Su cinematográfico nombre parece una mezcla imposible de Ryan O’Neill y Peter O’Toole, pero Ryan O’Toole es una joven golfista que ha acaparado titulares al ser elegida por Rosie Jones, capitana estadounidense de la Solheim, como wild card para esta competición que se celebrará la semana que viene en el Killeen Castle irlandés.
Aunque solo ha disputado nueve torneos en el LPGA Tour hasta la fecha, O’Toole deslumbró con su novena plaza en el US Women’s Open de este año, donde escapó de su anonimato (Cristie Kerr reconoció que no la conocía y que pensaba que era canadiense) y también destacó en el Safeway Classic (fue quinta), pero no deja de ser sorprendente su nombramiento, una maniobra que pretende replicar el “efecto Fowler” de la pasada Ryder.
Sin embargo, pese a que O’Toole debería estar acostumbrada a los focos (estuvo en el programa de Golf Channel “Big Break”, una suerte de Operación Triunfo golfístico) su juego no ha encajado bien su elección como jugadora Solheim y ha fallado los dos últimos cortes de manera aparatosa: última en el Canadian Open, con +10 y sexta por la cola en el Walmart NW Arkansas Championship, con +12 (con 81 en la segunda vuelta).
Jones ha declarado que cuenta con un gran grupo de veteranas y que puede permitirse correr ese riesgo, pero ¿qué consecuencias tendrá a largo plazo esta prematura convocatoria para la joven O’Toole?
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