Todos los ingredientes están ya sobre la gran mesa del US Open. Todo preparado para que los aficionados disfrutemos del banquete anual que supone este grande que no se servirá hasta el jueves, aunque los cocineros ya están entre fogones.
El tres veces ganador de este torneo, Tiger Woods, ha pasado de ser el gran favorito, la apuesta casi segura, a la gran incógnita. Tiger ha iniciado el descenso por una pendiente que parece no tener fin y que suscita bastante temor entre sus seguidores. Pero él parece tener más control del que transmite a la grada.
“Quiero estar aquí. Quiero competir y ganar. Es divertido tener la oportunidad de ganar el domingo. En muchas ocasiones no he podido hacerlo y en otras sí. Pero hay que estar. Es una de las razones por las que a lo largo de mi carrera he hecho cambios aquí y allá para ganar consistencia. Este está siendo un año de lucha. Pasar lo que pasé en Torrey Pines y en Phoenix para conseguir lo que conseguí en Augusta me da mucha confianza de cara al futuro”.
Incluso el tristemente famoso 85 del Memorial es para Woods una tuerca más en el engranaje del juego que viene dispuesto a desplegar en Chambers Bay. ”En el Memorial hice otro cambio en la base de mi juego porque estaba satisfecho de las pruebas previas. Hacer eso delante de la gente es más complicado, sé lo difícil que es hacerlo en las rondas y, obviamente, salió mal. Pero fue un cambio en el buen sentido porque ahora soy capaz de golpear la bola como lo estoy haciendo esta semana.”
El actual número uno del mundo, Rory McIlroy, ganador del US Open en 2011 y del British Open en 2014, lleva probando el campo desde el sábado y parece ser que la química entre Chambers Bay y el norirlandés es bastante buena.
“Creo que, como la mayoría, no sabía qué esperar cuando llegué aquí el sábado por la mañana, y me refiero a que es un campo de golf links puro. Todo el campo de golf es de festuca. En Estados Unidos solo se ve festuca en los alrededores del campo de golf, pero aquí las calles, los greenes, todo es festuca. Es realmente como jugar un Open Británico con la diferencia de que aquí hay 20 grados más de temperatura. Pienso que le vendrá bien a mi juego. Hay que ser agresivo desde el tee y poner la bola larga.”
El joven ganador del Masters de Augusta 2015, Jordan Spieth está algo familiarizado con el campo en el que disputó el US Open Amateur en 2010 y, como si de un veterano se tratara, se muestra bastante cómodo en este grande incluso compartiendo partido con dos pesos pesados como Justin Rose y Jason Day.
“Creo que va a ser mi trigésimo quinta ronda en el torneo con Justin en el último año, por lo hemos encontrado una manera de hacer que nuestros juegos se complementen entre sí. Jugué contra él en un partido de la Ryder Cup. Jugué con él en la ronda final de Augusta. Hemos tenido de todo. Es muy divertido. Estoy contento con el grupo.”
Spieth es una estrella ascendente en el mundo del golf que no parece haber sucumbido al peso de la chaqueta verde y espera poder salir de Chambers Bay con otro major en la bolsa.
“El Masters fue un evento que cambió mi vida fuera del campo, pero cuando me meto entre las cuerdas no veo en mí o en mi juego diferencias con Augusta. Mi objetivo esta semana es darme la oportunidad de ganar otra vez. Voy a tener que patear un poco mejor de lo que lo hice en el último par de semanas. He estado trabajando también el vuelo de la bola y trato de ganar distancia. En definitiva, se trata de conseguir control de mi velocidad en la bajada y coger calles.”
Con las cosas tan claras, es difícil resistirse a pensar que este US Open no caiga en las expertas manos de uno de estos tres candidatos.
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