Acabar la carrera, hecho. Pasarse a profesionales, hecho. Conseguir la tarjeta del European Tour, hecho. Conseguir una victoria, hecho. Asentarse en el circuito y lograr más victorias, hecho. Meterse en el top 50 del mundo, hecho. Cruzar el charco y competir en los grandes torneos, hecho. Ganar un major, en breve. Esta podría ser, a grandes rasgos, la imaginaria lista de tareas que podría haberse impuesto un joven Gonzalo Fernández-Castaño hace apenas unos años, un plan cuyas etapas ha ido cumpliendo puntual e inexorablemente gracias a su esfuerzo y preparación.
Cierto es que lo anterior no deja deja de ser una simplificación lúdica, y que la progresión anterior estuvo a punto de saltar por los aires por culpa de una lesión inoportuna de espalda (cuál es oportuna, podríamos preguntarnos) que le tuvo a las puertas del quirófano, pero una vez cerrado el frente médico el salto de calidad de Gonzalo Fernández-Castaño en el último hoyo ha sido innegable.
Conseguida la tarjeta del PGA Tour y con un valioso top 20 en el Masters, el madrileño llegaba a Merion dispuesto a quemar otra etapa más y superar el corte en un major que hasta la fecha había jugado en dos ocasiones anteriores y que se le había atragantado. Ya sabía lo que podía esperarse en un US Open y llegaba mentalmente preparando para la prueba.
Franqueada la valla del corte, Fernández-Castaño afrontaba el fin de semana de su «puesta de largo» (ante el público estadounidense al menos) y lo hacía en la mejor de las compañías, batiendo a Tiger Woods y Rory McIlroy, números 1 y 2 del mundo, en la jornada sabatina. Sin complejos, después de derrotarlos a ambos jugadores, afrontaba el domingo a seis golpes de la cabeza y a tiro de heroicidad, aunque para optar a la victoria tendrían que pasar muchas cosas.
La primera no tardó en llegar, ya que el madrileño firmaba un gran birdie en el hoyo inicial, aunque Merion le tenía reservado su correspondiente ración de sufrimimiento y Fernández-Castaño se veía levemente frenado con bogeys en el 3 y el 6. Aun así, el español seguía enhebrando tiros de fantasía en el complejo recorrido de Merion y, más que defenderse, atacaba sin que sus esfuerzos se vieran del todo recompensados en los greens del recorrido de Filadelfia.
Descartada la lucha por el título, Fernández-Castaño tenía un último objetivo para el tramo final: un top 10 que le permitiera clasificarse para la edición de 2014 del US Open, una meta que parecía escapársele en el último momento cuando cerraba el torneo con un doloroso bogey con tres putts en el hoyo 18, pero que lograba poco después tras los descalabros de varios de los jugadores que venían por detrás.
«Tengo que estar contento. Es mi mejor resultado final en un major, y sobre todo en uno tan duro como el US Open», explicaba Gonzalo Fernández-Castaño. «Ha sido una semana muy buena. Tengo que sacar muchos aspectos positivos de este US Open, que espero que me haga más fuerte para los majors y los US Open que lleguen en el futuro».
«Llevo una buena progresión. Tengo que seguir insistiendo en lo que estoy haciendo y espero que un domingo pueda luchar por uno de estos torneos, porque eso es lo más importante, jugar los majors y sentir esa presión el domingo», declaraba el madrileño, que terminaba a seis golpes del ganador, Justin Rose.
Y ese día sin duda llegará. Mejor final en un major, hecho. Objetivo cumplido, uno más.
En la última jornada de este US Open atípico dominado por la polémica del «pollo frito» y las burlas estoicamente soportadas por Sergio García, el de Borriol no le perdió la cara a la vuelta en ningún momento… y eso que su situación no era la más cómoda: perdido en mitad de la tabla, sin gran cosa a la que aspirar y sometido al escrutinio de quienes no le van a perdonar una.
Aun así, García llegó al tee del hoyo 13 con un notable parcial de +1 en el día, pero de nuevo salía mal parado de una de las dos némesis que ha tenido esta semana en el Merion Golf Club, el hoyo 14. Bola fuera y triple bogey, +4 en la vuelta al final y +15 en el acumulado… curiosamente los mismos +15 que ha firmado en esos dos hoyos a lo largo del torneo. Doble bogey, par, bogey y triple bogey en el 14, y cuádruple bogey, par, séxtuple bogey y par en el 15. Pero en un torneo como este cuentan los 72 hoyos.
De nuevo, nos quedamos con la intriga de qué hubiera pasado sin distracciones ni cuestiones extradeportivas, problemas que han ido erosionando la paciencia del jugador de Borriol (como pudo verse en la última reunión con los medios en el campo de Ardmore. Nos guardamos el interrogante hasta el próximo Open Championship que se disputará en Muirfield, sede donde logró la victoria en el British Amateur, donde Sergio encontrará un entorno bastante más amistoso.
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