Sergio García lleva mucho trajín encima. Durante la supuesta semana de descanso tuvo que atender varios compromisos comerciales con TaylorMade y luego tuvo que alternar descanso y entrenamientos durante el fin de semana antes de viajar a Gleneagles. Aun así, la Ryder Cup bombea adrenalina en su sistema y le ayuda a superar los compromisos previos y también los que tiene que afrontar durante los días previos.
«Al menos nos tienen ocupados, con lo que no tienes la sensación de estar cruzado de brazos sin hacer nada», explicaba Sergio acerca de los días previos a la Ryder. A continuación, le preguntaban qué día sería el ideal para llegar a Gleneagles desde su punto de vista. «Si no hubiera que hacer tantas cosas, tal vez llegar el miércoles por la mañana, o algo así, para dar un par de vueltas de prácticas y empezar. Pero todo no cabe. No me entendáis mal, creo que todo está bien como está, pero al final lo que nos gusta es llegar al viernes y jugar. Eso es lo más emocionante. Aun así, merece la pena esperar».
Entre los actos previos estuvo una reunión con sir Alex Ferguson, legendario entrenador del Manchester United, que siguió con la tradición de las charlas motivadoras que tuvieron su culminación con la llamada de Seve al «team room» en Celtic Manor.
«Obviamente, siendo fan del Mdarid no era el mayor admirador de Ferguson, pero después de conocerlo y escucharlo ves que siempre es interesante escuchar a gente que ha estado en la cima del mundo deportivo durante tantos años», declaraba el de Borriol. «Se centró en el afán de no rendirse, de trabajar duro, de confiar en ti mismo y en tus compañeros y de luchar hasta el último segundo. Da igual si vas dos abajo a falta de tres o cinco abajo a falta de ocho. Si pierdes, que sea lo más ajustado posible».
El espíritu de Seve sigue muy presente en Gleneagles y Paul McGinley y su equipo utilizaron su figura y sus hazañas en la Ryder en los vídeos motivadores que mostraron el lunes a los jugadores. A Sergio no le extrañaba en absoluto.
«Ha sido tan importante en la Ryder que es imposible que no aparezca. Siempre es bonito verlo, cuando ya se ha ido siempre trae recuerdos muy interesantes, resumía. Mientras veíamos los vídeos que prepararon Paul y su equipo, se te ponía los pelos de punta al verlo y oírle hablar, aunque no esté con nosotros desde hace un par de años. Siempre vamos a tener presente a alguien que ha aportado tanto al juego, no solo en la Ryder Cup, sino al golf europeo», explicaba García.
Además de recordar la figura y el efecto de Seve sobre el equipo europeo, también se abordó en la rueda de prensa el actual protagonismo de Poulter, que quizá haya eclipsado hasta cierto punto la pasión que siempre ha aportado Sergio al equipo europeo.
«No es una competición. Creo que todos sabemos lo que aportamos al equipo. Al final, lo importante es que estamos juntos y que vamos a luchar codo con codo. Cada cual lo hace a su manera y nos encanta como lo hace Poulter, pero todos intentamos hacerlo del modo que sabemos que nos va mejor a nosotros y al equipo», respondía diplomáticamente.
En cuanto a la primera jornada de entrenamiento que compartió con Rory McIlroy y Martin Kaymer, Sergio afirma que empezó regular pero luego se fue metiendo, y que le sirvió para coger sensaciones con sus compañeros y conocer el campo. Con respecto al PGA Centenary Course de Gleneagles, García se mostraba elogioso.
«El campo está muy bien cuidado, no lo había jugado nunca, pero es un campo que quitando un par de hoyos lo ves bastante bien y está ahí enfrente de ti. Sobre todo, muy bien cuidadito, con el rough denso, ya que ha hecho buen tiempo y la hierba ha crecido bastante».
Después del campo, era inevitable la referencia a su antiguo compañero de fatigas, Luke Donald, con quien ha formado una pareja que ha dado grandes éxitos al golf europeo.
«Sí se echa de menos a Luke, pero desafortunadamente cuando dependes de que te escojan siempre pueden pasar estas cosas. El capitán tiene siete u ocho jugadores entre los que elegir pero solo puede escoger a tres. Le echaremos de menos pero hay muy buenos compañeros para ocupar su puesto», indicaba García, que previamente había mostrado su predisposición para jugar con cualquier compañero. En la vuelta de prácticas de hoy miércoles ha salido con Henrik Stenson y con una pareja asentada, Justin Rose e Ian Poulter, que parece que podrían repetir en Gleneagles.
A continuación, se trató la cuestión de la identidad nacional de los estadounidenses con respecto al concepto “patchwork” europeo, que podría suponer una desventaja a la hora de defender unos colores comunes (aunque la historia reciente del torneo desmienta la circunstancia).
«Yo no puedo sentirme más europeo que cuando veo cómo me apoyan suecos, alemanes, ingleses, españoles, italianos. Es imposible sentirse más europeo. Cuando todo el mundo se reúne y apoya una causa, da igual de dónde seas», sentenciaba García.
El combinado «Sergio-rueda de prensa» trae indefectiblemente las preguntas acerca de su actuación en los grandes, y en esta ocasión se le preguntó si los éxitos en la Ryder pueden sustituir a la ausencia de majors en su palmarés.
«La Ryder es muy especial para mí, pero los majors son los majors. No se pueden comparar. Son torneos completamente distintos, pero tener éxito en la Ryder Cup es muy importante, al menos para mí, y me siento muy orgulloso de ello. Espero no tener ese problema [de tener que compensar las victorias en la Ryder con la ausencia de triunfos en los majors]», indicaba el castellonense.
Y volviendo a la Ryder pura y dura, queda claro que Sergio García tiene ganas de que llegue el viernes cuanto antes… y luego que pasen rápido los dos primeros días para volver a vivir lo que ocurre en el primer tee durante los individuales.
“El primer hoyo siempre es increíble. Sin duda, el hoyo más impresionante que jugamos en nuestra carrera. El golpe desde el tee del 1 siempre es distinto, la manera en que se acumula la emoción y las canciones que escuchas. Siempre me ha sorprendido todo lo que sucede en el primer hoyo y cómo te animan. Hace dos años estábamos en Medinah, en suelo americano, íbamos perdiendo 10-6 el domingo por la mañana y a todos los jugadores que pasamos por allí nos cantaron ‘You’ll never walk alone’. Me puso la carne de gallina. Quería ponerme las botas y jugar al fútbol. Es muy, muy especial”.
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