“Estaba en el equipo en 1996, cuando liderábamos por cuatro puntos llegando al domingo, por lo que sabía qué podía suceder”. Son palabras de Liselotte Neumann, capitana europea de la Solheim Cup. Hacía más de quince años había contemplado cómo la ventaja que acumulaban a través de las dos primeras jornadas se diluía en los enfrentamientos individuales, cómo el dominio estadounidense en esta competición llegaba hasta disparar los nervios de sus compañeras. El objetivo presente era romper con esa historia, abrir una brecha con el pasado y conseguir los tres puntos y medio que separaban a sus jugadoras de la victoria. “Merecemos ganar esta copa”, dijo Carlota Ciganda el sábado por la tarde.
La Solheim se disputa a lo largo de tres días pero donde verdaderamente se ve quién es mejor es en los partidos individuales. Son doce puntos en tan solo unas horas. Tanto Liselotte como cualquiera de las chicas del bando europeo habían comprobado esto a lo largo de los años: cuando parecía que el sábado llegaban con opciones, las americanas liberaban su talento en el uno contra el uno. Zas. Todo el trabajo echado a perder. Sucedió en Illinois, Indiana, Minessota, Ohio… Nunca habían salido triunfantes del territorio enemigo, nunca habían conquistado un país.
Pero Neumann plantó en Colorado a un grupo de jugadoras con una media de 27,6 años de edad, plagado de debutantes. Siete de ellas no habían formado parte del equipo que ganó en Killeen Castle en 2011 y algunas ni siquiera conocen la victoria en uno de los grandes circuitos profesionales. Era un riesgo que había que asumir, ya que para cambiar la historia también es necesario variar el modo de actuar. Puede que el primer punto que ganó Europa el domingo fuera un regalo a ese atrevimiento. Llegó en las manos de una niña.
Charley Hull no ha llegado a los dieciocho y tiene que viajar con sus padres a todos los torneos que disputa. Debutante este año en el Ladies European Tour, talento precoz desde que movía un palo a los dos años, chica directa y atrevida donde las haya. Venía de aguantar un cara a cara con Lexi Thompson que se saldó a su favor con un golpe memorable en el 17, cuando su bola terminó a poco más de un metro de bandera. Salió en el segundo partido del domingo contra una rival que acumulaba once victorias en esta competición, Paula Creamer, la asesina en serie de la Solheim Cup. En cinco hoyos, su partido estaba empatado. Siete después, iba cinco arriba. Lo que quedó entre medias fue un catálogo descomunal de tiros que pasaban cerca del hoyo, una agresividad que convirtió a “La Pantera Rosa” en una víctima de una voraz depredadora. “No estaba muy nerviosa”, declaró tras ganar por 5&4. “Es el modo en el que veo el golf; no voy a morir si pego un mal golpe”.
El primer punto para Europa y la primera certeza de la tarde llegó gracias a ella. Faltaban dos y medio para la victoria. Carlota Ciganda estaba jugando. Había pasado las dos primeras jornadas titubeante, intercambiando golpes dignos de todo su talento con escapadas y desvíos inoportunos. De algún modo, la navarra estaba aprendiendo a trasladar sus aptitudes a un nuevo escenario, practicando un nuevo lenguaje ante un público hostil. Aún así, sus fogonazos le habían servido para sumar dos puntos en tantos enfrentamientos. Pero ahora estaba sola, sin Pettersen o Azahara, era de la hora de la verdad y ya no hubo despistes. Su duelo con Morgan Pressel, una jugadora que acumulaba un 73% de victorias en este torneo, llegó empatado al hoyo 8. Birdie de Carlota en el 9, birdie en el 12, en el 13, 14, 15 y 16. Un total de seis en un espacio de ocho hoyos. El huracán pasó por las calles del Colorado Golf Club y finiquitó el encuentro por 4&2, dejando a su rival sin capacidad de respuesta y mandando otro mensaje a sus compañeras: faltaba solo un punto y medio.
