Una mañana apacible en el Amata Spring Country Club, falta de viento y con greenes nobles y listos para hacer rodar la bola hasta el hoyo. Es lo que se encontraron los participantes del Thailand Golf Championship, un escenario idóneo para la caza de birdies, preparado para que aquellos más consistentes salieran en barrena hacia el récord del campo. Teniendo en cuenta que ocho de los cincuenta mejores jugadores del mundo estaban allí, parecía inevitable que alguno de ellos destacara automáticamente, como si de una consecuencia lógica se tratara. Su nombre es Justin Rose.
La teoría estaba encima de la mesa y el inglés la llevó al recorrido de una forma impecable, a base de los mismos números que le sirvieron para ganar este año el US Open. Fue noveno en greenes en regulación en el PGA Tour y hoy solo falló uno; finalizó cuarto en Total Driving y hoy se dejó tres calles en el camino, quizá por una brizna de hierba y, sobre todo, volvió a hacer daño al campo, demostrando que finalizar tercero en media de golpes es un trabajo arduo y constante. Rose sacó de nuevo a pasear las certezas que le han llevado a los escalones más altos del golf y se subió a lo más alto de la tabla durante buena parte de esta primera jornada.
“Fue una mañana perfecta para el golf, la que quieres para sacar rendimiento”, declaró al finalizar. “Mi caddie hizo un gran trabajo viendo el campo el martes y me enseñó las líneas; y el miércoles en el pro-am hice suficientes birdies como para sentirme cómodo. Estoy leyendo los greenes bien. Creo que es algo que hago muy bien”. Siete birdies sin errores que llegaron poco a poco, como si de una lluvia fina se tratara. Al terminar la vuelta, su tarjeta estaba empapada de éxito. 65 golpes y el liderato en casa club.
No fue, sin embargo, la cifra más abultada en estos primeros compases de campeonato. Alex Cejka, un jugador con cuatro victorias en el Circuito Europeo, sin tarjeta a ambos lados del Atlántico, apareció desde la nada para recordar aquellos tiempos en los que fue capaz de competir contra los mejores, como aquel cuarto puesto en el PGA de 2003 o el octavo en el US Open de 2010. A sus cuarenta y tres años no sería difícil incluirle en ese grupo de hombres que perdieron algo por el camino y no pudieron recuperarlo, como David Duval o Ian Baker-Finch. Hoy día, su trabajo consiste en demostrarse lo contrario; salir adelante a pesar de su historia. Si la tarjeta de Justin parecía buena, él la mejoró por un golpe en uno de los últimos partidos de la jornada: menos ocho. Puede sonreír diciendo que de nuevo es líder.
En general, las condiciones favorecieron cualquier tipo de ataque a las banderas, indefensas ante la ausencia de una mínima brisa. Arnond Vongvanij, jugador local, igualó a Rose con menos siete, mientras que el hindú Gaganjeet Bhullar, ganador en Indonesia hace un par de semanas, se quedó en el menos seis. Daniel Chopra llegó hasta el menos cinco y Singh, Mamat, Schwartzel y Sergio García presentaron su candidatura con un consistente menos cuatro. El caso del español no sorprende, ya que lleva un cuarto y un segundo puesto en sus últimas dos pruebas.
Carlos Pigem finalizó al par y ocupa la trigésimo novena posición. Peor le fue a Javi Colomo, que tendrá que remar contra los elementos desde el 79 para conseguir superar el corte.
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