

Por supuesto, los españoles soñamos con un cuarto Open Championship después de los tres obtenidos por Seve Ballesteros, uno de ellos en St. Andrews. Pese a estar en la zona difícil del cuadro, el mejor ubicado en las apuestas es, evidentemente, Sergio García. Con dos subcampeonatos y ocho top ten en 18 apariciones, el de Castellón permanece en un discreto segundo plano mientras los jóvenes estadounidenses acaparan los titulares. Sus dos top 20 en el Masters y el US Open y sus retoques en el putt nos llevan a ser optimistas. En sus tres apariciones en el Old Course ha sido decimocuarto (2010), quinto (2005) y 36º (2000).

Un escalón por debajo en la jerarquía de aspirantes está Miguel Ángel Jiménez, a quien no le beneficia el estado actual del campo y seguramente echará de menos la firmeza de otros años; Pablo Larrazábal, que se estrena en St. Andrews en su sexto Open (aunque ya ha jugado el campo en seis Alfred Dunhill) y que afronta con la máxima concentración el torneo, alejándose de cualquier distracción que le aparte del juego; y Rafa Cabrera-Bello, estelar durante los últimos dos meses y a quien solo falta una victoria para certificar su magnífico estado de forma. No es St. Andrews un campo apto para «novatos», aunque el grancanario ya se las haya visto con sus recovecos en el Alfred Dunhill Links Championship. Será su cuarta aparición consecutiva en el Open para Cabrera-Bello, que tiene como mejor resultado un vigésimo primer puesto en Muirfield.

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