La siguiente en la lista se llama Caroline Hedwall. Había jugado los cuatro partidos, 36 hoyos por día, consiguiendo cuatro puntos para Europa. Su repertorio de hierros apenas viraban en el aire, todo decisión y contundencia. Su rival, Michelle Wie, acostumbra a olvidar sus vicios y cuentas pendientes en esta competición, por lo que su última prueba en esta Solheim prometía ser dura. Pero la sueca ya no es la debutante que aterrizó en 2011 en el equipo, sino toda una líder que mira constantemente la clasificación, sabiendo en qué situación se encuentra; buscando ser importante mientras otras agachan la cabeza e intentan ahuyentar sus miedos. En el tee del 16 perdía uno abajo. Birdie. En el 18 necesitaba algo especial para ganar. Birdie. Era la primera jugadora en la historia que conseguía cinco puntos en una sola edición y su equipo había retenido la copa por primera vez en suelo americano.
Dentro de toda estas jóvenes se encontraba Catriona Matthew, la más veterana del equipo con cuarenta y tres años. Ha ganado un Women’s British Open, tiene dos hijas y también ha actuado como una madre dentro del equipo, dando cobijo a las rookies en los foursomes y fourball. Con su medio punto frente a Gerina Piller, Europa confirmó una victoria que se llevaba esperando desde 1990 en Orlando, cuando las chicas de Kathy Whitworth les aplastaron por seis puntos de ventaja. Todo ha cambiado desde entonces: el formato, las protagonistas, el escenario y la relevancia de este torneo. Pero sobre todo, para que por fin se ganara una batalla en América, ha sido necesaria la inclusión de un grupo de jugadoras con un enorme deseo de hacer historia. “Es el mejor equipo del que he formado parte”, declaró Suzann Pettersen, todo experiencia con tan solo treinta y dos años. “Charley cree que soy vieja”.
Europa ahora tiene por delante una generación de golfistas brillantes, como es lógico teniendo en cuenta su tradición en este deporte. Pero más que talento o capacidad, estas chicas han demostrado que, por encima de todo, se creen capaces de ganar a cualquiera. Ha sido la verdadera revolución que ha tenido lugar a lo largo de tres días en Estados Unidos. Un equipo que cargaba con el peso del pasado, de las derrotas, se sacudió los fantasmas y se hizo fuerte en torno a unas chicas que apenas sobrepasan los veinte años. La rebelión de la nueva guardia. Estos fueron sus resultados en los individuales para confirmar la diferencia más abultada entre dos equipos en la historia de la Solheim Cup. 18 a 10.
Anna Nordqvist empata con Stacy Lewis
Charley Hull gana 5&4 a Paula Creamer
Azahara Muñoz pierde 2&1 frente a Brittany Lang
Carlota Ciganda gana 4&2 frente a Morgan Pressel
Caroline Hedwall gana 1up a Michelle Wie
Catriona Matthew empata con Gerina Piller
Suzann Pettersen empata con Lizette Salas
Giulia Sergas empata con Jessica Korda
Lexi Thompson gana 4&3 a Caroline Masson
Jodi Ewart Shadoff gana 3&2 a Brittany Lincicome
Beatriz Recari gana 2&1 a Angela Stanford
Karine Icher empata con Cristie Kerr
Angela Stanford Anna Nordqvist Azahara Muñoz Beatriz Recari Brittany Lang Brittany Lincicome Carlota Ciganda Caroline Hedwall Caroline Masson Catriona Matthew Charley Hull Colorado Golf Club Cristie Kerr Crónica Golf Gerina Piller Giulia Sergas Jessica Korda Jodi Ewart-Shadoff Karine Icher Ladies European Tour Lexi Thompson Liselotte Neumann Lizette Salas LPGA Tour Meg Mallon Michelle Wie Morgan Pressel Paula Creamer Solheim Cup Solheim Cup 2013 Stacy Lewis Suzann Pettersen
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