Como santo Tomás, he de confesar que la duda anidó en mi corazón y puse en cuestión la divinidad de Ian Poulter. En esta Ryder Cup, el inglés era un jugador serio, adusto, convertido en objetivo de los focos por su difuminada actuación de la primera jornada, un partido que dejaba interrogantes y podía poner en entredicho la elección de Mr. Ryder (o «The Postman», como le llaman por estos lares, porque «always deliver» (siempre cumple/entrega) después de una temporada gris.
Sin embargo, su arranque en la jornada de fourballs del sábado con dos birdies consecutivos nos devolvía durante unos instantes al mejor Poulter, a ese jugador aguerrido cuyos ojos parecen estar a punto de independizarse cada vez que emboca un putt heroico. Pero el inglés volvía a desaparecer y era su compañero Rory McIlroy el que tenía que tomar el relevo y hacer valer su condición de número uno del mundo. Era el último partido de una jornada que se había torcido para los europeos.
En el enfrentamiento que abría la mañana, Rose y Stenson no dieron ninguna opción a Watson y Kuchar en un duelo a birdie limpio, doce para los europeos y ocho para los estadounidenses. Al final, la invulnerable pareja anglosueca lograba su tercer punto en otros tantos partidos gracias al magistral juego de Rose (ocho birdies) bien apoyado por Stenson.
En el segundo de la mañana Donaldson y Westwood dieron la de arena después del buen estreno de esta pareja el primer día, y sus cinco birdies fueron insuficientes ante el despliegue de Mahan (cinco birdies y un eagle) y el apoyo de Furyk. Al final, 4&3 y punto para Estados Unidos, que elevaba otra victoria al marcador de la mano de Reed y Spieth, el dúo dinámico de rookies que, después de un buen comienzo de los europeos Björn y Kaymer, engancharon una racha de cinco birdies en los siete últimos hoyos del partido para colocar un contundente 5&3 en el marcador. Pero volvamos con el partido que cerraba la mañana…
Después de sus dos primeros birdies, Poulter no había vuelto a pegar ni un golpe sano y solo la garra de McIlroy mantenía igualado un partido cuya deriva era peligrosa para los europeos. Además, la maquinita Fowler-Walker empezó a carburar y con cuatro birdies en los cinco primeros hoyos de la segunda mitad le daban la vuelta al marcador. Para más inri, Fowler clavaba un hierro en el hoyo 15 que le aseguraba el birdie y los europeos andaban fuera de posición. Ahí apareció Poulter, todo corazón y mirada desquiciada, embocando un chip improbable desde fuera de green para salir vivos de ese hoyo y prorrogando su momento de gloria con un birdie épico en el 16, el mejor remedo de los logrados el sábado por la tarde hace dos años en Medinah. Después, tablas en los dos últimos hoyos (con birdies finales de Rory y Walker en el definitivo) para empatar el partido y dejar a Europa con un punto de ventaja que sabe a gloria después de cómo había transcurrido la mañana.
Y les dejo, que tengo que ponerme a escribir mil veces «Nunca más dudaré de Ian Poulter» a modo de penitencia.
Donaldson y Westwood contra Johnson y Kuchar
Sergio y McIlroy contra Furyk y Mahan
Kaymer y Rose contra Spieth y Reed
McDowell Dubuisson contra Fowler y Walker
Rose-Stenson ganan 3&2 a Watson-Kuchar
Donaldson-Westwood pierden 4&3 con Furyk-Mahan
Björn-Kaymer pierden 5&3 con Spieth-Reed
Poulter-McIlroy empatan con Fowler-Walker
Bubba Watson Gleneagles Graeme McDowell Henrik Stenson Hunter Mahan Ian Poulter Jamie Donaldson Jim Furyk Jimmy Walker Jordan Spieth Justin Rose Keegan Bradley Lee Westwood Martin Kaymer Matt Kuchar Patrick Reed Paul McGinley Phil Mickelson Rickie Fowler Rory McIlroy Ryder Cup Ryder Cup 2014 Sergio García Stephen Gallacher Thomas Björn Tom Watson Victor Dubuisson Webb Simpson Zach Johnson
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