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Especial Solheim Cup

Un hoyo en uno para la esperanza

Enrique Soto | 17 de agosto de 2013

Europa salió en la segunda jornada dominando por un resultado de 5 a 3. Era evidente quién tenía que hacer cambios en el equipo y quién debía apostar por las certezas, por lo que ya había funcionado. Neumann mantuvo tres parejas que habían resultado eficientes el día anterior, mientras que Mallon solo una, intercambiando cromos dentro de sus posibilidades para olvidar las derrotas y buscar sorprender. La mañana del sábado en la Solheim Cup se antojaba emocionante. Los greenes endiabladamente rápidos del Colorado Golf Club esperaban dictar sentencia. El espectáculo hizo saltar de sus asientos a cualquier aficionado.

Anna Nordqvist y Caroline Hedwall ganan por 2&1 a Morgan Pressel y Jessica Korda

El primer partido siempre busca mandar un mensaje al resto de jugadoras. La pareja sueca se había mostrado de lo más contundente en golpes alternos, por lo que era lógico ponerla a competir a las primeras de cambio, buscando de nuevo marcar la diferencia desde el principio. Hedwall y Nordqvist no solo se compenetran bien porque son compatriotas, sino porque entre las dos no suelen fallar muchos golpes; la calle o el green son términos perfectamente conocidos por ambas. Sus argumentos fueron los mismos de siempre: nueve hoyos al par del campo les bastaron para ponerse uno arriba en el marcador.

A pesar de su gran solidez en el juego largo, había un riesgo juntando a ambas. En ocasiones, hace falta algo más para ganar un partido, ya sea un birdie inesperado, un putt largo que termina en el agujero o un approach brillante desde una posición imposible. Esto es match play, y la sorpresas son tan importantes como la seguridad de tee a green. Las europeas vieron cómo su estrategia predecible no funcionaba con Pressel y Korda, mucho más impetuosas, vibrantes e imprevisibles. Tras cuatro pares del 10 al 14, habían pasado de dominar el marcador a perder por un hoyo. Se les pedía algo más, un puñetazo que mandara a la lona a sus adversarias, mucho más vulnerables que lo que indicaba su resultado del día anterior.

Esa reacción llegó de una forma memorable. Un birdie al 14 puso en partido en tablas, mientras que otro en el par 5 del 16 delató a las estadounidenses, que no estaban pasando por su mejor momento (solo habían conseguido tres aciertos a lo largo del día). Había dos pruebas que afrontar y un resultado que defender, justo el tipo de situación en las que estas jugadoras no fallan. Entonces, como venido de la nada, Anna Nordqvist pegó un hierro 7 desde 160 metros. Era un par 3 y su golpe salió directo a bandera. La sueca observó el vuelo de la bola igual que siempre, concentrada, fría. El resultado fue el primer hoyo en uno de la historia de esta competición. 6 a 3.

Azahara Muñoz y Karine Icher pierden 1up frente a Stacy Lewis y Paula Creamer

Meg Mallon había observado incómoda cómo su jugadora con más talento sufría por sacar lo mejor de sí misma en la Solheim. Stacy Lewis, tras cinco enfrentamientos a lo largo de dos ediciones, no había sumado un solo punto. Puede que hubiera que cambiar la estrategia, tomar a la número dos del mundo como una novata en vez de como una líder para que verdaderamente aflorara la campeona del Women’s British Open. A su lado, Paula Creamer, la asesina en serie cuando viste la bandera de su país. En frente, una pareja que se había compenetrado a la perfección en la primera jornada.

En diez hoyos, las americanas habían firmado la friolera de cuatro birdies y se habían situado cuatro arriba. Stacy ya era Stacy, la jugadora inteligente que clava los tiros a bandera e interpreta los putts como si los hubiera visto antes. Creamer puso la actitud y ella consiguió por fin aflorar el talento. De poco importaban los esfuerzos de las de Neumann, impotentes ante un espectáculo implacable.

Pero la gran diferencia respecto a otras ediciones es que estas chicas saben que pueden ganar; juegan ajenas a los vítores del público y se crecen en los momentos complicados. Azahara y Karine insistieron, sabedoras de que en este formato el juego se basa también en rachas, no solo en méritos. Tres birdies consecutivos, del 12 al 14, les dejaron igualadas y, a pesar de perder el 15 en un hoyo para olvidar, llegaron al 17 uno abajo. La bola de Lewis reposaba a poco más de un metro de bandera, la de Azahara a cuatro.

