Pese a contener el preceptivo «abierto» en su nombre, históricamente el US Open ha sido el torneo menos visitado por los españoles dado que hasta hace bien poco las vías de acceso a los no estadounidenses eran muy limitadas. Por lo tanto, a lo largo de su historia poco más de una decena de españoles han podido afrontar el exigente desafío de este major y ninguno de ellos ha conseguido hacerse con el título. No obstante, también hay brillo en las actuaciones de este puñado de héroes y vamos a dar un repaso a sus mejores momentos en el US Open.
El menudo jugador cordobés, la primera gran estrella del golf español con cinco abiertos de nuestro país y brillantes actuaciones en el Open Championship a sus espaldas, fue el primer español que jugó el US Open. En aquel entonces, De la Torre impartía su magisterio al otro lado del charco y jugó en la edición celebrada en el Worcester Country Club de Massachusetts, aunque se retiró después de tres jornadas cuando figuraba en la sexagésimo sexta plaza (77+82+84), después de haber iniciado su andadura en el torneo trigésimo sexto. Aquella edición de 1925 fue un auténtico «quién es quién» de lo mejor del golf y se impuso el escocés William McFarlane en el playoff a Bobby Jones, mientras que Francis Ouimet era tercero y Walter Hagen y Gene Sarazen acababan quintos. Poco después, a Ángel de la Torre le iría mucho mejor en otra de las pruebas más importantes del calendario y finalizaba octavo en el Open de Pensilvania que ganó Joe Turnesa.
El cordobés también jugaría la edición de 1932 del US Open con escasa suerte, ya que solo disputó una vuelta en Fresh Meadow y terminó con 87 golpes.
En su primera vuelta en un major, saliendo en el primer partido de la mañana, Rafa Cabrera-Bello alcanzaba lo más alto de la clasificación en el US Open de 2010 que se jugaba en el espectacular recorrido de Pebble Beach, que días después coronaría a Graeme McDowell. El grancanario salía bien parado de su duelo con el bello campo de Carmel mientras muchos otros ilustres sufrían, y al final del día era cuarto a un solo golpe de Casey, De Jonge y Micheel, primeros líderes. «Que me quiten lo bailao», declaraba justificadamente el español después de este contacto con el major más duro del calendario. Al final, meritoria cuadragésimo séptima plaza para Cabrera-Bello.
Otro hito en el golf español: la primera vez que la USGA decidía reunir a tres jugadores de nuestro país en el mismo partido. Los agraciados con este honor fueron José María Olazábal, Sergio García y un jovencísimo Pablo Martín, que tenía 21 años y acababa de pasarse a profesional la semana anterior después de culminar su brillante periplo universitario con Oklahoma State. Olazábal y Martín se lucieron en la primera jornada en Oakmont en condiciones muy duras; el vasco finalizaba tercero a dos golpes del líder, Nick Dougherty, y Pablo Martín era quinto tras su primera vuelta en un major con un golpe más en un numeroso grupo que también incluía a Tiger. Luego, el por entonces número uno del mundo claudicaría ante Ángel Cabrera por un golpe al final del torneo. Con respecto al español, con vueltas de 71, 76, 77 y 73 finalizó en un notable trigésimo puesto en su estreno.
El golf español, de la mano del as cántabro, regresaba al US Open después de 46 años de ausencia. Seve Ballesteros, con 21 años recién cumplidos, se enfrentaba al temible Cherry Hills Country Club y llegaba al torneo después de haberse adjudicado en abril el Greater Greensboro Open y haber finalizado decimoctavo en Augusta. Pese al revés de la primera vuelta, un 75 que parecía dejarle fuera de juego, Ballesteros reaccionó con dos magníficas vueltas en condiciones muy duras para escalar hasta la quinta plaza después de tres jornadas, a solo cuatro golpes del líder. Sin embargo, el cántabro cedió ante el campo en una jornada final que fue a tumba abierta y acabó decimosexto, magnífica posición, no obstante, en su estreno en el US Open.
El madrileño llegaba al Merion Golf Club sin demasiadas expectativas después de haber fallado el corte en las dos ediciones previas que había jugado (Bethpage y Olympic), pero el campo le entró por el ojillo derecho desde las vueltas de prácticas y siempre se mantuvo en la zona alta pese a la dureza de esta edición que ganó Justin Rose sobre par. Dos recuerdos imborrables: el partido que compartió el sábado con los números uno y dos del mundo por aquel entonces, Tiger Woods y Rory McIlroy (a quienes ganó, por cierto) y el gran comienzo en la última vuelta. Fernández-Castaño reconoció posteriormente que se le había pasado por la cabeza que podía liarla, pero el putter no le acompañó y tuvo que conformarse con un gran décimo puesto (71 72 72 72 para un total de +7).
