Lee Westwood, número 3 del mundo, ha protagonizado uno de los cambios de opinión más radical y sorprendente del mundo del golf de los últimos años. Después de declarar hace escasos meses que el mínimo de torneos que impone el PGA Tour era incompatible con su planificación, Westwood ha anunciado, siguiendo los pasos de Rory McIlroy, su ex compañero en la agencia ISM, que en 2012 participará en el PGA Tour con un calendario completo.
La decisión de Westwood sorprende especialmente por el cambio de tercio radical en algunos aspectos que consideraba intocables y por la batería de declaraciones altisonantes, tanto suyas como de su agente Chubby Chandler, del año pasado, cuando restó relevancia a una FedEx Cup y a un Players Championship que ahora parecen ocupar un lugar muy especial en su corazón.
Además, el inglés de Worksop ha anunciado que sigue comprometido con el European Tour y esta decisión no afectará a su calendario, aunque habrá que ver, en la práctica, si esto es así. Llama la atención que Westwood decida saltar el charco y comprometerse a jugar 15 torneos en el PGA Tour en un año Ryder, aunque no debería tener ningún problema para clasificarse a través del ránking mundial.
Y seguramente sea el ránking mundial la clave que sirva para interpretar el cambio de parecer de Lee Westwood. Después de probar las mieles del número 1 del mundo, Westwood ha descendido al número 3 (relegado en las últimas fechas también por McIlroy) y ha visto como no ha tenido ninguna opción de abordar el liderato de Donald por el gran año de su compatriota y por los puntos en el ránking mundial que ha conseguido este en Estados Unidos.
Westwood, como el Smeagol de El señor de los anillos, ha tenido en sus manos el “anillo de poder” del número 1 del mundo y parece dispuesto a hacer lo que sea para recuperarlo. Por desgracia, el anteriormente afable Westwood lleva todo el año exhibiendo ciertas maneras que recuerdan el “envilecimiento” (con muchas comillas, por favor) del personaje de la novela de Tolkien, con sus agrias declaraciones en las que minusvaloraba los esfuerzos de sus compañeros en determinados momentos (Poulter, Donald y McIlroy han sido sus víctimas a lo largo del año pasado) y adoptando ciertas maneras de divo que no se le conocían (como el trato dispensado a los medios españoles en el pasado Volvo World Match Play Championship).
Y ya sabemos cómo acabó Gollum en la novela… Esperemos que el PGA Tour no sea el particular Monte del Destino de Westwood.
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