Jordi García del Moral ha hecho que lo más difícil pareciera fácil, haciendo gala de un gran carácter competitivo y de mucha fortaleza mental en uno de los escenarios más complicados: la final de la escuela del European Tour. Una vez más, como ocurrió en la segunda fase de la escuela de clasificación que disputó en Costa Ballena, pocos han podido aguantar su tremendo arreón del fin de semana, cuando los nervios atenazan y las voluntades flaquean.
Jordi llegaba al último día en una posición relativamente cómoda, séptimo y con seis golpes de margen con respecto a la línea del corte, pero todos sabemos que en la última jornada de la final de la escuela se viven dramas inopinados. Te juegas todo un año en 18 hoyos, y se nota.
“Sufrí muchísimo, pero no en el campo de golf, sino la noche previa en la habitación. Ya he estado varias veces en situaciones similares, como cuando gané un Peugeot o con opciones de victoria en el Challenge, pero esta vez era algo nuevo. Veía que podía cumplir el sueño que tengo desde pequeñito, ser miembro del Circuito Europeo, y por la noche sabía que lo tenía ahí, pero también que podía salir un día de +5 o +6 para quedarme fuera”, nos explica el castellonense. “Tenía un buen colchón, estaba jugando muy bien, pero por la noche lo pasé bastante mal por los nervios, una sensación que no había tenido nunca”.
“Al día siguiente, cuando salí a jugar, sabía que los primeros hoyos eran muy importantes, sobre todo el 1 y el 2 que tienen cierta trampa, ya que aparentemente no son difíciles pero la salida se podía complicar. Empecé muy bien y luego me encontré con birdies en el 3 y en el 5 y a partir de ahí fue todo rodado. Mi objetivo era pasar el 10 con tranquilidad y, si me veía con opciones, atacar por si se podía ganar”.
Aunque estaba lejos, García del Moral llegó a colocarse colíder junto al ganador final, David Dixon, aunque el hoyo 16 frenó su progresión y al final se conformó con un magnífico sexto puesto, el mejor de los españoles en la final. Este éxito, el mayor de su carrera hasta la fecha, tenía cimientos sólidos…
“De mitad del año hasta el final he acabado muy bien. Hice dos top ten en el Challenge y en el Challenge de España terminé séptimo jugando al golf de manera espectacular, aunque el putt no me acababa de acompañar. De hecho, estuve entrenando bastante con Sergio García antes de que él se fuera a Dubái y yo a Costa Ballena y me estuvo explicando cómo pateaba él, pero con lo que tenía por delante no me atreví a cambiar nada. Pero fíjate cómo estaba con el putt…”, revela, un dato sorprendente dado su rendimiento en las dos últimas fases de la escuela.
Y aunque decidió no adoptar la mecánica de putt del campeón de Borriol (por cierto, instantes antes de la entrevista Jordi recibía un WhatsApp de felicitación desde Tailandia de Sergio García), García del Moral encontró la clave en un viejo aliado.
“Volví al putter antiguo de Yes [el modelo Callie] con el que comencé como profesional hace cinco años, pensando que me traía buenos recuerdos. Lo estuve hablando con Óscar [del Río, psicólogo de la RFEG] y Salva [Luna, técnico de la RFEG], a Costa Ballena me lo llevé un poco de estrangis y funcionó muy bien. En la final, también pateé muy bien, aunque quizá me faltó un poco de recompensa para los buenos putts que estaba tirando”.
No era la primera final de la escuela para Jordi (ya disputó la edición de 2007 en San Roque, en su primer año como profesional), pero da igual la experiencia que tengas: sigue siendo el torneo más agónico, la prueba definitiva de paciencia.
“Es lo peor. En 2007 pasé el corte, pero el quinto día jugué muy mal y me fui atrás. Esta vez he estado todos los días arriba y la presión es mucho mayor. En 2007 pinché en los primeros hoyos del quinto día, pero con 20 años estaba más que contento al conseguir la categoría 7 del Challenge, la 14 del Tour, entrar en Nueva Zelanda, Sudáfrica… Estaba en una nube, pero ahora es distinto. Han pasado los años, quieres jugar en el Circuito Europeo y la final se te hace muy larga”.
“Lo hablaba con mi hermano [Lluis, que le ha llevado la bolsa en la final] cuando llevábamos tres días y me decía: ‘Jordi, parece que ya hemos acabado, pero todavía estamos en la mitad’. Se hace muy, muy larga; desde fuera no sé cómo se verá, pero desde dentro…”
Volviendo a aquella primera final en 2007, Jordi era objetivo a la hora de valorar sus posibilidades si llega a conseguir la tarjeta entonces.
“Me hubiese dado un batacazo de los buenos. Cierto es que seis meses después la final, en julio de 2008, me rompí el ligamento de la muñeca y perdí año y medio. Luego, en 2010, cuando ya empecé a jugar a partir de enero la exención médica que tenía era ridícula. Aunque la lesión me tuviera fuera de juego año y medio, en la práctica he notado sus consecuencias durante casi tres. Llevo cuatro años como profesional pero este ha sido el primero que he podido jugarlo completo”.