Lejos del idilio entre el donostiarra y el Masters están sus participaciones en el US Open, donde no obstante firmó buenas actuaciones antes de lograr su primera victoria en Augusta. Durante tres años consecutivos, desde 1989 a 1991, Olazábal se codeó con los mejores en Oak Hill, Medinah y Hazeltine, logrando un noveno puesto y dos octavos. En Medinah, campo que posteriormente lo entronaría como capitán de la Ryder Cup, es donde estuvo más cerca del título, ya que partió en la última jornada a solo dos golpes de los líderes y finalizó a cuatro de Hale Irwin y Mike Donald después de un 73 final.
En el año de la coronación de Rory McIlroy, Sergio García no quiso convertirse en mero comparsa y logró el mejor resultado con respecto al par de un español en la historia del US Open, un -5 (69, 71, 69, 70) que solo le sirvió para ser séptimo a once golpes del norirlandés, imperial en Congressional. Bien escoltado por Álvaro Quirós en las dos primeras vueltas, el de Borriol se mostró certero y regular, y acabó en la citada séptima plaza (su peor clasificación de la semana) a un solo golpe del tercer puesto después de que su último putt para par se quedara asomado al hoyo. Y su actuación tiene especial mérito si consideramos que el jugador de Borriol tuvo que ganarse su plaza en la previa disputada unos días antes en Memphis, ya que por aquel entonces andaba fuera de los puestos del ranking que permitían acceder al torneo.
El cántabro llegaba al US Open de Olympic Club después de haber caído en el desempate del Masters, el primer major del año, y desde el primer momento se situó entre los mejores. Pese a un abultado 75 en la segunda ronda, Seve lograba su segundo 68 del torneo (la mejor vuelta de un español en el US Open en aquel entonces) para ascender a la quinta plaza a dos golpes del líder, Tom Watson, pero el putter no lo acompañó en la última vuelta y el as de Pedreña finalizaba tercero, su mejor resultado histórico en este major, a cinco golpes de Scott Simpson.
En el US Open de 2002. tres años después de su duelo en el PGA Championship de Medinah, se reeditaba el duelo entre Tiger Woods y Sergio García en la última jornada de un major. El de Borriol ya había luchado por el título el año anterior, donde salió tercero a la última jornada, y en 2002 se encontró con la dura resistencia del número uno del mundo y con la animadversión del bullicioso público neoyorquino reunido en Bethpage Black, que se cebó con el español por los waggles que en aquel entonces plagaban su juego. Con 22 años, Sergio se fue con la sensación de que Tiger se le había escapado vivo después de que el estadounidense tuviese un inicio dubitativo. «Lo tenía al principio y lo dejé escapar. Él hizo lo que tenía que hacer, pero lo hizo porque yo le dejé», declaraba García.
Tres años después, en Pinehurst, Sergio mejoraba su cuarta plaza de Bethpage Black con un tercer puesto a cinco golpes de Michael Campbell, pero lo cierto es que nunca llegó a amenazar el liderato en las dos últimas jornadas, si bien su remontada final (del decimoquinto puesto al citado tercero) fue muy meritoria.
«Estaba en un momento de juego muy bueno. Ernie Els y yo ganamos el torneo de los terrenales. Nosotros ganamos y luego llegó Tiger Woods y nos sacó 15 golpes». Ese es el resumen que hacía Miguel Ángel Jiménez hace cinco años a Juan Carlos Galindo en El País acerca de aquel US Open que pasó a la historia. Jiménez no tuvo opción de triunfo en el espectacular recorrido de Pebble Beach, pero logró dos marcas que aún están vigentes en el libro de récords de los españoles: la mejor vuelta de un golfista de nuestro país en un US Open (un 66 que luego igualaría el de Churriana en 2008) y la mejor clasificación final, el segundo puesto… aunque a un abismo del entonces número uno del mundo.
Finalizó a seis golpes del líder, el estadounidense Larry Nelson, pero en Oakmont Seve estuvo más cerca que nunca de alzar el trofeo del US Open. El cántabro era favorito después de lograr en abril su segunda chaqueta verde, y respondió a esa condición liderando el torneo tras la primera jornada. Después de un 74 en la segunda vuelta, Ballesteros reaccionó y recuperó el liderato después de 54 hoyos, pero tuvo que claudicar ante el empuje de un Nelson tocado por los dioses en los 36 últimos hoyos (terminó con 65 y 67) para acabar cuarto.
Ángel de la Torre Bethpage Black Chambers Bay Congressional Country Club Gonzalo Fernández-Castaño Hazeltine National Golf Club José María Olazábal Medinah Country Club Merion Golf Club Miguel Ángel Jiménez Oak Hill Country Club Oakmont Pablo Martín Pebble Beach Golf Links Rafa Cabrera-Bello Sergio García Seve Ballesteros Severiano Ballesteros US Open US Open 1925 US Open 1978 US Open 1983 US Open 1989 US Open 1990 US Open 1991 US Open 2000 US Open 2002 US Open 2005 US Open 2007 US Open 2010 US Open 2011 US Open 2013 US Open 2015 Worcester Country Club
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