Cuando todo parecía indicar el final del partido, la francesa embocó y Creamer, dubitativa como indican sus estadísticas de putt de esta temporada, falló. Match play en estado puro. El resultado se inclinó hacia América en el 18, pero dejó una lección muy valiosa flotando en las alturas de Colorado: los puntos nunca se pueden dar por perdidos.

Catriona Matthew y Caroline Masson empatan contra Brittany Lincicome y Lizette Salas

Hay jugadoras que nacen para liderar y otras para responder en momentos puntuales. Mientras que Lewis parece de las segundas, Lizette Salas tiene toda la pinta de haber llegado a la Solheim para marcar una época. Es solo una debutante, pero en la primera jornada llevó a Stacy de la mano por las calles del Colorado Golf Club, mientras que en la segunda leyó todos los putts en los que Lincicome dudaba, en el área más débil de su juego. Tras catorce hoyos y cinco birdies, se habían situado dos arriba en el marcador.

Esta ventaja se debió, en gran medida, a la incapacidad de la pareja europea por aprovechar sus oportunidades. Catriona y Carolina eran muy consistentes en su juego largo y en raras ocasiones se les vio metidas en problemas; solo habían firmado un doble bogey a lo largo del día, nada más. Es necesario algo más para imponerse en un partido de alto voltaje, donde la tensión quebranta el talento. Su respuesta llegó cuando más era necesaria. Un birdie en el 17 dejó el partido con uno arriba para Estados Unidos y, desde la calle del 18, la alemana pegó su tiro a green. Habían pasado por dificultades durante 17 hoyos para producir un momento favorable, pero el hierro que pegó Masson hacia la bandera aterrizó a menos de dos metros del hoyo. Matthew, con unos nervios de hielo, empató un partido que sabía a victoria. No tanto por los méritos, sino porque, por fin, habían demostrado ser capaces de romper con lo predecible.

Suzann Pettersen y Beatriz Recari pierden 2&1 contra Michelle Wie y Brittany Lang

A la número tres del mundo le preguntaron con quién prefería jugar los foursomes y su respuesta fue contundente: Beatriz Recari. No es de extrañar. La navarra es tan disciplinada en el campo como en la cancha de prácticas. A pesar de ser una novata en estas lides, afronta cada golpe como si de un campeonato más se tratara: concentrada, seria, implicada en todo momento. Estos patrones le gustan más a Pettersen que los de una mujer imprevisible, dejada a los arbitrios de su talento.

Los diez primeros hoyos que jugaron juntas fueron una repetición de lo que ocurrió el viernes. Beatriz no fallaba ninguno de los golpes que debía y se mostraba brillante con el putter en las manos, sabedora de que es el lugar donde esta semana se decidirá la victoria. Suzann dibujaba líneas en su juego largo, como si fuera capaz de controlar a la perfección que la cara de sus palos llegara cuadrada al objetivo. Lo que vino a continuación fue una brillante racha de las estadounidenses.

Pensar. Argumentar. Merecer. Ganar. Perder. El match play, como la vida, funciona por momentos. Pequeños detalles o decisiones alteran el orden. Brittany dejó todos sus putts colgando del hoyo y Michelle fue la jugadora consistente que todavía no ha aparecido esta temporada, pero que sí fue cuando todavía era una adolescente y competía contra los hombres. Ambas se juntaron en un espacio de cinco hoyos y fueron capaces de darle la vuelta al partido, a pesar de que sus rivales no dejaron de ser ellas mismas. Un par el 17 les bastó para ganar, cuando Pettersen falló un putt de apenas dos metros. Momentos, match play y segundos deberían ser sinónimos en un hipotético diccionario de golf. Estados Unidos se acerca en el marcador, 5,5 a 6,5. Sin embargo, el domingo se disputarán doce puntos. Nunca hay que perder de vista que esta competición finaliza el domingo por la tarde.

Partidos de la tarde (fourball)

Jodi Ewart-Shadoff y Charley Hull contra Paula Creamer y Lexi Thompson
Azahara Muñoz y Carlota Ciganda contra Gerina Piller y Angela Stanford
Caroline Hedwall y Caroline Masson contra Michelle Wie y Jessica Korda
Beatriz Recari y Karine Icher contra Cristie Kerr y Morgan Pressel

Resultados completos

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