Además de la recuperación de su viejo putter de confianza, Jordi García del Moral ha contado con otra gran baza que ya hemos mencionado: un caddie de excepción, su hermano Lluis.
“Ha sido muy importante contar con él. En la PQ2, en Costa Ballena, empecé bogey-doble bogey en los dos primeros hoyos y en el hoyo 9 del segundo día todavía iba +2. Andaba un poco cabizbajo porque no estaba jugando mal pero el resultado no salía y mi hermano me dijo: ‘Jordi, estoy convencido de que va a haber algún jugador que va ahora con +2 o +3 y pasa el corte. Vamos a pelearlo para ver si somos nosotros’. Ese día acabé con una vuelta de par y el fin de semana hice -6 y -4 y me metí. Si llego a ir solo, a lo mejor acabo +2 o +3, al día siguiente no habría salido el -6…”
“Pasar los seis días de una competición tan larga con mi hermano ha sido básico. Nos conocemos, nos contábamos anécdotas, nos preguntábamos por los nervios que estarían pasando nuestros padres en casa, y quieras o no eso te distrae”.
Aun así, no se plantea que su hermano, también jugador profesional con un espectacular palmarés como amateur, repita durante la temporada.
“Mi hermano tiene que triunfar como jugador. Desde pequeñito ha sido un figura; ha sido compañero de Rory McIlroy y Oliver Fisher en la Junior Ryder Cup e iba de número 1, Rory de 2 y Fisher de 3. Era muy bueno, pero se centró en la universidad para sacar la carrera. Ahora se ha vuelto a enganchar al golf, está jugando el Alps Tour y creo que esto le ha venido bien para animarse porque se ha dado cuenta de cómo juega la gente y sabe que si entrena puede estar ahí”.
De sus compañeros de fatigas, Jordi García del Moral lo tenía claro a la hora de destacar a un jugador.
“Sam Hutsby es muy bueno. Tiene un swingazo y es un figura. Este año ha estado en el Challenge porque perdió la tarjeta por nada, he coincidido bastante con él y juega muy bien al golf. Al argentino Emiliano Grillo no lo conocía y me lo presentó Jordi Giró [excaddie de Velasco y Olazábal] que iba con él, y me dijo que era espectacular cómo jugaba. He visto que tiene muy buen swing pero no le he visto en acción”.
Jordi García del Moral está integrado dentro de la estructura del Pro Spain Team, equipo promovido por la RFEG para apoyar a las mejores promesas del golf profesional español, pero era inevitable que le preguntáramos por su renovación y por los posibles cantos de sirena que le han llegado a través de agencias de representación o patrocinadores. De momento no hay nada cerrado, pero Jordi es optimista en ambos frentes.
Con respecto a la eterna búsqueda de la perfección, Jordi ya se está planteando en qué debe trabajar para afrontar con garantías la temporada que entra y no le duelen prendas a la hora de reconocer cuáles son sus principales bazas o sus flaquezas.
“El otro día estuve hablando con Carlos del Moral [profesional valenciano con el que coincidirá el año que viene en el European Tour] y coincidimos en que mi punto fuerte es el drive. No pego muy largo, andaré en mitad de la tabla en el Circuito Europeo, pero voy bastante recto y con la preparación de los campos y el rough esa es una ventaja importante”.
“Por otro lado, me gustaría mejorar los hierros largos y el búnker, ya que me cuestan bastante las sacadas cortas. De 100 metros para abajo voy bastante bien, pero el búnker me cuesta más de lo normal”.
Aunque apenas va a tener margen para descansar unos días, Jordi tiene claro que hay que aprovechar al máximo las oportunidades que se le presenten.
“Me voy de cabeza a Sudáfrica [en la primera quincena de enero se juegan el Africa Open y el Joburg Open]. Voy a jugar todo lo que pueda, ya que el primer año en el Circuito Europeo tengo que aprovecharlo y para el re-ranking tengo que hacerlo lo mejor posible. En todos los sitios que entre, me voy para allá”.
Y nosotros andaremos muy atentos a la trayectoria de este castellonense que, junto a Adrián Otaegui y Agustín Domingo, los otros dos españoles clasificados en la final de la escuela, promete darnos muchas alegrías a lo largo de 2012. Esperamos que los Australian Blonde, uno de los grupos que utiliza a modo de inspiración, le sirvan de guía dondequiera que vaya.
Por cortesía de Moisés Vivancos, aquí tenéis la bolsa de de Jordi García del Moral y un saludo a los lectores de Cronica Golf.
Driver TaylorMade R-11 TP con varilla Fujikura Motore F1
Madera 3 TaylorMade R-11 TP
Madera 4 TaylorMade R-11 TP
Hierros 3-PW TaylorMade MC Tour Preferred
Gap Wedge XFT TaylorMade 52º (9º de bounce) con cara intercambiable ZTP (color rojo)
Lob Wedge XFT Taylormade 58º (9º de bounce) con cara intercambiable ZTP (color rojo)
Putter Yes Callie
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