Ángel Cabrera ejecutó un chip en el hoyo 18 del Augusta National. Era el primer hoyo de desempate del Masters y si su bola terminaba entrando, pondría en serios apuros a Adam Scott, situado en una posición similar y obligado a embocar para conseguir la victoria. La ejecución fue perfecta. El argentino botó a mitad de camino a bandera, la bola frenó en un palmo de green y rodó en dirección al agujeto. No entró. Scott ganó el desempate en el 10.
Una semana después, un total de 352 metros se extendían ante Ángel en el par 4 del hoyo 18 del Córdoba Golf Club. El Pato agarró el driver en su primer golpe decidido a darlo todo. Rafael Gómez venía por detrás con un resultado mejor que el suyo y tenía que conseguir, por lo menos, un birdie para tener alguna opción en el Abierto OSDE del Centro. Su bola terminó a altura de bandera pero fuera de green. Otra vez un chip para ganar un torneo. Un bote, dos, tres… La bola entró. Un eagle que le situaba con un acumulado de par a través de cuatro duras vueltas.
La estrategia. La lectura de los greenes. Plantear. Ejecutar. Vencer. Perder. Un torneo de golf, como la vida, se compone de muchos momentos y aptitudes. Solo pequeños detalles o pequeñas decisiones alteran el orden en el desenlace final. Aquel Masters pudo ir a parar a las vitrinas de Cabrera si Scott no llega a embocar aquel putt en el hoyo 10, quién sabe, quizá ni siquiera podrían haber terminado el domingo y se hubiera aplazado, por primera vez en la historia, este torneo hasta el lunes.
“Yo estaba un poco molesto conmigo mismo porque no había podido hacer una vuelta para estar en la pelea. No había jugado bien ningún día y ayer eso se reflejó con una ronda de 5-más (76) y estaba un poco preocupado”, admitió. “Lo bueno fue que hoy arranqué con suerte y pegué bien la salida del 1 y eso me dio un poco de confianza. Hice birdie en el 2 y ahí dije, ya depende de mí, tengo que seguir haciendo birdies”. Fueron un total de seis por tan solo un bogey hasta llegar al tee del 18. “Fue impresionante (el eagle en el 18). La verdad que tuve suerte que se me paró la pelota ahí, cerca del hoyo y pude hacer uno de mis mejores chips de los últimos tiempos”.
Con aquel chip, Cabrera fijó un total de 284 golpes en casa club. Rafael Gómez pudo escuchar el estruendo del público desde el hoyo 14 y supo que tenía por delante a su rival, ningún otro tenía opciones a esas alturas. El veterano argentino firmó un bogey en el hoyo 17 y se encomendaba a un birdie en el 18 para forzar un playoff, que consiguió tras alcanzar también el green en un golpe. No tuvo tanta suerte una vez dio comienzo. Mandó su bola a bunker de salida y después a las carpas, abriendo la puerta a un Cabrera que no estaba dispuesto a perdonar. Era su segunda victoria en dos participaciones en el PGA Tour Latinoamérica en 2013.
“Aquí cuando hay un playoff no importa el nombre. Fallas un golpe y se fue todo lo que hiciste en 72 hoyos. Yo estaba muy concentrado. Pegué una muy buena salida y después un muy buen chip y el putt fue perfecto”, relató sobre el birdie que lo hizo campeón. “Para mí la victoria es muy importante, acá en Villa Allende, con mi gente, en mi casa y la verdad, que esto pertenezca al PGA Tour Latinoamérica para mí es un orgullo”.
Jacobo Pastor consiguió pasar su primer corte de la temporada en esta prueba, finalizando además en novena posición. Dos bogeys en el tramo final de su cuarta vuelta le hicieron descender algunos puestos, pero se trata de su mejor resultado como profesional hasta la fecha en un campeonato con grandes jugadores, por lo que el madrileño puede estar muy satisfecho. Samuel del Val también consiguió pasar el corte y terminó en trigésimo novena posición.
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