Veinte Masters de Augusta ha disputado Tiger Woods y, tras casi dos meses fuera de los terrenos de juego, vuelve al Augusta National dispuesto a enfundarse su quinta chaqueta verde. Jordan Spieth, en plena forma, busca su primer grande, mientras que Rory McIlroy tratará de completar su particular Grand Slam enfundándose el domingo su primera chaqueta verde aunque contará con la férrea oposición un Bubba Watson camino de su tercer Masters en los últimos cuatro años.
Con los focos apuntando hacia su estado de forma tras su retirada del Farmers Insurance Open por problemas musculares, Tiger se mostraba impaciente por comenzar su andadura en este Masters de 2015 y recoger los frutos del arduo trabajo llevado a cabo durante estos meses en el dique seco.
«Estoy entusiasmado por regresar y volver a jugar a este nivel. Siento que mi juego por fin está listo para competir al máximo nivel. Nadie puede llegar a entender todo lo que he trabajado para volver. He trabajado de sol a sol», afirmaba tajantemente el exnúmero uno del mundo.
Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte y Tiger, que encara este Masters situado en el peor lugar del ranking mundial desde que se hiciera profesional, recuerda cómo ha cambiado el golf desde que ganara su primera chaqueta verde en 1997.
«Gané el Masters cuando Jordan (Spieth) todavía llevaba pañales. Hay una nueva generación de jóvenes pisando fuerte y el juego ha evolucionado mucho desde que yo empecé en la élite», remataba.
Precisamente Spieth, a sus 21 años, es uno de los favoritos al triunfo. Con siete puestos entre los cinco primeros en sus últimos once torneos, el texano se encuentra en plena forma para conseguir el que sería su primer grande. Con un segundo puesto en su única participación en Augusta y con una victoria ya en su haber esta temporada, afronta el torneo con confianza y consciente de sus posibilidades.
«Espero darme al menos la oportunidad, ponerme en situación de victoria y ver de qué soy capaz. El año pasado venía sin expectativas, este año vengo con ganas de hacerlo bien en un campo que se adapta bastante bien a mi juego», afirmaba el joven estadounidense.
Lo de Rory McIlroy con el Augusta National no es precisamente un idilio. Todos recordamos esos fatídicos nueve segundos hoyos del norirlandés allá por 2011, cuando dilapidaba cualquier opción de triunfo protagonizando una de las grandes debacles de los últimos años. Pero las cosas han cambiado, Rory ya no es ese joven imberbe que naufragaba en los lagos de Augusta, ahora viene con los galones de número uno del mundo y con la posibilidad de ganar el último grande que le falta en su extenso palmarés.
«Parece mentira que se cumplan ya siete años desde mi primer Masters. Los primeros años estaba más pendiente de dónde no fallar que de ejecutar bien el golpe. Lo que he aprendido es que tengo que salir ahí y jugar mi juego. Augusta es un lugar muy intimidante y muchas veces he jugado teniéndole demasiado respeto, en vez de centrarme en jugar como siempre lo hago», concluía el actual número uno del mundo.
Con el permiso de Rory y del resto de jugadores presentes en este primer major de la temporada, Bubba Watson está dispuesto a defender su título conseguido la pasada campaña y enfundarse así su tercera chaqueta verde en tan solo cuatro años. «Sé lo que se siente al ganar el Masters. La atención de los medios y la atmósfera pueden distraerte pero ya sé qué esperar. No quiere decir que por ello vaya hacerlo mejor, pero sí que estoy mejor preparado esta vez», concluía el anfitrión de la cena de campeones de este año.
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