Ocho jugadoras del equipo estadounidense que compitió en la última Solheim Cup repiten convocatoria en Denver esta semana. Podría parecer extraño teniendo en cuenta que perdieron la última edición, pero desde entonces, el golf norteamericano ha despuntado. Stacy Lewis es la vigente campeona del Women’s British Open, además de haber sido número uno del mundo antes de que Inbee Park demostrara ser una tirana acaparadora de títulos. Sus nuevas caras prometen dar al equipo de Meg Mallon esos dos puntos que le faltaron para retener la copa en 2011.
Paula Creamer. Han pasado más de dos años desde que “La Pantera Rosa” consiguiera su última victoria en el circuito. Fue, curiosamente, su primer grande, el US Women’s Open. Esta sequía ha hecho pasar a Creamer por épocas de ansiedad, pero ahora, más madura (27 años), ha aprendido que en su caso ganar es una cuestión de tiempo. Probablemente la semana en que su putter se reconcilie con su consistente juego largo. ¿En la Solheim? Pues para echarse a temblar. Once victorias, tres derrotas y cinco empates. No sabemos cómo llegará esta semana, pero está muy claro que robará algún punto a las europeas.
Cristie Kerr. Desde el 2004 ha existido una certeza casi absoluta en el LPGA Tour: Kerr se llevará algún triunfo a lo largo de la temporada. A sus treinta y cinco años, la historia no cambia. Este año encontró un hueco en el calendario de Inbee para alzarse con el Kingsmill Championship, demostrando que todavía tiene mucho golf dentro. Es la más experimentada de su equipo, con seis ediciones disputadas, y espera resarcirse de ese punto “gratuito” que otorgó a las europeas en los individuales de 2011, retirándose por lesión. Su registro en foursomes es toda una garantía : ocho triunfos, cuatro derrotas y ningún empate.
Angela Stanford. La número dieciséis del mundo ha finalizado cinco veces en el top 5 esta temporada, fallando solo dos cortes. Decir que llega en un buen momento es una obviedad, sin embargo, no se ha desenvuelto también en match play. En la Solheim ha ganado tres veces, perdido siete y empatado otras tres; por lo que no siempre saca lo mejor de sí misma en este tipo de competición. Son ya cinco ediciones a las espaldas, por lo que su experiencia será también un buen activo para su equipo.
Brittany Lincicome. La bombardera de las estadounidenses promete sacar más partido de su potencia en las anchas calles del Colorado Golf Club que en las más enrevesadas de Killeen Castle. A pesar de que su récord en la Solheim no llama mucho la atención (cuatro victorias, seis derrotas y un empate) no hay que perder de vista que fue capaz de ganar el HSBC Women’s World Match Play Championship en el 2006, por lo que no es precisamente torpe en los uno contra uno. Cinco victorias en el LPGA Tour y su cuarta edición consecutiva.
Lexi Thompson. Una debutante que promete ser un estandarte de su equipo a lo largo de la próxima década. Es una de las adquisiciones más importantes con las que cuenta Mallon. Va largo desde el tee, es agresiva en sus tiros a bandera y, cuando patea bien, siempre se asoma a las primeras posiciones. Su juventud (18 años), sumada a las ganas de representar a su país, hacen de Lexi una de las chicas más a tener en cuenta dentro de su equipo, y a buen seguro dará que hablar a lo largo de la semana. Un talento en bruto.
Jessica Korda. Al igual que Thompson, Korda le da un lavado de cara al combinado de 2011 con las mismas armas: juventud, potencia, ganas y mucho, mucho talento. La cuarta ganadora más joven del circuito americano con tan solo 18 años, contendiente ya habitual en las grandes citas. Son ya seis top 10 esta temporada. Jugar en casa le ayudará a sentirse más cómoda ante su debut, pero con tanto desparpajo se antoja difícil imaginarla nerviosa.
Brittany Lang. Una jugadora muy regular a la que le ha costado conseguir su primer triunfo, el Manulife Financial LPGA Classic de 2012. Hasta ahora ha jugado dos Solheim, con resultados no demasiado contundentes (dos victorias, tres derrotas y dos empates). No parece contar con ese punto de agresividad tan necesario en match play, pero funciona bien con otra compañera más pasional al lado. Su consistencia, sin embargo, es digna de elogios: lleva ya 37 top 10 en el circuito americano.
Lizette Salas. Una luchadora nata, que creció en unas condiciones difíciles. No ha tenido las cosas demasiado fáciles a lo largo de su vida, por lo que su primera aparición en la Solheim será para ella solo una prueba más en el camino. Ha estado cerca de conseguir su primera victoria en el circuito, pero lo más temible de ella es que cuando mejor rinde es los grandes. Llegó a liderar el Kraft Nabisco y ha finalizado cuarta en el Women’s British Open hace bien poco. Salas y la Solheim prometen entenderse a la perfección.
Morgan Pressel. Toda una garantía para su equipo en esta competición. Siete victorias, dos derrotas y dos empates es lo que ha dejado Morgan a lo largo de sus tres apariciones en la Solheim. Además, este año llega en muy buena forma. Todavía no ha ganado, pero ha sido capaz de liderar dos grandes, en su intento de reencontrarse con la niña que ganó el Kraft Nabisco de 2007, con tan solo 18 años. Pressel es todo actitud en match play, y siempre responde a las expectativas.
Gerina Piller. Una de las dos elecciones de Mallon, en parte gracias a un gran 2012, en el que consiguió cinco top 10 en 17 torneos. Será su primera aparición en la Solheim y su rendimiento, evidentemente, es toda una incógnita, porque además todavía no ha conseguido su primer triunfo en el circuito. Quizá la apuesta más arriesgada de la capitana, que debe conocerla bien como para apostar por ella.
Michelle Wie. A pesar de todas las historias y el secretismo que rodea la carrera profesional de Michelle Wie, siempre se ha encontrado muy cómoda en esta competición; como si abandonar todo lo que le acompaña a cualquier punto del globo y luchar junto a sus compañeras sacara lo mejor de sí misma. Su registro en la Solheim no es nada del otro mundo (cuatro victorias, tres derrotas y un empate), pero a veces los números mienten. Ganar a Michelle es muy complicado, acostumbrada a plantar cara incluso en sus días más difíciles. Incluso con la postura que ha adoptado ahora para patear supondrá una amenaza para Europa.
Stacy Lewis. La única jugadora que ha demostrado, por ahora, saber plantar cara a la mejor versión de Inbee Park. Solo ha jugado una edición con un registro algo pobre (una victoria y tres derrotas), pero Stacy ya no es la misma que en 2011. En el camino quedan siete victorias y el número uno del mundo, incluyendo su segundo grande, el Women’s British Open disputado en el Old Course de St. Andrews. Sus ambiciones, su auotestima y su juego se han disparado hasta el máximo de sus posibilidades. Lo más peligroso para las europeas es que, probablemente, ella se sepa mejor que cualquiera de las que pisarán el Colorado Golf Club esta semana. Y ya saben que en el match play la confianza lo es todo.
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